Narra Zdenka
Me levanto de la cama, vuelvo a ponerme los pantalones, y voy directo al baño; después bajo de puntillas a la cocina para buscar algo de comer, sé que... aquel seguramente se encuentra durmiendo en el sillón y no quiero despertarlo porque he experimentado en carne propia lo fastidioso que es que te despierten en medio de la noche.
Activo la visión clara de mis lentes y veo desde donde estoy, una lata redonda de galletas sobre un mueble que parece una vitrina, aunque intento bajarla parándome de puntas, no logro nada, frustrada, pese a mis "poderosos" 1,73, tomo un taburete y con mucho cuidado lo pongo frente a mi objetivo, me quito los lentes porque siento que la luz tenue que irradian podría despertar a alguien, al fin en mis manos, celebro con un movimiento de caderas, pongo el trofeo sobre un especiero y me volteo para bajar del asiento, pero veo una sombra larga al lado de la encimera.
Resbalo, trato de agarrarme de algo, pero sé que caeré; sin embargo, contra mis pronósticos, sus reflejos evitan que me estrelle contra el suelo. Me sujeta de las piernas y me baja lentamente, mi cuerpo roza contra el suyo al hacerlo.
Parece más ágil y fuerte de lo que yo había creído.
— Ten más cuidado—susurra con una voz somnolienta que me resulta cautivante, enseguida quiere soltarme la cintura, pero a riesgo de parecer atrevida se lo impido sosteniendo su brazo, no sé qué estoy haciendo... El parece sorprendido.
La luz de la calle que se filtra por la ventana ilumina parcialmente su rostro, me recuerda un poco a la primera vez que lo vi en el bar, pero a diferencia de aquella ocasión su impasibilidad frente a mi es nula, me mira fijamente, casi sin parpadear, y eso sólo logra que mi piel se erice, respiro un poco agitada, en parte por que estuve a punto de caer, pero mucho de esa reacción se debe a él, hasta ese instante no tenía idea de que el había despertado tanto deseo en mi y el parece leerme como a un libro abierto, al principio parece indeciso, pero después me estrecha sin ninguna timidez.
Su camisa oscura junto a la claridad de su piel, es contrastante, entreabierta, me deja ver una parte de su torso. Siento su respiración cercana; veo su boca, carnosa, ardiente, totalmente besable, se relame y sólo con ello despierta por completo una parte mía que estaba dormida; con la yema de mi dedo pulgar acaricio su labio inferior, está frío... Aunque quiero vivir la experiencia excitante de morderlo suavemente, de acariciar sus labios con los míos, hay algo que me impide dejar de contemplarlo.
Desliza sus manos por mi espalda, vuelve a sujetarme la cintura, sólo por un momento, es como una parada hacia su siguiente ruta en el sur, sus manos llegan a mi trasero y apreta una de mis nalgas, mi rostro se enciende, siento calor sobre mis mejillas. Acerco mi rostro al suyo, su nariz y la mía se tocan, meto mi mano al interior de su camisa, exploro su abdomen con mi tacto; de mi boca sale un suspiro que parece mezclado con un gemido, mis manos hacen un recorrido por su cuello, las dirijo hacia su nuca hasta que tengo su cabello entre mis dedos, el me mira y sonríe, jalo con cuidado de un mechón para llevar su cara hacia atrás, contemplo su manzana de adán, sin ningún reparo, beso su cuello, el no puede evitar que un sonido se filtre entre sus labios...
Recorremos unos pasos hacia atrás hasta que él choca ligeramente contra la encimera, froto mi pecho contra el suyo, mientras sigo cubriendo su cuello con mis besos... La voz en mi interior me dice que debo parar, pero no puedo hacerle caso, mi deseo puede mucho más que mi razón y hace que conduzca una de las manos de Hyungwon hacia uno de mis senos, el abre la boca complacido, mientras lo acaricia por encima de mi ropa. Rodeo su cuello con mis dos antebrazos y finalmente lo beso, su boca sabe deliciosa, su lengua se abre paso entre mis dientes, siento cómo la intensidad de sus caricias sobre mi cuerpo se ha incrementado con ello, y la misma mano que toca mi busto, baja por mi cintura y rodea mi cuerpo hasta meterse por debajo de mis pantalones, incluso por debajo de mi ropa interior, me estruja contra él mientras sigue besándome... Con la misma confianza que yo había tenido para dirigir su mano hacia mi busto, el pone mi mano sobre su entrepierna, siento aquel bulto duro por encima de la tela de su pantalón de mezclilla...
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¿Será sueño, será realidad? Jajajajaja
Recuerden tomar aguita y comer bien.
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Niebla
RomanceUna noche de septiembre del 2045, la soledad se siente espesa, tanto como la niebla que cubre la ciudad de forma permanente. Zdenka, a sus 25 años, ha empezado a mostrarle cara a la vida adulta y puede decir con seguridad que es mucho más difícil de...