Aleksandra
Me remuevo sobre la suavidad de las sabanas, mientras lentamente abro los ojos solo para encontrarme con la mirada aguamarina de mi ruso favorito. Hay una sonrisa surcando su rostro, su cabello negro esta revuelto cayendo sobre su frente de manera rebelde, es una vista realmente agradable para comenzar el día.
—Buenos días, Aleksandra—murmura antes de darme un tierno beso en los labios.
—Buenos días, Ivan—susurro sonriendo.
— ¿Cómo te sientes?— su pregunta hace que mis mejillas se calienten.
Recuerdos de lo que sucedió anoche entre él y yo, vienen a mí. La manera en que recorrió mi cuerpo y cubrió de besos cada centímetro de mi piel, las palabras tiernas que susurro para mi, su mirada, lo que compartimos juntos. Una sonrisa surca mi rostro.
—Sobreviví al demonio ruso—bromeo incorporándome sentada, mientras cubro mi cuerpo con las sabanas—me siento muy bien, de maravilla. ¿Y usted señor Petrovsky?
Mi chico de ojos celestes, sonríe con ternura antes de incorporarse sentado, tomar una de mis manos y besar cada uno de mis nudillos con suavidad.
—Ha sido la mejor noche de mi vida Aleksandra—exclama con sinceridad, sus tatuajes relucen en su piel blanca—eres lo mejor que me ha pasado en la vida.
Hay una enorme sonrisa surcando mis labios antes de besarlo. El ruso de mis sueños me besa lentamente como si quisiera disfrutar cada rose de nuestros labios, en un rápido movimiento se posiciona sobre mi, recostándome con suavidad en la cama. Estelas de fuego deja a su paso el toque de su mano derecha en mi muslo desnudo, sus labios se mueven furiosos sobre los míos y deslizo mis dedos en las hebras oscuras de su cabello.
—No tengo idea de como voy a dejarte ir después de esto—murmura sobre mis labios, asiéndome abrir mis ojos para encontrarme con la intensidad de sus ojos azules.
—No lo hagas—exclamo con voz impostada—no me dejes ir.
Sus labios chocan contra los míos de forma arrolladora, sus manos recorren cada rincón de mi cuerpo. Un gemido me abandona cuando lo siento dentro mi, su respiración agitada aunada con la mía, el calor de su cuerpo contra el mío, hacen que la habitación se sienta tan pequeña, que cada partícula entre nosotros haga explosión convirtiéndolo en una experiencia alucinante.
Un jadeo me abandona cuando sus labios recorren la extensión de mi cuello, el suave vaivén de su cuerpo contra el mío es hipnótico, un abrumador calor se forma poco a poco en mi vientre, los movimientos aumentan su velocidad y con ello mis gemidos, mi chico de ojos celestes toma mi mano entrelazándola con la suya.
Sus movimientos se vuelven cada vez mas intensos, me aferro a su mano entrelazada con la mía, besa, chupa y muerde mi labio inferior asiéndome soltar gemidos cada vez mas altos. Esa sensación tirante en mi vientre se vuelve cada vez mas fuerte hasta que no soy capaz de resistir mas, una oleada de calor intensa recorre mi cuerpo entero de pies a cabeza, haciéndome soltar un gemido que se escucha en toda la habitación, una suave sensación de hormigueo recorre mi vientre al igual que una serie de contracciones. Mi ruso me enviste un par de veces más antes de soltar un gruñido seguido de su respiración hecha un desastre.
Con el corazón golpeando con fuerza contra mis costillas, mi chico de ojos celestes recuesta su cabeza en la curva de mi cuello, inhala un par de veces y yo jugueteo con su cabello, mientras intento tranquilizar mí respiración.
— ¿Podemos quedarnos en la cama todo el día?—declara mi chico con voz tierna.
—Tengo que ir al trabajo— suelto riendo y mi chico sonríe contra mi piel, antes de depositar un beso en mi cuello.
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Imperio
AksiSu mirada fría y su actitud temperamental, hace temblar a todo aquel que escucha su nombre. Se rumorea que está en las calles de la ciudad imperial desde los 15 años. Algunos dicen que regreso del infierno, luego de haber sobrevivido a 4 disparos, a...