Capitulo.35

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El taxista se detiene justo enfrente de mi casa, así que mi madre y yo bajamos del auto. El conductor nos ayuda a bajar algunas de las compras y las deja en la entrada. Mamá abre la puerta de la casa y yo dejo la caja con los cachorros en el suelo, para pagarle al conductor.

Una vez que este se marcha tomo la caja con los cachorros y los llevó al baño, así no harán ningún destrozó si los mantengo resguardados ahí. Les pongo un pequeño recipiente con agua y un poco de croquetas que compre antes de venir a casa.

Regreso rápidamente a ayudará mamá con las compras.

— ¿Porque no te encargas de la ensalada de manzana, cariño?

—Claro mamá—lavo mis manos y me encargo de lavar las manzanas también.

—Me haré cargo del pavo.

Comienzo a cortar las manzanas en pequeños cubos. Mientras mamá se encarga de preparar los aderezos simples que marinaran el pavo. Media hora más tarde, la cocina está llena de sartenes con los ingredientes de nuestro banquete, mamá está dedicada al pavo y yo me encargo del puré de patas. Una vieja grabadora se encuentra encendida, deleitándonos con una movida melodía

Mamá sonríe y canta mientras cocina. No puedo evitar un pinchazo de felicidad en mi pecho de verla así, es como si el día de hoy mamá no estuviera enferma, como si hoy ella gozará de toda la salud posible.

—Mamá el puré está listo—murmuro mientras miro la papilla de patatas. Mamá lo prueba y me da un asentimiento.

—Quedo delicioso cariño, te has hecho muy buena en la cocina. A tu padre le habría encantado probar alguno de tus platillos.

—Gracias mamá—la mención de mi padre me pone triste. Lo extraño tanto—me encantaría que papá estuviera aquí.

—Estoy segura que tú padre habría amado al señor Petrovsky.

—No lo creo madre, papá lo abría echado a patadas de la casa. No es el tipo de hombre de él que papá acostumbraba a tratar.

—Hay Alex conocí a tu padre mejor que nadie. El abría adorado al señor Petrovsky, abría recibido encantado a cualquier hombre que mirara a su hija con tanta fascinación como te mira el señor Petrovsky.

¿El ruso mirarme con fascinación? Me encantaría que eso fuera verdad, que de verdad me mirara de esa forma y no como un medio para conseguir un fin. Me gustaría que fuera verdad todo lo que mamá dice de él. Me encantaría que Petrovsky dejará todo por mi.Pero eso no sería posible, él no cambiará por nada ni nadie. Ni siquiera por mí, lo ha dejado muy en claro antes.

—No lo sé mamá. Es difícil saberlo—digo encogiéndome de hombros.

—Hay Alex, deberías poner más atención. Ese hombre está loco por ti, no importa cuánto quieras alejarte de él. En cualquier momento lo que tú llamas imposible va a suceder y dejará de ser irreal para convertirse en algo totalmente real, puro y posible.

—Hay un mundo de diferencias entre su vida y la mía mamá.

—Pues esas diferencias a él párese no importarle, vendrá a cenar aquí a nuestra casa y no es precisamente un palacio, cariño. Estoy segura que es totalmente fuera de la clase de cosas a las que él está acostumbrado, pero vendrá y lo hará por ti.

—Tal vez.

No quiero hablar más del tema. Porque cada vez que terminó hablando de algo como eso con mamá o con Gala, la cabeza me queda hecha un lío y el corazón me quedan peor.

Porque soy yo luchando contra mí todo el tiempo, luchando contra todas esas cosas que no son correctas, pero que intento comprender por él. Porque él viene a cuestionarme mis creencias entre lo bueno y lo malo, que tal vez existen personas a la mitad del camino, personas que viven en las penumbras. Personas que son malas, pero con un propósito que puede ser totalmente lo contrario, que el propósito consiste en la dirección de sus acciones y decisiones. Pero es tan importante a la vez por qué justo hay se designa un rumbo. Un rumbo que puede ser fatal.

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