Capítulo 3

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— ¡Muévete estúpida freaky! –se escuchó al final de la fila.

Había pasado un par de días desde que Poché había tenido ese encuentro con la prima de Kim, desde ese momento solo habían cruzado un par de palabras cuando estaba en su auto de camino al instituto. Luego simplemente no la volvía a ver durante todo el día hasta que era la hora de salida.

Ya era viernes, y todos los chicos andaban emocionados por el fin de semana. Eso generaba cierta ansiedad en Poché porque normalmente los viernes era que más la molestaban con sus rituales. Bien sea porque ellos vivían muy rápido según la lógica de Poché, o porque sencillamente eran unos idiotas.

Ese día Kim había faltado porque tenía que asistir a un entrenamiento fuera del instituto con su equipo de porristas. Poché al enterarse de eso el día anterior lo lamento muchísimo, de hecho, no pudo dormir bien en toda la noche. Que Kim perdiera un día de clases significaba un cambio radical en su rutina.

Sin saber muy bien que hacer esa mañana, si esperar por la prima de Kim o ir a la parada de autobús, optó por la última, al menos algo de su rutina podría recuperarse.

Era la hora del almuerzo y ya que Kim no había podido asistir, Poché tuvo que hacer la fila para retirar su comida.

Normalmente eso lo hacía su amiga, porque conocía el estrés que eso generaba en Poché. Las personas tocándola, empujándola y haciendo que pisara las rayas en el piso, burlándose de ella cuando contaba tres veces cada vez que veía a alguien abrir una puerta. Era todo un martirio.

Pero tenía que hacerlo hoy.

Tenía que soportarlo, hasta que Kim regresara.

Mentalmente anotó el pedirle a su amiga de favor que no faltara más.

— ¡Dios mío! –exclamó exasperado —¡Que alguien quite a esa maldita retrasada de la fila! –se volvió a escuchar —¡Es contigo, Po-po-poché! –dijo burlándose del conteo que siempre tenía Poché.

— ¿Por qué mejor no te callas y dejas de parecer un jodido idiota? –le respondió alguien —¡Tú eres el retrasado, ignorante estúpido! Por burlarte de las personas y hacerlas sentirse mal.

Poché tenía su mirada fija en el suelo, tratando de ignorar los gritos y las palabras. Ni siquiera volteó cuando esa persona la defendió. Solo quería recibir su almuerzo e irse rápidamente a algún sitio alejado de todos a comer.

— Ten –le dijo esa voz cuando ya estaba cerca —Toma mi almuerzo, así puedes salir de aquí –le dijo como si hubiese adivinado los pensamientos de Poché, ella alzó la mirada y se encontró con unos ojos avellana que le transmitían algo parecido a lo que le trasmitía su pequeña hermana —Si quieres puedo... yo puedo acompañarte. Conozco de un sitio donde puedes comer tranquila, sin todos estos retrasados.

TOC Trastorno Obsesivo-Compulsivo | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora