Capítulo 40

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Poché

26 horas dentro del Hospital.

Siento mi cuerpo pesado, como si las fuerzas me hubieran abandonado por completo. Escucho las voces que hay cerca, pero me es imposible abrir los ojos, al menos, mantenerlos abiertos por un lapso prologando de tiempo. Trato de moverme mientras le ordeno a mi boca emitir palabra, pero no puedo, no puedo hablar.

«¿Qué me pasa?»

«¿Dónde está mi pulsera?»

Mi pecho no para de doler.

Esa pulsera es lo único que me queda de ella... Lo único.

— La paciente está despertando, doctor –escucho que hablan y quiero abrir mis ojos y ver de quien se trata, pero mis parpados ahora parecen de piedra.

— ¿Le administraron la dosis de Fluoxetina correspondiente?

— Si, doctor. –siento que tocan mi cara y abren mis ojos iluminándome con una luz casi cegadora —El doctor Robles quiere conversar con usted porque le preocupa que ciertos medicamentos vayan a ocasionar efectos secundarios sobre la paciente que no están previstos.

— Miguel siempre de... -se aclara la garganta, suelta mi rostro y ahora siento algo frio en mi pecho —me encargaré de él después. Frecuencia cardíaca normal. ¿Tomó la medicación correspondiente de esta mañana?

— Seguía un poco mareada, pero logramos que la tomara.

— Es algo normal, los medicamentos están haciendo efecto –unas manos sostienen mis hombros y me levantan dejándome sentada en la cama, siento el mismo tacto frio esta vez en mi espalda —su respiración se está normalizando. ¿ordenaron los rayos X?

— Si, doctor.

— Bien –vuelven a dejarme con suavidad sobre la cama —Que sigan el tratamiento tal y como lo dicte, no quiero que Robles interfiera en nada.

— Como ordene, doctor.

«¿Por qué no puedo moverme?»

Escucho movimientos de papeles, carpetas, pasos, y un bip constante que taladra mis tímpanos.

— ¿Aún no ha podido ingerir alimentos sólidos?

— Negativo, doctor. La paciente solo ha despertado un par de veces y cuando lo hace debemos sedarla porque presenta ansiedad y estrés en niveles altos. Solo estamos suministrándole suero.

— La cita programa con la psicóloga Gómez es para el viernes, debe estar lucida. No quiero que muestre algún tipo de secuela por el tratamiento.

— Pero doctor...

— ¿Tiene algún problema, Adela? –el tono de voz que usa se eleva, por unos segundos no escucho nada más que el bip que se repite —Eso creí –continua esta vez bajando la voz hasta normalizarla.

TOC Trastorno Obsesivo-Compulsivo | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora