Imperio

Capitulo.34

Petrovsky

La luna llena ilumina la habitación gracias a la pequeña ventana. Tengo mucho frío, hace días que papá se llevó las sucias mantas con las que mamá y yo nos cubriamos, todo gracias a que mamá quizo escapar de nuevo. Es su forma de castigarnos.

Mamá está durmiendo sobre la polvorienta alfombra, con cuidado de no despertarla me arrastro hasta su lado buscando de alguna forma acurrucarme y que su calor pueda ayudarme a disminuir el frío que siento.

Sé que no debería hacerlo pero acarició su mejilla hinchada por los golpes de papá. ¿Porque papá nos golpea cuando está ebrio? Mamá es bonita tiene unos ojos azules como los míos y un cabello rubio, su piel es muy blanca. Pero ahora mismo luce sucia y amoratada por los golpes de papá.

Acarició su cabello con cuidado pero ella se remueve incómoda y abre sus ojos, me mira con una expresión de repulsión y en ese momento me arrepiento de mis acciones. ¿Porque tengo la necesidad de querer que ella me abrase? No recuerdo que alguna vez lo hiciera.

—Alejate de mi maldito bastardo—no hay nada más que odio en su voz— ¿Qué diablos quieres cerca de mi?

—Y-yo ten-go fr-frio—murmuro asustado.

—Largate de mi vista. No quiero verte, no te quiero cerca de mi largate—grita empujando me lejos de ella.

Mamá me odia, Ivanka me odia. Siento lágrimas caer por mis mejillas, sin embargo me pongo de pie y vuelvo a mi habitual lugar en la esquina, esa esquina que la luz de la luna ilumina. Lloró en silencio mientras trato de soportar el frío. ¿Porque mamá no puede quererme? Solo quiero que mamá me ame.

Con los ojos llorosos miro a la luna y pienso en lo mucho que me gustaría que alguien me amara. Pero creo que soy malo por eso nadie puede amarme, soy malo porque arruine la vida de mis padres.

Me renuevo incomodo hasta que logró despertar de esa horrible pesadilla. Cada noche debo soportar la misma tortura, los recuerdos de mi horrible infancia, debo vivir con los recuerdos en los que Ivanka me odiaba, en los que Gravel Petrovsky no dejaba de llamarme basura y me golpeaba hasta casi morir.

Mi corazón late desbocado al recordar esos oscuros días en los que tuve que aprender a ser un hombre con carácter. Donde tuve que aprender que nadie cuidaría de mí, que solo yo podía soportar ese infierno y sobrevivir.

Pasó una mano por mi cabello y cierro los ojos con fuerza aprentando la mandíbula tratando de enterrar en lo más profundo de mi cabeza esos recuerdos. Cuento mentalmente hasta 10 y suelto una profunda exhalación. Soy más fuerte que nunca nada ni nadie puede dañarme. El mundo me teme.

Abro los ojos y observó el lugar gracias a la tenuez luz de luna que se filtra a travez de la oscuridad. Hay un horrible sofá convertido en un desecho casi, un pequeño mueble con algunos libros y fotografías. Una mesita de madera, un tocador y lo que parece ser un armario. Una silla donde hay una pila de ropa doblada. Aunque el lugar carece de buenos muebles está ordenado.

El agradable aroma a vainilla, tan característico de Aleksandra me atrae a la realidad. Me giro sobre mi costado izquierdo haciendo una mueca de dolor, aunque lo olvido por completo cuando la observó dormir. Su largo cabello rojo está esparcido por la almohada, su rostro luce sereno no lleva ni una gota de maquillaje dejando a relucir su perfecta piel blanca. Sus largas pestañas que ahora que las miro bien son rojas también acarician sus mejillas y sus labios rosados. Toda ella es hermosa, siento que no hay palabras para describir la porque ella es preziosa.

Su pecho sube y baja con delicadeza mientras respira. Luce tan frágil y delicada, pero dentro de ella hay un espiritu guerrero. Es una mujer exasperante, terca, decidida a pelear sus batallas y valiente. Ella es tan valiente.Aleksandra es esa clase de mujer que puede llamarse excepcional, porque es hermosa, fuerte e inteligente a la vez.