Al despertar y recordar lo que había hecho la noche anterior, hizo que la culpa me cayera como un balde de agua.
¿No debería de ser Noah en quien piense cuando hago... eso?
Dios, no es que fuera la peor persona del mundo, pero debía admitir que eso no estaba para nada bien.
Exhale frustrada y me aliste para el día.
—Noah te visitó, ¿cierto?
El tan solo escuchar su voz me heló la piel.
—¿De qué hablas? —pregunté frunciendo el ceño y deteniéndome en el pasillo.
—No te hagas ____ —me miró y se acercó para susurrarme—: Creo que debes de ser un poco más silenciosa.
Me llené de vergüenza al escuchar eso de su boca, no puede ser, ¡¿Me escuchó?! Esto no puede estar pasándome. Es una maldición y una bendición que su cuarto y el mío estén compartiendo pared.
Definitivamente no pensé en eso al hacerlo.
—No sabía que ya lo hacían —comentó alzando una ceja y comenzó a caminar.
—¡No lo hacemos! —le seguí, molesta.
No es que me importara menos dejárselo en claro, pero de verdad Noah y yo no habíamos llegado más lejos.
Y de verdad empezaba a creer que eso nunca pasaría.
—Entonces... oh, ya entiendo, no quieres decirme.
Lo jalé del brazo y nos metimos a un salón que estaba solo. Por suerte nadie nos vio ni escuchó nada.
—¡Ey! ¡Vas a arrugar mi uniforme! —se quejó apartando su brazo de mi mano.
—No seas dramático —puse los ojos en blanco.
—¿Entonces para qué nos metiste aquí? —cuestionó, ignorándome.
—No fue Noah...
—¿Entonces quien fue? —otra vez dejó ver esa mirada de celos.
No podía evitarlo, pero me gustaba cuando me miraba de esa manera.
—Nadie, después de que te fuiste me quedé sola y yo... —desvié la mirada y comencé a jugar con mis manos.
¿Por qué mierda le estoy diciendo eso?
—Vaya, vaya, así que la señorita ____ no se queda con las ganas —se burló con una sonrisa coqueta.
—Vamos Draco, sé que tú también lo haces —reprimí con vergüenza.
MIERDA.
—Yo lo admito —levantó las dos cejas y también las manos—. Pero lo importante aquí... ¿En quién pensabas?
Sus ojos se tornaron más oscuros de lo normal y comenzó a acercarse a mí. Yo no me moví, ni sentí miedo. Solo levanté el mentón para cuando estuvo demasiado cerca.
—Como tú misma lo dijiste, nadie más fue... Así que yo, fui el último —enfatizó con voz ronca que hizo que mi respiración se acelerara y acarició mi brazo suavemente.
No, esto no puede pasar.
—Sabes que, ya vamos tarde al desayuno —me excusé y salí del salón, tratando de alejarme lo más rápido posible de él.
Para cuando miré a mis espaldas, él se veía bastante tranquilo. Con sus manos en los bolsillos de su pantalón, caminando serenamente y con una sonrisa pícara en su rostro.
Así que solo seguí, y cuando estaba a punto de girar hacia el pasillo que me llevaría al comedor, sentí como alguien me jaló del brazo y me puso detrás de una columna.
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Hazme suspirar {Draco Malfoy y tú}
Roman pour AdolescentsNuevo país, nueva ciudad, nueva escuela, nuevas experiencias... pero jamás creí que una de ellas tuviera el nombre de Draco Malfoy. El deseo, el amor, las mentiras y las verdades... Todo será diferente. Y claro, el interés hacia una nueva persona qu...