Narra Zdenka:
Priya se adelanta junto a Valentín, repentinamente parecen haber hecho las paces o al menos ya no se atacan el uno al otro. Decido ir al lado del extraño porque darle la espalda no termina de convencerme.
—¿Tiene cómo regresar?—pregunto sin mucha idea de cómo romper el hielo, sintiéndome más nerviosa de lo habitual con una interacción.
—Una motocicleta que dejé estacionada en el patio trasero de una de las casas abandonadas...
—Oh...Bueno—expreso apenas, concentrada en bordear unas rocas para pisar finalmente el pavimento, ya abajo, le ofrezco mi mano para que no pierda el equilibrio y agradece.
—Así que te llamas Zdenka—dice, ya parado a la misma altura que yo. No lo había notado tanto, pero es muy alto, su rostro, tenuemente iluminado por la luna se ve muy armónico, su piel parece de porcelana... Me pregunto de cuánto sería su estatura —Pareces una especie de ángel—expreso sin pensarlo mucho, pero me arrepiento enseguida y el hace un gesto que deja en claro que no sabe qué decir o cómo reaccionar, sin embargo, no le doy tiempo de responder—...Por lo alto—Trato de arreglarlo, pero de todas formas me siento idiota.
—Debió ser difícil notar algo como eso mientras estaba recostado en el suelo y frente a ti—Su comentario por primera vez en años me lleva a una imagen inapropiada por el doble sentido que podía adquirir en mi mente, realmente no comprendo lo que me pasa. Abro la boca para hablar... Lo logro a penas.
—Estaba asustada, ojalá no te haya lastimado.
—La muñeca, pero estoy bien—lo comenta flexionando los dedos y extendiéndolos—¿Dónde te enseñaron a moverte así? ¿Eres deportista o algo parecido?
—Empecé a tomar clases de defensa personal hace un año ¿Me dejas revisar?
—¿También eres doctora?
—No, pero sé un poco de inmovilizaciones y fracturas... También tomé un curso de primeros auxilios.
—¿Cómo es eso? Hablas inglés... Italiano, cetáceo... Se nota que te esfuerzas demasiado, estás preparada para enfrentar todo tipo de tragedias
—Digamos que algo así—digo ocultando una sonrisa que me sale más por vergüenza que por alegría.
—¡Eh! —aplaude— ¡Sonreíste!— en silencio tomo su mano para revisarla, está fría, por instinto trato de calentarla con la mía.
—No se lo cuentes a nadie.
—¿Qué sonreíste o que en realidad eres cálida?
—Eeh... Ambos—ejerzo una ligera presión en su mano—¿te duele aquí?
—No
—¿Recuerdas si se dobló a un lado u otro cuando te caíste?
—¡Me empujaste!
—¡Bueno, cuando te empujé!
—No, aunque podría mentir
—Mmm... ¿Escuchaste un crujido?
—En serio estoy bien, no escuché nada.
—Entonces sólo fue un golpe, dudo que sea fractura—digo soltándole la mano—pero si te molesta, deberías ir con un traumatólogo, si es así... yo lo pagaré—me siento apenada por haberlo lastimado, no quiero que lo note, así que vuelvo a caminar.
—¿Lo pagarás por mi? —sonríe— No pasa nada, estoy bien... —Cambia de tema—Hace mucho frío, puedo ver mi aliento ahora mismo. ¿No te apetece comer algo caliente cuando el clima está así?
—No hables de comida, me acosté sin cenar.
—Al menos tu te acostaste.
—¿Hasta qué hora sueles trabajar?
—No tengo horarios, a veces puedo terminar temprano, otras muy tarde... Hoy por ejemplo, empecé desde muy temprano...Aish... Las mañanas pueden ser muy difíciles.
—¿Por qué estudiaste periodismo?
—La razón inicial es algo tonta, en realidad no sé si sea digna de compartir
—¿Querías atrapar a los malos?
—Tenía algunos amigos que querían estudiar lo mismo y... —se queda callado— pero también se debió a que me interesaba la comunicación masiva.
—La primera vez que te vi no parecías ser periodista—él solo baja la cabeza unos grados—Supongo que es de esas ocasiones en las que esperas una cosa, pero terminas asombrándote por algo totalmente diferente.
—Eso es bueno ¿Verdad? ¿Lo tomo como un cumplido?
—Puede ser que sí. ¿Por qué vives y trabajas aquí en lugar de haberte quedado en Corea?
—¿La periodista eres tu o soy yo?
—¡Pero tu no me haces preguntas!—subo los hombros
—Investigué cosas sobre tí...—lo miro con desconfianza, lejos de sentirme conmovida, me siento un molesta, esto provoca una reacción de nerviosismo en él—Por trabajo, por trabajo—aclara.
—¿Como qué cosas?
—Como que el de allá es tu mediohermano ¿Correcto?—Siento que abro mis ojos más de la cuenta, aunque trato de mantenerme tranquila, el parece darse cuenta de que ha sido imprudente.
—Creo que deberíamos apresurar el paso—expresa la pelirroja.
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Niebla
RomanceUna noche de septiembre del 2045, la soledad se siente espesa, tanto como la niebla que cubre la ciudad de forma permanente. Zdenka, a sus 25 años, ha empezado a mostrarle cara a la vida adulta y puede decir con seguridad que es mucho más difícil de...