Capitulo. 43

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Aleksandra.

Todo sucede tan rápido que no soy capaz de procesar el acontecimiento. De un momento a otro las personas que disfrutaban la velada comienzan a gritar y el caos se desata una ráfaga de balas cae sobre nosotros, los proyectiles caen al azar rompiendo todo a su paso.

La gente se cubre la cabeza corriendo aterrada tratando de cubrirse de las balas. El ruso se mantiene con el celular en la mano y dirige toda su atención a la azotea frente al restaurante, su cuerpo irradia una tensión sofocante, la furia se a remolinea dentro de su sistema pues la manera en la que sostiene con fuerza su celular lo delata.

Lo siguiente que sucede pasa como en cámara lenta, el ruso se abalanza sobre mí tomándome de la cintura y me gira tan rápido que pierdo el equilibrio, un grito escapa de mi garganta cuando escucho un disparo impactar en la espalda de Petrovsky. Él ase una mueca de dolor, sin embargo me ordena que permanezca en el suelo y saca un arma de su chaqueta.

Luego de esto el sonido de miles de disparos nos envuelven, mi pulso se acelera a tal grado que siento que tendré un ataque de pánico, el ruso dispara sin piedad a diestra y siniestra, mientras me toma de la mano y me arrastra tan rápido como puede para alejarme del peligro. El florero que se encuentra en la mesa a lado de nosotros se rompe en mil pedazos cuando un hombre dispara en nuestra dirección.

Suelto un grito cuando el ruso le dispara directo en la cabeza sin temor alguno, su rostro es indescifrable, hay determinación y furia en sus ojos mientras dispara sin piedad contra los hombres que intentan matarnos. Edgar entra acompañado del equipo de seguridad que se encargan de cuidar a Petrovsky, llevan armas y se mantienen disparando mientras vienen a nuestro encuentro.

—Edgar sacala de aquí ahora—grita el ruso furioso mientras mantiene en alto su arma.

Edgar me toma del brazo e intenta arrastrarme lejos del ruso, pero algo dentro de mi se rehúsa a abandonarlo. No puedo dejarlo aquí, no puedo dejarlo solo. Podría perder lo. Su saco se ha manchado de sangre a la altura de su espalda y no conforme con eso tiene un rozon en el brazo derecho, su rostro luce feroz al igual que su mirada, ahí sudor cayendo de su frente y una cortadura en su mejilla izquierda.

No....no me iré de aquí sin él.

—No me iré sin ti—suelto segura, mientras lo miro a los ojos. Lucho por retener las lágrimas que ahí en mis ojos. Tengo miedo, miedo de perder lo...

—Estaré bien Aleksandra, ahora sal e aquí con Edgar por amor de dios—gruñe mirándome fijamente—has lo que te digo, volveré contigo lo prometo.

Lo miro durante unos segundos antes de dejar que Edgar me arrastre hasta las escaleras del restaurante, en ningún momento aparto la vista del ruso quien dispara sin temor alguno, deshaciéndose de cualquiera que intente dañarlo.

Corremos escaleras abajo mientras la gente sale despavorida del restaurante. Edgar se mantiene delante de mí, mientras nos rodean algunos hombres más protegiéndonos. Un hombre dispara en nuestra dirección pero Edgar es más rápido y le da un par de impactos en el pecho hasta que su cuerpo cae inerte en el suelo.

—Señorita Lisowska manténgase detrás de mi, haga todo lo que le diga—hace una pausa y le hace una señal a uno de sus hombres—debe subir de inmediato al auto.

Con el pánico en los huesos, le doy un asentimiento.

Entonces Edgar avanza a las afueras del restaurante, el aire frió cala en mi piel. La camioneta en la que llegamos al restaurante se encuentra frente a nosotros, Edgar y los demás hombres que vienen conmigo me cubren para que pueda subir a la camioneta. Una vez que abordo el auto, Edgar sube y los demás hombres también, encienden el motor y salimos a toda velocidad por la calle.

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