Capitulo. 20

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Son cerca de las 3 de la mañana cuando por fin llegamos a la mansión, Petrovsky se ha mantenido sonriente durante todo el trayecto, incluso a dicho cuáles son sus planes para la campaña y como voy a ayudarlo en esta. Esta tan animado, que ha olvidado incluso el incidente con James. Todo él es emoción total.

Sin embargo no he podido prestar atención a ninguna de sus palabras, Mi cabeza está echa un lío con los acontecimientos de esta noche.

El gran Iván Petrovsky me beso...el me beso y no sé cómo sentirme al respecto con eso...

Lo que sucedió con James puedo asimilarlo, es claro que son rivales de la gubernatura. El ruso solo busca proteger su estatus y para ello debe defenderse de su enemigo, en este caso el pobre James, que a mi parecer es agradable.

La profunda voz con asentó ruso me hace salir de mis pensamientos.

—Rozovyy baja del auto, ya hemos llegado.

Mis ojos van hasta su mano tendida y dispuesta para que yo la tomé.

—Lo siento—susurro y tomo su mano mientras bajo del auto.

Me sorprende en el momento que coloca su cazadora sobre mis hombros para evitar que el frío de la noche nevada me consuma. Lo cual realmente no había notado, a causa de que todo el camino estuve sumergida en mis propios pensamientos.

—Hace mucho frío Aleksandra no me gustaría que te enfermes.

—Gracias.

Es todo lo que susurro mientras me dejó guiar por él a la mansión, debo cambiarme para volver a casa.

Me siento mal por haberle mentido a mi madre diciéndole que trabajaría en Empíre. Cuando estoy aquí a lado de un hombre totalmente extraño para mí, un hombre que se ha aprovechado de todos mis problemas para persuadirme a jugar un juego del que estoy casi completamente segura que perderé.

Una vez que estamos dentro de la enorme mansión, me dirijo a él.

—Debo cambiarme para volver a mí casa— susurro

Petrovsky me mira como si me hubiera vuelto loca.

—Puedes quedarte aquí, Amelia preparo una habitación para ti—comenta mientras se desata el moño que lleva como corbata.

—Ya abuse demasiado de Dabría está noche, ella tiene una familia que debe cuidar.

—Puedo contratarle a tu madre una enfermera para que la cuide y este al pendiente de todo lo que necesite.

¿Enserio? ¿Por qué tiene que ser así? Porque tiene esa maldita idea de que todo puede solucionarlo con dinero.

Me siento molesta de un segundo a otro, me siento furiosa con él y su forma tan prepotente de ser. Piensa que el dinero lo es todo en esta vida, esta tan equivocado, tan acabado con toda esta vida de lujos y excesos, que se ha quedado completamente vacío.

— ¿Por qué diablos piensas que todo se soluciona con dinero?—hago una pausa y él me mira sin comprender—mi madre está enferma me necesita y tú tratas de alejarme de ella.

—No intento alejarte de ella, trato de brindarte un poco de lo que tengo.

Suelto una carcajada y lo miro furiosa. Ya no puedo contenerme más.

— ¡A cambio de que!—grito— de ser tu estúpido juguete, creo que no lo comprende señor Petrovsky. Uno no puede ir por la vida tratando de remplazar el amor de las personas por dinero, debería saberlo o ¿Acaso no tiene familia?

El me mira fijamente y de pronto su nariz se dilata. Creo que he dicho algo malo, pero no me importa.

—A mis padres jamás les importe, ellos me odian.

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