Con ayuda de un par de programas, Zdenka digitaliza el tatuaje y utiliza el buscador de imágenes para probar suerte con alguna coincidencia.
La mayoría de los resultados aproximados provienen de páginas de tipografías, además de que están muy lejos de parecerse. Llega hasta la página 15, con esperanza de encontrar alguna pista, pero se rinde.
—No hay nada, Pinkibú—Recarga su cabeza en el espaldar y Priya le hace piojito.
—¿Si buscamos en la Deep Web?—se quedan viendo un largo rato en silencio, como si lo estarían pensando, de pronto suena un celular.
—¡MIERDA!—Maldice Priya, un poco asustada—Me asusté, debe ser tu teléfono
—El mío siempre está en silencio ¡SIEMPRE! Bueno... casi, pero no suena así.
Priya contesta enseguida.
—¿Boris? No jodas, son las once de la noche ¿Qué pasó?
Como el volumen del dispositivo es relativamente alto, Zdenka llega a escuchar lo que dice Boris.
—¡Oye! ¡Oye! ¿Esas son formas de saludar a un compañero de trabajo?
—Perdone su majestad ¿Qué desea, puedo ayudarle en algo a tan altas horas de la noche?
—Encontraron a una octava víctima, como te cubrí hoy en la mañana, me debes una, así que voy a cobrar ese favor ahora.
—¿No era turno de Mario?—se queja
—Lo despidieron por "exceso de muertos" ¿Lo olvidaste?—suena a que está a punto de dormirse.
—¡AJ!
—Puedo ir, pero entonces me deberías dos favores... y medio, porque ya había tomado mi vaso de leche caliente.
—¿Dónde es? Si queda lejos no voy ni loca.
—Queda en la vieja iglesia, esta que queda a cuatro cuadras de la parada del subterráneo, frente a la plaza esta que pusieron en nombre de los médicos que murieron con la primera oleada del COVID-19
—No está muy lejos
—Además tienes auto, no seas floja.
—A veces se queda varado, además no estoy en mi casa
—¿Entonces dónde estás a esta hora?—pregunta repentinamente despierto
—¡Y qué te importa!—expresa con auténtico cariño la adorable princesa.
—Sólo estoy preocupado por tí, no es como si te estaría preguntando con quién, la anterior vez cuando te recogí de ese departamento me dejaste en claro que...
—¡Hola Boris!—Saluda Zdenka, interrumpiendo.
—¡HOLA ZDENKA!—expresa como si enterarse que estaba con ella le resultara una verdadera alegría— ¿Cómo estás? ¿Qué hacen a estas horas?
—Nada importante, se nos fue el tiempo chismeando, oye ¿Escuché mal o le dijiste a Pinkibú que hay una octava víctima?
—Sí, justamente le decía a "Pinkibú"—se burla— si es que podría ir a ayudar con eso a la morgue, porque es un caso especial, no es cualquier persona, ella lo sabrá cuando llegue... ¿Entonces? Priya ¿Irás o no?
—Bueno, sí, está bien
—Nunca me había topado con una compañera tan floja en esta vida, cuento con que estés ahí.
Cuelga.
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Niebla
RomanceUna noche de septiembre del 2045, la soledad se siente espesa, tanto como la niebla que cubre la ciudad de forma permanente. Zdenka, a sus 25 años, ha empezado a mostrarle cara a la vida adulta y puede decir con seguridad que es mucho más difícil de...