Hazme suspirar {Draco Malfoy y tú}

~25~

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Desperté con más energía que ayer, ya que había descansado muy bien. Esta vez no me quedé despierta hasta tarde y al fin comí un poco, al menos una naranja. También ordené mi habitación, tenía que, verlo sucio y desordenado reflejaba lo mal que lo pasé, y sé que me tomará un tiempo superarlo pero quería tener mi espacio arreglado.

Así que me levanté de la cama lista para arreglarme.

Encontré a André en la sala común, así que decidimos ir juntos al comedor. Antes de abrir la puerta para dar al pasillo, pasó Pansy y me saludó, yo respondí amablemente e hizo una sonrisa. Podría ser algo extraño, pero me daba gusto que ya fuera diferente. Era diferente verla de esa manera, como una posible amiga, no me disgustaba la idea.

Estábamos a poco de llegar al comedor, aceleré el paso para dejar atrás a André en cuento varias chicas de todas las casas fueron tras de él. Hizo una mueca al verme ir.

Al cruzar la puerta lo perdí de vista, supe que no tardaría mucho en llegar, así que tomé asiento en el extremo de la mesa, cerca de la salida.

Volteé para buscarlo con la mirada, más, no lo logré. Tan pronto regresé la mirada a mi plato, lo vi sentado a un lado de mí, con una gran sonrisa en su rostro y montones de pedazos de pergamino.

—¿Y eso? —pregunté curiosa, tratando de leer las pequeñas letras que estaban escritas.

—Son diferentes lugares, donde diferentes chicas quieren que visite —explicó con aires de superioridad en broma y me guiñó.

—Te dije que tendrías muchas pretendientes —giré los ojos con una sonrisa e hice una risa burlona entre mis labios.

Él se río conmigo pero poco después me miró un tanto serio.

—_____ —tocó mi mano y comenzó a acariciarla suavemente—. Tú sabes que.. —levantó ligeramente su otra mano y comenzó a jugar con los delgados cabellos que tenía en mi rostro para el final quitarlos—. Aunque me veas hablar con muchas ...

Pronto su mano se posó en mi mejilla. Tragué duro al no saber como reaccionar. Se acercó a mi cuello, luego subió sus labios a mí oreja y susurro:

—Tú siempre serás la dueña de mis pensamientos.

Mi mente comenzó a recordar todos los veranos que pasamos juntos, nuestras aventuras y los accidentes que pasamos, al fin sentí paz en mi interior.

Ésta se acabó en un par de segundos cuando sentí su presencia y pude oler su perfume. Gire para verlo, me miró, sintió la ira en sus ojos y el dolor, se internó rápidamente en mí. Apartó la vista y se fue sobre mi hombro.

—¡Ey, imbécil! —su fría voz, esa que me hacía suspirar tanto llorar.

Volteé a ver a André y en ese momento, Draco le planto un puñetazo. No sabía cómo reaccionar, pasó en un instante, ahogué un grito desesperado.

Miré con detenimiento la escena que se formaba ante mis ojos. A cada golpe, más sangre caía contra el suelo. No entendía nada, quería que se detuviera, quería que acabara. Ese no era Draco, no el que conocí y del que me enamoré, había cambiado completamente. Esos pensamientos caían en mi mente cómo una tormenta.

Su tono habia sido diferente. Frío, áspero y doloroso. Como si las voz con la que me hablaba hubiera sido reemplazada.

Supliqué a gritos que se detuviera, al fin lo hizo, lo soltó, André golpeó contra el suelo inconsciente. Caí en mis rodillas a su lado, tomé su cara llena de sangre, tenia un color rojo vivo entre mis manos. Le hablé para que reaccionara, estaba desesperada, la desesperación pronto se convirtió en estrés y con este, mis lágrimas cayeron.