Capitulo. 2

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                  Mi corazón martillea con una fuerza descomunal contra mi pecho, a cada paso que doy siento que mis rodillas tiemblan por la incertidumbre de saber qué es lo que dirá el doctor en unos minutos. Entramos al consultorio y ahora más que nunca me siento aterrada, Gala me da una mirada tratando de hacerme sentir tranquila pero nada puede quitarme el temor que ha crecido dentro de mí.

—Soy el doctor Williams Collins, señorita Lisowska —me extiende su mano a forma de saludo y yo la acepto, al igual que Gala— por favor, tomen asiento.

Gala y yo ocupamos los asientos, frente al escritorio de madera, donde se encuentra el doctor Collins.

— ¿Cómo se encuentra mi madre?, ¿Qué fue lo que le sucedió? — mi voz suena angustiada.

—Señorita cuando su madre ingreso a este hospital, venia prácticamente sufriendo un paro respiratorio, a lo que voy es que, me di la tarea de realizarle varios estudios. Los cuales no arrojaron noticias alentadoras.

Casi no puedo controlar mis nervios, en mi corta vida jamás había sentido tanto miedo. Mis manos sudan y no hago otra cosa más que tratar de respirar con calma y prepararme para lo que sea, que valla a decir el doctor.

—A qué se refiere con eso doctor, ¿Qué le sucede?

—Lamento decirle que encontramos una lesión maligna, su madre la señora Lisowska tiene cáncer en los huesos, esta es la razón por la cual la señora Lisowska presenta un cuadro de agotamiento, pérdida de peso y dificultad para respirar.

¿Cáncer? ¿Ella morirá o vivirá? En un abrir y cerrar de ojos mi vida es un desbalance, las palabras me golpean con tanta violencia que me siento mareada y un malestar nauseabundo se instala en la boca de mi estómago.

Mi madre tiene cáncer...ella tiene cáncer.

De pronto pienso en la señora Moore, ella murió el año pasado a causa del cáncer, ¿Y si mamá corre el mismo destino que ella?, ¿Y si mamá muere también?

El horror de perder a la mujer que me dio la vida, me ase soltar un jadeo que suena casi doloroso, Gala sostiene mi mano y sus azules ojos se clavan en los míos, pidiéndome fortaleza solo unos minutos más. Aclaro mi garganta y susurro de forma entrecortada.

— ¿Cómo vino el cáncer?

—No sabría decirle con exactitud señorita, me gustaría hacerle más pruebas, una biopsia y una resonancia magnética para ser exacto; estos nos ayudaran a determinar en qué etapa se encuentra el cáncer y si se ha propagado a algún órgano.

Parpadeo lentamente tratando de disipar las lágrimas que se agrupan en mis ojos.

—Haga lo que sea necesario doctor, pero por favor, ayúdeme a salvar a mi madre. Ella es todo lo que tengo.

—Preparare las ordenes de estudio y me encargare personalmente de que todo se haga a la mayor brevedad posible— hace una pausa —lamento mucho la situación de su madre.

El doctor abandona el consultorio dejándome a solas con Gala, ella solo se mantiene en silencio. No soy capaz de contener las lágrimas, llevo una de mis manos a mi boca y trato de callar el sollozo que me abandona, mi cuerpo tiembla con cada lágrima que cae ¿Por qué tiene que pasarle esto a mi madre?

Ella es la mujer más alegre, amorosa y valiente que conozco. La opresión en mi pecho es sofocante, mis sollozos cada vez son más fuertes ¿Qué debo hacer ahora?

No puedo parar de llorar, mi cabeza duele y me siento mareada, enferma con toda esta angustia que se instala en las profundidades de mi pecho. Gala me abraza con fuerza provocando que mi llanto sea más intenso, no puedo describir la avalancha de emociones que se arremolinan dentro de mí en este momento y ese temor tan grande que tengo a quedarme sola en este mundo, de renunciar a mi madre.

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