Capitulo.37

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Aleksandra

Mis ojos bailan lentamente mientras lucho contra la seminconciencia, el dolor de cabeza me sofoca en el momento que mis ojos se abren y me encuentro de lleno con una habitación totalmente desconocida para mí. El intenso aroma mentolado envuelve cada particula de aire en el lugar y tengo que removerme un tanto incomoda sobre la suave cama debido al calor abrumante que envuelve mi cuerpo.

Petrovsky me sostiene contra su pecho, sus brillantes ojos celestes se abren de golpe y puedo ver en ellos la expresión más pura y sincera que jamas vi en él, preocupación. Él esta preocupado por mi.

La realidad se vuelve asxficiante cuando me doy cuenta que nada a sido una horrible pesadilla. Mi ropa manchada de sangre me trae devuelta a lo violenta que se torno mi vida en solo unas horas, mi madre...ella jamas volverá.

Mi madre murió.

Las lágrimas regresan con intensidad y llevo una mano a mi pecho intentando calmar el dolor que me desgarra el pecho. La sensación de pérdida me hace sentir mareada, asqueada de este maldito mundo. Petrovsky me sostiene con fuerza y yo no puedo parar de llorar, ella jamas volverá y yo me quede aquí, estoy estancada en este mundo sin ella.

—Estoy aquí, Aleksandra...—murmura el ruso sosteniendo mi alma rota.

Lagrimas calientes ruedan por mis mejillas y solo logro verlo a travez del llanto. Solo quiero que ella regrese por que nada es suficiente en este momento. Nada puede hacerme sentir bien. Siento un terror recorrer mi cuerpo cuando miro sus ojos celestes con el rostro desecho de tristeza, su pulgar acaricia mi mejilla lentamente secando mis lágrimas.

Su voz ronca lo abandona.

—No llores mas—su voz temblorosa hace que mi pecho se oprima con fuerza—me...destroza verte llorar Aleksandra...—toma mi mano y la arrastra por su pecho hasta la altura de su corazón, obligándome a soltar un sollozo escandaloso—siento que me explota el maldito corazón de verte asi...juro que voy a reparar esto pero... por favor deja de llorar.

Tengo que reprimir un sollozo antes de murmurar.

—No...puedo...ella era mi madre...mi compañera de toda la vida—sollozo y tomo aire antes de continuar—la perdi para siempre y no creo que puedas...comprender mi dolor en este momento.

Sus ojos me gritan mil cosas que en este momento no puedo comprender, el dolor me nubla la mente y los sentidos. No puedo decifrar a Ivan Petrovsky en este momento. No puedo si quiera pensar en mi.

—Mi madre murió...cuando tenia 7 años—hace una pausa y frunce el ceño ligeramente, como si fuera doloroso recordar esa parte de su vida. Ahora entiendo lo que sucede me mira vulnerable y es el momento en el que cree que puede ser vulnerable también—yo la amaba...—susurra lentamente y luego vuelve su vista a la nada—pero ella me odiaba, a pesar de su rechazo y odio hacia mi—para este punto su voz suena pequeña y yo no paro de sollozar porque se que algo terrible sucedió. Siempre es haci con el ruso y su pasado. Aterrador—el dia que murió llore como un idiota por ella. Rogue a dios que me la devolviera o me llebara con ella, era mi única compañía. Aunque no me amara. Yo la amaba...—sus ojos se han cristalizado reflejando el dolor que le abruma el alma—haci que entiendo el dolor que estas pasando Aleksandra...te endiendo mejor que nadie.

Los sollozos abandonan mi cuerpo de forma violenta y siento que mi cabeza da vueltas. Sacudo la cabeza en una negativa, bañada en lágrimas me niego a escuchar sus palabras. Esto no está bien, él no entiende ni squiera un poco lo que estoy sintiendo en este momento.

— ¿Cómo puedes decir que entiendes lo que siento?—suelto molesta—eres un asesino por amor de dios, ustedes no tienen sentimientos, no hay remoldimiento en tu consiencia por todo lo malo que has hecho...no me entiendes...no entiendes el dolor que se siente saber que la mujer que te cuido desde que eras un niño nunca mas regresara.

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