Capitulo. 39

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Me remuevo sobre las suaves sabanas de algodón. Mis ojos se abren de golpe encontrándome de lleno con la oscuridad de la habitación, me giro hacia mi costado y me encuentro con el rostro sereno de Petrovsky descansando. Luce relajado y el cabello revuelto le cae sobre la frente. Me remuevo con cuidado de no despertarlo, solo para poder mirar a través de la pequeña ventanilla.

La oscuridad nos envuelve y solo soy capas de notar a través de las alturas algunas luces que se ven en miniatura desde la tierra. No hay nubes a nuestro alrededor solo una infinita oscuridad que puede ser disipada por las luces de la aeronave, en una corta distancia.

No puedo evitar abrazarme a mi misma. Mi vida cambio tanto en solo un día, perdí a mi madre, el hombre que jamas creí que fuera capaz de mirarme con otros ojos que no fueran los de un negocio, me confeso que esta enamorado de mi. Algo dentro de mí, se rompió con todo este sufrimiento y una venganza insaciable me envenena el corazón de solo pensar en lo mucho que quiero que James pague lo que le hizo a mi madre.

Se que no esta bien desearle el mal a alguien. Pero creo que la vida me ha hecho sufrir demasiado, me ha arrancado a mis padres de la peor manera. Durante mucho tiempo luche para que la oscuridad del resentimiento y la venganza no se apoderaran de mi, pero ahora solo quiero que paguen.

Quiero que James pague por esto.Cuando James pague, quiero encontrar al maldito hijo de puta que asesino a mi padre. Jamas olvide su rostro durante 15 años cada vez que cierro los ojos soy capas de recordar su asquerosa cicatriz en el rostro. Se que lo reconocería donde fuera. Lo encontrare y cuando lo haga quiero que sufra el mismo destino que James, quiero escucharlo rogar por piedad.

Los quiero a ambos ardiendo en el infierno. Los quiero muertos...

— ¿Estas bien Aleksandra?—el notable asentó ruso detrás de mi me hace girarme solo para encontrarme con los brillantes ojos azules del ruso.

—Estoy bien—murmuro avanzando hacia la cama—solo quise mirar el cielo un momento.

Petrovsky se gira para mirar la hora en su celular que se encuentra en la mesita de noche. Frunzo el ceño ante su gesto tan mundano, pero tan poco inusual en él.

—En 4 horas estaremos llegando a San Petersburgo, linda—declara con voz ronca y pastosa—deberías seguir descansando, anoche no pudiste dormir muy bien.

—No se si pueda dormir con total comodidad como lo hacia antes—susurro subiendo a la cama al lado de él. Petrovsky se acuesta sobre su costado para darme toda su atención y detiene su cabeza con su mano—tengo pesadillas que hace mucho no tenia, es como si de pronto todo viniera sobre mi. Me asfixia.

—Se siente como si no pudieras escapar—susurra en voz baja—me sucede constantemente Aleksandra.

— ¿Cómo lo haces, como lo olvidas?—hago una pausa— ¿Cómo evitas estas cosas?

Petrovsky me regala una sonrisa amarga y niega con la cabeza. Hay decepción en su mirada.

—No hay forma de olvidar las Aleksandra, llevo toda mi vida tratando de reprimir recuerdos traumáticos, pero nunca se van del todo—se gira hasta quedar sobre su espalda y mira al techo—las pesadillas siempre me acompañan, nunca puedo dormir una noche entera. Suelo despertar muy temprano o dormir muy tarde, despierto constantemente por las noches. Así que no hay cura para esto, solo te acostumbras.

Sus palabras destilan tristeza e impotencia. La serenidad que siempre ahí en su rostro se transforma en impotencia.

— ¿Alguna vez has sentido culpa?—cuestiono y este gira su cabeza mirándome con el ceño fruncido—por las cosas que has hecho.

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