Niebla

Parte 71

¿Porqué sufrir envejecer y morir? 

"Solo mediante la carne es que el espíritu humano puede manifestarse en el mundo terrenal, y solo manteniendo el cuerpo libre de impurezas, sin mezclarla con  otros seres que estén contaminados, el hombre logrará ser merecedor de un poder infinito. Ese es el principio para la existencia eterna"  Louie Cranbourne

Tras su peregrinación por diversas partes del mundo, estudiando las religiones del taoismo, catolicismo, islam, protestantismo, Cranbourne tuvo que experimentar un camino de vicisitudes y sufrimiento en búsqueda de la verdad sobre la naturaleza de los seres humanos. Pero ¿Quién fue y será para siempre Louie Cranbourne, el líder y padre del Templo Lunar? 

Un vistazo rápido a la historia del Modelo Supremo de la Humanidad

Nacido en Junio de 1993 en el North Cementery de Manila, capital filipina, dentro del seno de una familia católica, Cranbourne, quedó ciego de un ojo a los 12 años debido a un accidente que definiría el resto de su vida. Cuenta su libro "Mi camino hacia la existencia eterna" que durante un juego de básquetbol dentro del cementerio de Manila (su hogar por más de quince años) que un ser de luz se manifestó para hacerle saber que tenía una importante misión para la humanidad y así llevarla al punto máximo de su evolución física y espiritual, pero este don y misión serían recibidas a cambio de una ofrenda: La visión en su ojo izquierdo.

Al poco tiempo se ofreció como misionero en una orden católica que se encargaba de viajar por diversos lugares de Europa y África con el objetivo de realizar diversas acciones solidarias como alfabetizar y curar enfermos... 

Zdenka hojea la especie de revista que Hyungwon acaba de darle. Tiene el ceño fruncido, le tiemblan las manos. Aunque ya se ha cambiado y tiene puesto el disfraz debajo de la gabardina, empieza a sentirse inquieta. No quiere pensarlo, pero leer todo aquello le despierta una sensación de desagrado, pero sobretodo frustración o más bien, impotencia. 

— Gracias por hacer esto—Saúl se toca la nuca mientras la observa, sentado en el sillón. 

—Creo que ya no lo hago por ella—Expresa con aire de resignación, susurrando con la mirada perdida—¿Ella... te contó?

—¿El qué? 

—Lo que me pasó hace tiempo... con Lorenzo 

—Me contaba algo de que tenías un novio en la universidad, pero jamás supe mucho porque  durante ese tiempo ella tomó un camino diferente. 

—Ok—Dice sintiéndose paranoica y avergonzada frente a la idea de que alguien más sepa lo que le pasó, ya le parece demasiado con que Chae probablemente tenga los pormenores de su caso en términos policiales y quizá médicos, no desea que alguien más la vea como una eterna victima. Pero había algo peor, la cuestión de enfrentarse a un escenario parecido al de ese entonces, con gente igual o más peligrosa que aquellos que le hicieron daño antes. Todo lo que revive en su mente hace que se le vuelque el corazón en el pecho. Le recorre un escalofrío, inhala fuertemente y mueve el pie de forma inquieta. 

Vuelve a poner los ojos en aquella revista, pero no consigue concentrarse. Chae debe estar aún cambiándose en el baño. Siente un dolor fuerte en el cuello, y algo le raspa la piel, como si la estarían agarrando con una soga otra vez, pero es una sensación fantasma. Empieza a temer que no se trate sólo de una situación que no quiera manejar, sino que no pueda hacerlo. 

—Saúl, si algo pasa hoy, no quiero que nadie se sienta culpable por esto. Yo decidí que iba a hacerlo ¿Ok? 

La mira fijamente, como si quisiera abrazarla, pero retiene sus ganas haciendo puños de una forma tan fuerte que sus nudillos se ponen blancos.