Capitulo. 3

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                Hoy se cumplen cuatro días desde que mamá está en el hospital. Mi cabeza no da para más, me he esforzado tanto tratando de conseguir un segundo trabajo, pero no he tenido éxito alguno.

Estoy de camino al consultorio del doctor Collins, me llamo esta mañana mientras estaba en el trabajo, finalmente ha obtenido los resultados de mi madre. Mi corazón martillea contra mi pecho en una señal de angustia en el momento en que entro al consultorio y los ojos del doctor Collins me miran.

—Señorita Lisowska, buen día. Por favor tome asiento.

—Buen día doctor, muchas gracias—musito mientras hago lo que me pide— ¿Qué es lo que sucede con mi madre?

El doctor Collins toma un sobre de color blanco de su escritorio, de esté saca unos papeles y lo que parecen ser radiografías.

—Su madre se encuentra en una situación delicada, la biopsia solo termino por confirmar la existencia de células cancerígenas en sus huesos—afirma mirando los papeles en sus manos.

El doctor hace una pausa. Mientras yo trato de digerir toda la información que ha salido de su boca. El doctor toma en sus manos las radiografías y las observa unos segundos.

—La resonancia nos ha permitido localizar el tumor maligno, el cáncer está en etapa IV, lo cual significa que está expandiéndose a otras áreas— hace una pausa y me señala la radiografía— el tumor se encuentra en el fémur y se está moviendo con rapidez hacia el cuello del fémur, si no hacemos algo pronto el cáncer se expandirá al cubito y luego ira directo a la cadera.

Sus palabras son como un balde de agua helada cayendo sobre mí.

— ¿Qué es lo que recomienda doctor?

—Debe comenzar con la quimioterapia, de esta forma podremos comenzar a combatir el cáncer y abra una mayor posibilidad de salvar su vida de su madre.

Asiento en su dirección y siento mis ojos arder por las lágrimas que estoy conteniendo, débilmente tartamudeo.

— ¿Cuánto costara todo esto doctor?

—Seré sincero señorita, cada quimioterapia cuesta alrededor de $15,000.00 dólares, el tratamiento de su madre requiere medicamentos y estudios, lo cual es verdaderamente costoso.

—Entiendo—exclamo pensativa

—Por ahora es conveniente que lleve a su madre a casa, estoy seguro que el hospital debe tenerla agotada y ella necesita tener reposo.

—Lo hare de inmediato y muchas gracias, por todo doctor.

—Es mi trabajo señorita. Recuerde que cualquier cosa que suceda con su madre debe comunicármelo de inmediato, las quimioterapias deben comenzar cuanto antes. La vida de su madre depende de ello.

Al salir del consultorio me encamino hasta un área poco concurrida, recargo mi cuerpo en la pared, parpadeo rápidamente tratando de disipar las lágrimas. Mi cuerpo se siente pesado; es como si de pronto me hubiese caído una gran carga sobre mis hombros, que solo amenaza con aplastarme.

Algunas lágrimas se deslizan por mis mejillas y no me molesto en retenerlas. ¿Qué será de mi madre ahora? ¿Cómo voy a pagar su tratamiento y la hipoteca?

Con el dorso de mi mano limpio mis mejillas y doy una inhalación profunda, solo debo encontrar otro trabajo. Mis pasos resuenan en el pasillo hasta llegar a la habitación donde se encuentra mi madre. Luce agotada y su delicado rostro esta pálido, hay ojeras oscuras alrededor de sus ojos verdes, sin embargo al verme me da una sonrisa que me hace sentir esperanzada.

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