Capítulo 51

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Narra Zdenka:

Tanto recorrido para unos pocos minutos de charla aburrida que sólo me provocaron un ataque. Me siento muy avergonzada, pero a la vez, esa emoción es desplazada por indiferencia, de todas formas no es lo más bajo a lo que he caído a lo largo de mi vida... Mejor enciendo la radio para no escuchar mis pensamientos, suena una vieja canción, me parece increíble que aún sigan existiendo emisoras. 

Saco el espejo de mi bolsa, tengo una especie de ojeras de maquillaje. Trato de arreglármelas. 

—Luces demasiado tranquila para alguien que tuvo un episodio que debería ser tratado.

Me quedo callada, es como si una parte de mi mente decidiera bloquear todas sus palabras.

—¿Vas a quedarte callada todo el camino?—Sigo en silencio, guardo el espejo en su lugar—¿Estás enojada porque no te dejé llevar contigo un poco de marihuana?—Me toca el hombro

—Hyung, no es la primera vez que pierdo el control de mi propio cuerpo—Mierda... Aunque traté de desconectarme al decirlo, siento mis ojos humedeciéndose. Hubiera sido mejor continuar callada.

¿Por qué? 

¿Por que te gusta? 

No 

¿Por que es hombre?

¡Qué estúpida! Admitiendo que te gusta...

Vuelvo a sentir mucho frío, es un frío que se ha instalado en mi desde aquel evento, quizá deba acostumbrarme a vivir con ello

Quizá nunca lo logre.

No pienses en esto ¿Ok? Sólo... piensa en otras cosas, aquella rama que dejan atrás mientras el auto avanza, la carretera, la tonta creencia que tenías cuando tu papá te llevó de viaje a la playa y pensaste que el camino se hacía oscuro porque en ese viejo poblado era de noche y en la ciudad seguía siendo de día... 

 Sería lindo regresar a la ciudad y que siguieran siendo las cinco de la tarde, tal cual como la dejamos...

Mi celular no tiene ningún mensaje.

Quizá el frío nunca se vaya, quizá es como dijo aquella, estoy quebrada y no puedo repararme.

—El cuento...—Digo en voz alta para acallar la voz de mi cabeza

—¿Uh?— Chae no parece entender

—El árbol de lilas. El que veías en la cafetería ¿De qué trata? 

—Aah... No lo sé, era complicado para mi nivel bajo de español de entonces, supongo que habían referencias de su cultura que no podía comprender.

—Ah—respondo sin saber cómo seguir el hilo de la conversación.

—¿Haz vuelto a llamar a Valentín?

—Para nada ¿Y tu? 

—Bueno... preguntaba porque es tu medio hermano—Oculto mi cara de incomodidad mirando por la ventana.

—La otra mitad tampoco lo es, ya que no crecí a su lado. Por lo que vi, el parece buen tipo, pero probablemente tenga una concepción totalmente diferente de la vida, incompatible a la mía

—¿Ah sí? ¿Y por qué crees eso?

—Las clases sociales son ignoradas por muchas personas, pero no por mí. Estudié en una escuela pública y según mi experiencia, los niños de familias ricas son muy desagradables.

—¿Y si te dijera que este auto en realidad me pertenece, dejarías de escribirme y hablarme?

—¿Es tuyo?—lo miro fijamente buscando una respuesta en su cara, más que en sus palabras

—No—Dice en un tono de voz tranquilo y algo somnoliento—Zdenka—Dice mi nombre como si tuviese un significado de trasfondo muy fuerte—¿Y cuál es tu concepción de la vida? 

—¿Te interesa? 

—¿Por qué no? 

—Es que... No sé si quiero responder a eso, puede sonar muy deprimente para una persona común y corriente. 

—¿Y yo soy corriente? Au, gracias.

—Es común y corriente cualquier persona que no tiene episodios como los míos. Te veías tan asustado, dudo que causar una expresión como esa sea normal. ¿O es que entras a tu oficina, ves a tu compañera convulsionando y le dices "Uh... Hola, ¿Cómo va el ataque de hoy? Ten un magnífico día"?

Ok, me escuché frustrada. Zdenka, ahora él te verá como el alma de la fiesta. Detesto sentir compasión por mi misma y que a veces bromear sobre ello no funcione y que no se rían ¿Y a mí qué me importa si el no se ríe?

Veo que pone una mano sobre la cara, empieza a contener la risa, pero no lo logra.

—Perdón, perdón—sigue riendo—Sólo... imaginé lo que acabas de describir y lo dijiste de forma tan graciosa... No me castigues por eso. 

Cielos, Chae... no te disculpes, no tienes idea del alivio que me causa que te rías de lo que dije, sin mencionar lo lindo que es ver tus dientes perfectos y tus manos sobre el volante...

—¿Quieres venir a mi departamento?—Me atrevo a decirlo, pero luego no puedo creer que lo haya dicho. ¿Qué rayos me pasa?—Es... No, no para algo en especifi... social... Para charlar... Sobre la Órden...

—¿Es mi imaginación o estás retractándote?

—No ¿cómo podría?

—Eso es un sí

—Dije que no... 

—Tus tonos se vuelven un poco más agudos cuando estás haciendo algo que te incomoda, en este caso me mientes para que no me ofenda, por la desinvitación

Aprieto los dedos de los pies dentro de los zapatos, no había notado ese patrón de comportamiento en mí. 

—¿Quieres venir a mi departamento?—Invita de golpe ¿Por qué esta portándose tan atrevido conmigo? ¿De día es uno y de noche es otro? Se lleva el cabello hacia atrás, ese ademán que hace que mi corazón se me suba a la garganta. 

 —No—muevo la cabeza negativamente, mirando mis pies—Quizá otro día—La verdad, sé que no pasará nunca—pero quizá podemos ir al departamento de Priya

—Um... oh...¿Crees que pueda?—se ve tan sexy al volante...

—Claro, ella suele estar libre los fines de semana

—Entonces, es oficial

—¿El qué?

—Esta no fue, ni se convertirá en una cita ¿No es verdad?—Sonríe.

No respondo. A los normales les gustan sólo otras personas normales, y no se puede debatir algo como eso, debe ser algo instintivo, de hecho... elegir así a las personas que quieres a tu lado es un comportamiento sano... No podría darle la carga de salir conmigo, es demasiado genial para eso.

—Chae... Te ves bien manejando. Mantén los ojos en el camino

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