Pese a todo lo ocurrido, las invita a entrar a su casa, al principio se miran la una a la otra para expresar que no están convencidas del todo, pero él se burla al recordarles que lo superan en número y una de ellas tiene la mano pesada.
Zdenka presta mayor atención a detalles de la casa, fotografías...
—¿Quieren algo de tomar? —Priya asiente y pide un vaso de agua, la pelirroja se queda callada, pero cuando vuelve a preguntarle ella simplemente dice que está bien.
—Los de la foto son mis hijos. Érika tiene tres años, Bernard va a cumplir uno el próximo mes—Explica el hombre encendiendo las luces de la sala y la cocina.
Priya entra con demasiada confianza y se sienta en el sillón frente a la televisión, toma el control remoto. Por su lado, Zdenka acaricia el mantel del mueble cercano a la puerta, parece haber sido bordado a mano con hilos blancos. Hay un florero de rosas marchitas que atraen moscas, es deprimente.
Al encender el televisor, Priya lucha enseguida por apagarlo debido a los sonoros jadeos de la porno y una imagen algo grotesca de una "sumisa" y su "amo". El sonido es tan fuerte que Zdenka sonríe desde donde esta y se acerca a la sala para reírse con carcajadas mudas.
—Disculpas por eso—Expresa el hombre entre avergonzado y divertido por la situación.
—Disculpas a ti por irrumpir en tu porno—dice Priya.
—Tu vaso de agua
—Gracias—lo toma con una mano, ya sin muchas ganas de beber de él.
Zdenka frunce la frente, aquel tipo, pese a ser amigable, ha dado muestras de no ser el más agradable de todos, infiel, sinvergüenza, y al parecer, aún afirmando que estaba enamorado de Suzane, seguía teniendo relaciones con su esposa, al punto de embarazarla. Le asombra pensar que su amiga pudo haber llegado a venderse de esa manera, cuando siempre decía que la prostitución era denigrante tanto como ser "la tercera en discordia" ¡Por Dios! ¡Incluso odiaba a aquellos que usaban aplicaciones de citas para sexo casual!... Duda de que la razón para hacer todo eso haya sido necesidad económica...
—¿Y entonces... cómo la conoció?—pregunta sin pensar mucho, mientras el se sienta en una silla traída del comedor.
—¿Cuál es tu nombre?
—Zdenka... Zdenka Miličević
—¿Serbio?
—Bosnio... o eso creo...
—¿Eres de ese país? Te ves... muy pálida para ser de acá.
—Mi bisabuelo paterno llegó durante su juventud y decidió quedarse a vivir...
—Te heredó un lindo cabello
—En realidad es heredado de un frasco de tinte—trata de bromear, pero el hombre no luce con ganas de reír—Lamento en serio que hayamos irrumpido en su casa...
—¿Parezco tan viejo como para que sigas hablándome de "usted"?
—No, pero es una costumbre mía
—Te debe costar hacer amigas
—...Una costumbre que tengo con hombres—aclara amigablemente—Tampoco recuerdo su nombre.
—Valentín Miličević—se pone de pie y extiende su mano.
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Niebla
RomanceUna noche de septiembre del 2045, la soledad se siente espesa, tanto como la niebla que cubre la ciudad de forma permanente. Zdenka, a sus 25 años, ha empezado a mostrarle cara a la vida adulta y puede decir con seguridad que es mucho más difícil de...