Don Roberto sale de una de las habitaciones y cruza el patio. Al verlas tan serias, les pregunta si todo está bien, a lo que únicamente Priya responde con un "Sí, no se preocupe". Sin embargo, por el semblante de Zdenka parece todo lo contrario, pero se fuerza a si misma a fingir y hablar como si nada pasara, sólo para que el padre de Suzane siga su camino hacia la lavandería.
Las nubes ya no tapan el cielo nocturno y la niebla es mucho menos densa. Zdenka contempla las estrellas en silencio.
—¿Quieres que nos vayamos?—Priya está a la mitad de un nuevo cigarro—Sólo tienes que decirlo y nos vamos a mi departamento.
—No... Acabo de mandarle la dirección a Chae, vendrá por mi—responde con la voz un poco apagada y aún en shock.
—¿A pesar de todo vas a meterte en esa fiesta?
—Tu tienes a tu hijo, yo no tengo nada de que preocuparme—responde con aire calmado.
Repentinamente, después de ver esa conversación en la que su mejor amiga se mostraba tal cual era solo siente decepción.
—Tienes a tu madre, a mi ¿Estás loca vos? Te mostré todo esto justamente para que dejemos el tema en paz. Desde que nos topamos con tu medio hermano, todo este asunto de Suzane me ha parecido tan absurdo...
—Esto ya no tiene que ver con ella, tiene que ver conmigo
—¡¿Por qué?!
—Porque si Suzane fue como yo la estoy armando en este momento, hay muchas cosas que empiezan a cobrar sentido... cosas que no puedo dejar como están.
—Sólo se trata de una mala amiga de la secundaria, ya no está más, sigamos con nuestras vidas
Zdenka mueve la cabeza negativamente, lo hace muy despacio, sigue mirando al cielo, como si estaría pensando miles de cosas por minuto. Priya posa la mano en su hombro para tratar de reconfortarla, pero a la vez, no parece querer interceder en lo que ocurre en el mundo interior de Zdenka, después ddarle un beso en la mejilla le pide volver a entrar a la sala, a lo que la pelirroja apenas contesta con un "Después. Ve tu".
Se queda sola, parada en medio del patio, pone las manos en el bolsillo de aquel saco largo. Nuevamente la imagen de ese túnel llega a su cabeza, pero ya no es algo tan vívido, la experiencia del grito interno sigue siendo tan desgarradora como la primera vez que lo oyó hace dos años.
Escucha los pasos de Don Roberto, parece cansado, entre sus manos, tiene ropa limpia y doblada.
—¿Necesita ayuda?—pregunta Zdenka, dulcificando demasiado su voz, al punto que suena un poco tétrica.
—Creo que los encargados de la comida ya llegaron, pero Saúl no encontró camisetas, hace poco guardé estas, y también encontré este jean, pero no sé si seguirá siendo de la misma talla. ¿Podrías llevarle esto a su cuarto? Te lo agradecería
Zdenka no sabe cómo decirle que no, porque luce ocupado, así que se limita a asentir y extender sus manos para agarrar la ropa Don Roberto le da las gracias y se marcha rumbo a la cocina.
El viejo cuarto de Saúl se encuentra cercano a la puerta de calle. Justo frente a la que era habitación de Suzane.
Toda esa casa ha dejado de estar formada únicamente por ladrillos y cal, también está edificada con recuerdos, lo que la vuelve en una construcción fantasmagórica, rodeada de edificios nuevos y modernos... Una araña baja por la puerta negra de la antigua habitación de Suzane, la pelirroja la observa meterse por un resquicio y desaparecer.
Toca la puerta dos veces, hasta que, desde adentro, Saúl le pide que pase. Zdenka gira la perilla, le extraña que tenga la llave para cerrarla desde fuera, por lo que la saca enseguida.
—Creo que deberías poner esta llave en la mesa—Opina, mientras pasa con confianza a la habitación de Saúl—o cualquiera como yo puede jugarte la broma de dejarte encerrado.
—Tu no eres mi papá—dice levantándose descaradamente, mostrando su cuerpo marcado y lleno de tatuajes, sólo tiene el bóxer puesto.
—Si quieres, puedo decirle que lo necesitas...—Zdenka no tiene la intención de mirarlo y empieza a dirigirse a la puerta, pero Saúl cierra, provocando un sobresalto en ella—Am... ¿Sí sabes que para llamar a tu papá necesito regresar a la cocina?
—No estaba quejándome de que estuvieras acá— Saúl la observa fijamente, está notoriamente sonrojada. Luce tan atractiva, al ver sus mejillas rojas quiere cubrirlas de besos... Tantas veces, durante su adolescencia, había soñado con un momento así, tenerla en esa habitación, a solas... Las veces que se había tocado pensando en ella... Con la imagen de sus labios en su boca.
Zdenka empieza a temblar, un escalofrío sube por su espalda y la hace sentirse extraña por la cercanía, entre intimidada... pero también ¿excitada?. Es diferente a la atracción que siente por Hyungwon. Esta nueva atracción le provoca algo de asco... de repulsión, aunque no comprende porqué.
—Es mejor que te deje solo para que puedas cambiarte—pone la mano sobre el pecho de Saúl para intentar apartarlo, pero una energía oscura los conecta a ambos en contra de su voluntad, él también parece sentirla, enseguida su sonrisa se diluye.
—¿Lo sentiste también?—pregunta acariciando la mano que Zdenka tiene sobre su pecho—Dime que también lo sentiste—Disminuye aún más la distancia entre ambos. Zdenka da unos pasos hacia atrás y choca con la pared.
—Sí... Digo... No... No sé de qué estás hablando—traga saliva, mientras trata de evadir el contacto visual. Saúl la toma del mentón para levantarle la cara y se acerca tanto que termina de arrinconarla contra la pared.
—Lo sentiste—Toma la mano que Zdenka tenía en su pecho y la acomoda de manera tal que ella parece estar abrazandolo por el cuello—No me digas que no lo sentiste...—Empieza a acariciar su rostro con el de ella
—No puedo...—responde, sintiéndose muy débil. Todas sus emociones son confusas y la esencia de madera tan característica de Saúl hace su cabeza girar, con la poca claridad de su mente, sólo logra pensar en una sola cosa.
"Arián"
Ser tocada por alguien más, después de lo ocurrido en el auto con Chae, le parece repugnante, sin embargo, su cuerpo no responde, como si no estaría conectado a ella y se siente asqueada de sí misma.
Recuerda vívidamente los labios de Hyungwon para evadir la sensación de adormecimiento...
Alguien toca la puerta y el sonido se oye tan fuerte que la hace volver en sí, repentinamente sale del trance, de nuevo esa sensación dolorosa de electricidad por su espalda.
—Permiso—expresa apenas, abriéndose paso muy suave y saliendo de la habitación.
Cuando abre la puerta que da a la calle, ve a Hyung, salta a sus brazos enseguida. El la abraza en silencio, pero serio.
El viento provoca que se cierre la puerta estrambóticamente.
Es extraño, pero tiene la impresión de que algo en Chae provoca la conexión con partes algo muertas de su cuerpo. Siente mucho alivio de estar a su lado. La luz del farol es fuerte a diferencia de la oscuridad del cuarto de Saúl.
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Niebla
RomanceUna noche de septiembre del 2045, la soledad se siente espesa, tanto como la niebla que cubre la ciudad de forma permanente. Zdenka, a sus 25 años, ha empezado a mostrarle cara a la vida adulta y puede decir con seguridad que es mucho más difícil de...