La camioneta se detiene frente al lujoso hotel Four Seasen Hotel Lion Palace San Petersburgo. La construcción se alza tan imponente y magnífica como cualquier otra de las construcciones de la ciudad. Mi pulso acelerado martillea contra mi caja torácica y debo luchar contra las lágrimas, mientras intento recomponer mi semblante. El ruso baja de la camioneta, seguido de esto se encamina para abrir mi puerta, me tiende su mano y ambos bajamos de la camioneta.
Un joven se nos acerca para darnos la bienvenida al hotel.
—Bienvenidos al Hotel Four Seasen Hotel Lion Palace San Petersburgo.
—Gracias—murmura el ruso.
—Por favor acompañen me—el chico nos hace una señal con su mano, para invitarnos a pasar.
—Edgar encárgate de las maletas—ordena el ruso con toda seguridad, mientras seguimos al chico del hotel.
Las enormes puertas de cristal son abiertas para nosotros. El interior no es menos impresionante que el exterior, todo en este lugar grita lujo y por supuesto elegancia. La enorme estancia se extiende frente a nosotros con un piso de mármol y una serie de columnas en color marrón y amplios techos con grabados en piedra caliza. Los ventanales adornados con enormes y pesadas cortinas en color tinto, una alfombra en color rojo se extiende frente a nuestros pies.
Una chica rubia, vestida en un ajustado traje de recepcionista se acerca a nosotros con una brillante sonrisa. No me pasa desapercibida que su mirada se detienen unos minutos demás sobre el ruso de ojos celestes.
—Bienvenidos a Four season hotel lion palace—nos da una inclinación de cabeza— ¿Tienen alguna reservación?
—A nombre de Ivan Petrovsky—declara el ruso con voz firme y autoritaria.
La chica de inmediato se sorprende, pero de inmediato recobra la compostura. Con una brillante sonrisa músita.
—Señor Petrovsky lo estábamos esperando. Usted reservo la suite presidencial, permítanme guiarlos a ella—declara la chica y le hace una señal a un par de chicos más—nuestros bellboys llevarán sus maletas a la habitación.
—Muchas gracias señorita—murmura el ruso.
Seguimos a la rubia a través de la recepción, hasta un área que parece ser los ascensores. El familiar din suena cuando las puertas se abren y entramos a la caja metálica, esta de inmediato comienza a subir y tengo que sostenerme del brazo del ruso cuando ciento que una sensación vertiginosa se apodera de mí. Siento mi cabeza a punto de estallar y es que no e podido controlar las lagrimas que insisten con salir de mis ojos.
Aguanta un poco más Aleksandra...solo unos minutos más...
El ruso me toma de la cintura, cuando el ascensor se abre y salimos al elegante pasillo. La decoración es igual de extravagante y cara como la de la recepción y no puedo evitar tener un dejá vu al darme cuenta que este lugar luce como la mansión del ruso. Luce como el hogar de los señores Petrovsky, nuestro hogar en Nueva York.
La chica rubia se detiene frente a las enormes puertas de madera de cedro, para pasar una tarjeta por el sensor antes de que la puertas se abran. Ella se gira y con una sonrisa bastante coqueta le entrega al ruso la tarjeta.
—Si necesita cualquier cosa, por favor señor Petrovsky—dice esto mirándolo de arriba abajo—no dude en llamarme.
No puedo evitar rodar los ojos ante su patético coqueteo con él. Es suficiente, actua como si yo no esuviera aquí, se supone que soy la señora Petrovsky. Exijo respeto. Asi que me aclaro la garganta y asiendo uso de todo mi autocontrol, valentía y fuerza. Le digo mirándola.
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Imperio
ActionSu mirada fría y su actitud temperamental, hace temblar a todo aquel que escucha su nombre. Se rumorea que está en las calles de la ciudad imperial desde los 15 años. Algunos dicen que regreso del infierno, luego de haber sobrevivido a 4 disparos, a...