Capítulo 41

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Narra Zdenka:

A pesar de que llego puntual a la cafetería, el ya se encuentra sentado, leyendo algo en una kindle, su puntualidad me hace voltear a ver el reloj de la pared para percatarme de la hora a la que he llegado.

La decoración es algo vintage, tienen lámparas que dan un aspecto cálido al lugar y un empapelado en la pared de colores cálidos, que da un toque romántico, los estantes de libros se encuentran a los costados, son enormes.

Él está sentado cerca a la puerta que da a una especie de jardín, su cabello rubio luce bien a contraluz, parece muy atento a lo que hace, bebe de su vaso con un sorbete, provocando que sus labios carnosos se arqueen de una forma que lo hace ver inocente. Cuando se le ocurre levantar la mirada, veo cómo su rostro se ablanda al mirarme, logra ponerme nerviosa.

—Hola—saludo. El agita ligeramente la mano y se levanta de su silla para apartar la mía. 

—Gracias ¿Ya pediste algo? 

—Es un americano helado—Indica señalando su vaso— ¿Tú?

—Un sándwich y un jugo de piña, hace algo de calor hoy—vuelvo a mirarlo y el se moja los labios...—Luces radiante... bastante descansado, me alegro por eso.

—Oh. Gracias. Tu también luces... te ves genial—se traba un poco con las palabras

—¿Qué leías?—digo cambiando de tema 

—Trataba de encontrar un cuento en español, el primero que leí cuando tenía 13 años, pero creo que no lo tienen.

—¿Cuál era el nombre?

—No lo recuerdo con claridad, ¿Un álbor de lilas?  

—Ah... ¿Árbol?...

—Sí, eso, ár-bol—Afirma con la cabeza y después toma la kindle entre sus manos.

—¿Me permites?

—Claro—nuestros dedos se rozan 

— Perdón— tecleo para buscar, y entre los resultados sale un escrito de María Teresa Andruetto, con la portada de un enorme árbol de flores lilas, una banca y la silueta de un hombre sentado debajo—¿Será este?

—Lucía diferente, pero creo que es el mismo—toma el dispositivo de lectura entre sus manos.

—¿Y de qué se trata?—Pregunto, pero llega la mesera que nos trae el jugo y el sándwich. Chae sigue mirando la Kindle.

—¿Se te ofrece algo más?—Pregunta la mujer, dirigiéndose de frente a Hyungwon sin mirarme demasiado, casi ignorándome, sonrío al sentir el tono de coqueteo hacia él,  se inclina haciendo notar un poco más el botón indiscreto de su camisa, y aunque una parte de mí se siente molesta, no puedo culparla, creo que incluso siento algo de admiración, nunca he sido tan segura de mi misma o de las que dicen "Si lo quieres, ve por él", sin embargo no sé si es un comportamiento apropiado en su trabajo... Vuelvo a reírme pero lo hago sin querer, me tapo la boca enseguida porque no quiero que parezca que me burlo, Chae levanta la mirada sin entender lo que pasa, me ve un par de segundos, parece confundido, pero responde educadamente y con normalidad. 

—No, estoy bien, pero muchas gracias. ¿Zdenka, tu quieres algo?

—Ah...—Río nerviosamente por lo incómodo que me resulta—Vaya... Un par de servilletas no estarían mal, si nos trajeras unas cuantas quedaría muy agradecida.

—Por supuesto—La mesera me sonríe amablemente y se va. Le doy un sorbo a mi jugo mientras la miro, es muy atractiva y tiene piernas kilométricas... ¿debe medir 1,79? ¿1,80? Se ve tan imponente como Chae.  

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