Capitulo. 14

378 71 6
                                    

Petrovsky

Conduzco por las calles de Nueva York mientras en mi mente repaso lo que sucedió con Aleksandra. Estuve a punto de perder la compostura y todo lo que podía hacer era mirar sus carnosos labios. Algo dentro de mí me gritaba que probará de ella.

Ella es una tentación peligrosa, una que puede llevarme a pecar de formas infinitas...

—Mantén la cabeza fría Pertrovsky—me digo a mi mismo— ella solo es una herramienta para obtener lo que quieres, la gubernatura de la ciudad. Es el único objetivo, lo único que importa.

Me pasó una mano por el pelo mientras presionó con fuerza el volante entre mis dedos. Mis ojos van al espejo retrovisor y la alarma se enciende de inmediato en mi sistema.

Hay cerca de cuatro autos detrás de mí, todos de color negro y vidrios tintados.

Saco el arma que siempre cargo en mi chaqueta y la que guardo en la guantera del auto. Coloco a ambas pistolas en el asiento del copiloto y tomo con fuerza el volante del Fenyr y piso el acelerador hasta los 140 k/h, los autos aceleran aún más y eso basta para confirmar mis sospechas.

Alguien está siguiéndome.

Me pasó la luz roja del semáforo a toda velocidad, sin importar los autos que frenan de forma repentina y giro a la izquierda en una reducida calle intentando perder los autos negros. Pero estos no ceden, maniobró de tal forma que el chillido de las llantas contra el asfalto resuena en el momento en que entró a la avenida en sentido contrario esquivo algunos autos para no estrellarme con ellos. El sonido de algunos claxon suenan y mis ojos van al espejo retrovisor, los autos se están acercando demasiado.

—Maldita sea —susurro apretando los dientes y entonces doy una vuelta brusca a la derecha, necesito salir a la autopista.

El olor a caucho quemado inunda el aire mientras avanzó a alta velocidad por la avenida que me da la bienvenida a la autopista, conduzco manteniendo el auto firme y mi mirada en el retrovisor, los autos zigzaguean mientras la velocidad se apodera de nosotros.

Entonces ocurre, me percato de una camioneta que se aproxima hacía mi a toda velocidad de entre la arboleda pretendiendo cruzarse en mi camino. Freno de golpe el auto y doy un giro brusco asía la izquierda esquivando la camioneta en el momento que sube al asfalto y trata de impactarse conmigo.

— Tendrán que hacerlo mejor estúpidos — digo riendo

La camioneta se impacta en la parte trasera de mi auto provocando un empujón brusco, haciendo que mi mejilla impacte contra el volante del auto. El golpe me saca de balance unos segundos, pero la adrenalina dentro mí, no permite que dure demasiado.

Esta es mi vida, correr para sobrevivir. Ganar para vivir.

— Eres un imbécil, no debiste hacer eso —comento mirando por el retrovisor.

La camioneta pretende impactarme de nuevo, freno y giro el volante totalmente haciéndome dar una vuelta brusca e impacto la camioneta por el lado izquierdo haciéndola salir del camino, esta da un par de vueltas hasta que termina volcada y en llamas.

Bien hecho solo faltan 4 más. Piso el acelerador y los imbéciles persistentes van detrás de mí. Admito que fue un descuido mío salir de la mansión sin escoltas, pero necesitaba respirar un momento, olvidarme de esta mierda.

—No piensan rendirse —digo sonriendo, hay una llamada entrando así que presiono el botón en el volante y la voz de Edgar inunda el auto a través de los altavoces.

— Señor, estamos aquí.

— Ya era hora —digo para después cortar la comunicación.

Miro por el retrovisor, puedo vislumbrar la camioneta de Edgar detrás de los autos. Comienzan a disparar y uno de los autos sale volcado explotando. Me freno por completo y me giro para poder impactar el auto que me perseguía, lo saco de la carretera y entonces freno dejando que el tercer auto se impacte contra mí para luego estrellarlo contra el muro de contención.

ImperioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora