Capitulo. 53

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Petrovsky

El amargo sabor del vodka se desliza por mi garganta mientras escucho, las palabras de Leonid. Casi me hace poner los ojos en blanco, cuando lo escucho señalar mis actos en San Petersburgo como señal de guerra.

—Ya te lo dije, Gravel me ataco y yo respondí su ataque—escupo poniéndome de pie—intento matarme, no iba a entregarle mi cabeza en bandeja de plata.

—Tu no debiste ir a su territorio sin invitación—contrarresta el vegete.

—Por si no lo has olvidado, ese infeliz me quiere muerto desde hace mucho tiempo—enfatizo molesto—yo no iba a pedir una invitación a mi propio enemigo.

Los azules ojos de Leonid caen sobre mí, antes de soltar una pequeña carcajada.

—No olvides que es tu padre, Ivan. Merece respeto no solo por ser un señor de la bratva, si no por ser tu progenitor también. Además—hace una pausa y hace un gesto con la mano restándole importancia—no estoy aquí tanto por ese hecho, estoy aquí para tratar algo mas importante.

Sus palabras captan toda mi atención, así que me siento en mi silla detrás de mi escritorio. Damon se encuentra sentado en uno de los sofás, junto a los demás socios.

—Entonces, habla—musito con seriedad—sabes que odio los misterios.

—Tome una decisión respecto a tu estatus en la bratva—inquiere—considero que es el momento perfecto, para que tomes una posición mucho mas elevada. Eres uno de nuestros mejores elementos, así que he decidido concederte la mano de mi hija en matrimonio.

Sus palabras caen sobre mí, con brutalidad. ¿Pero, que demonios? ¿Casarme yo, con su hija? Esto debe ser una puta broma. Damon me mira con los ojos bien abiertos al escuchar la noticia.

— ¿Qué diablos estas diciendo?—cuestiono molesto.

—Vamos Petrovsky, un matrimonio con mi hija seria lo mejor que podría pasarte en la bratva. Has tenido éxito por si solo, pero afianzar una conexión con una familia fundadora es otra cosa—hace una pausa—una pareja poderosa es lo que busco, al ser mi yerno estarás bajo mi total protección.

Paso una mano por mi cabello, tratando de controlar la ira en mi sistema. Esto es una puta broma, tiene que serlo. No pienso casarme con su hija, no pienso abandonar mi vida con Aleksandra por una maldita conexión de poder, soy poderoso, soy temido y respetado, por mi, por mi esfuerzo...no necesito a este imbécil.

—Es una excelente oferta Leonid, pero yo ya tengo una mujer ocupando mi vida—exclamo con voz ronca—una mujer que me hace poderoso, aquí en mi ciudad.

El viejo niega con la cabeza, antes de beber un trago de vodka.

— ¿Tu preciada pelirroja?—cuestiona divertido—es hermosa, puedo entender tu fascinación por ella. Pero conoces la tradiciones, solo puedes desposar a una mujer bratva. Tu linda pelirroja no pertenece a la Bratva, es solo una rusa con un muy desafortunado futuro que la trajo hasta ti.

—Es mi mujer ante mi ciudad, es la futura primera dama de Nueva York—exclamo a la defensiva—no puedo casarme con tu hija, afectaría mi imagen como candidato a la gobernatura de la ciudad.

—Las elecciones serán pronto, ganaras la gobernatura con tu bella pelirroja—hace una pausa y sonríe con malicia—una vez que seas gobernador, anunciaras tu compromiso con mi hija.

Mis fosas nasales se dilatan debido a la furia que me embarga, me pongo de pie tratando de contenerme. Necesito ser cuidadoso con lo que diré, o esto se ira a la mierda mas de lo que ya se ha ido. Esto es un puto mal chiste, no pienso casarme con nadie. No renunciare a mi reina, solo por que un imbécil con poder quiere imponérmelo.

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