Capítulo 41

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Poché

3 días dentro del Hospital.

Poco a poco he recobrado la fuerza, al menos la necesaria para poder abrir los ojos.

Lo que no ha cesado es el intenso dolor que siento en mi pecho cada vez que recuerdo que estoy sola. Es como si yo no le importara a nadie, como si nadie se preocupara por mí.

«Como te necesito, mamá»

Trago el nudo que se forma en mi garganta y me muevo en la cama estirando mi brazo para alcanzar la botella de agua que me dejó Adela. A penas hace unas horas pude ponerle un rostro a la voz dulce que entre mis pesadillas me hablaba.

Recobré la conciencia en la mañana, y lo cierto es que no quiero dormir más. No quiero que me pongan a dormir, porque cada vez mis sueños se vuelven y se sienten más reales.

Destapo la botella y me bebo un pequeño sorbo que sirve para hidratar mis labios rotos y resecos. Me duele cuando trato de pasar algo por mi garganta por eso procuro hacerlo despacio.

— Me dijeron que la súper estrella había despertado y se encontraba mejor y tenía que venir a verlo –dicen desde la puerta y recuerdo que es el doctor de antes —Ciertamente te ves mejor –comenta con una sonrisa mientras se acerca —Hemos tenido que mantenerte sedada las últimas horas porque tus niveles aumentaron tanto que era perjudicial para tu salud.

Sigo cada paso que da mientras vuelvo a cerrar la botella de agua y la mantengo en mis manos. El doctor se acerca dónde está la bolsa que está suministrándome el suero y la revisa.

— Tu tensión antes era incontrolable, temíamos que eso afectara de forma negativa –se saca algo del bolsillo de su bata y lo deja en la mesa que está al lado de la cama —Igual tuve una pequeña conversación con Félix, aunque él no quería escucharme –se aleja hasta el pie de mi cama y saca la carpeta con mi expediente comenzando a leerlo —Félix cree que sabe todo solo porque es el director, pero lo cierto es que si seguían manteniéndote sedada al tiempo que te suministraban el tratamiento no podríamos ver como evoluciona en ti ¿cierto? –levanta la vista y me mira fijamente —Esperamos que tus niveles se mantengan y no sea necesario recurrir a eso de nuevo.

El doctor anota unas cosas en el expediente y lo deja de nuevo en su lugar. Vuelve sus pasos hasta donde está la vía de mi tratamiento y sostiene en su mano lo que ahora veo es un pequeño envase.

— Conseguí que te estabilizaran las dosis porque tu corazón se estaba viendo afectado –saca una jeringa y la llena con el líquido del envase —La doctora Eva estuvo de acuerdo conmigo, es por eso que a Félix no le quedó de otra –le da pequeños golpes a la jeringa y veo como la lleva hasta la vena de mi brazo —No dolerá –dice.

Aparto la vista y cierro mis ojos mientras siento el pinchazo.

— Sana, sana –tararea mientras pasa un algodón y yo me volteo a verlo con el ceño fruncido —¿Qué? ¿No te gusta? –sonríe y me cubre el pinchazo con una curita —Eres una cascarrabias señorita Garzón, debe tener más sentido del humor –me mira a la espera de una respuesta.

TOC Trastorno Obsesivo-Compulsivo | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora