Zdenka elige como punto de encuentro una cafetería que con el paso de los meses se ha vuelto en una de sus favoritas por ser acogedora, tener una linda iluminación natural y precios accesibles.
Se sienta a esperar, pide un americano y saca un libro de George Orwell de su bolso; piensa que le gustaría alguna vez escribir a ese nivel o llegar al menos a terminar su novela mientras lucha con la edición de los trabajos de otros autores en su empleo.
Al principio le es fácil concentrarse, pero llegado un momento, después de tomar su café, se queda trabada leyendo la misma oración hasta tres veces
"...Todos los animales son iguales, pero algunos son más iguales que otros"
Pestañea fuertemente para poder ignorar las imágenes de su cabeza. Busca la caja de sus anteojos y usa el paño que hay en su interior para limpiarlos, no cree que pueda leer mucho antes de reunirse con Priya y el hermano de Suzane, Saúl. Escucha la puerta abrirse, un chico relativamente alto, con chaqueta verde militar, pantalones jean desgastados, una mochila y de cabello casi rapado entra; mira como buscando a alguien.
—¿Saúl?
—Zdenka, sí ¿Me veo tan mal?—Se acerca a la mesa y le da un beso en la mejilla, la pelirroja está asombrada por la amabilidad.
—No, para nada, sólamente estaba acostumbrada a verte con el cabello largo y vestido de negro, así te vi la ultima vez...
—Estoy a nada de presentar mi tesis y hace unos días me exigieron que me cortara el pelo para trabajar en un banco.
—Oh, lo lamento, amabas tu melena
—Sí, es muy triste renunciar a tu identidad con tal de tener un trabajo normado por una sociedad que penaliza lo original, pero, sigo rockeando adentro.
—Vaya, sí, es lo más importante.
Zdenka sonríe con los labios cerrados y bebe un sorbo de su café, no quiere sentirse incómoda con alguien que no ha visto muchas veces en su vida, pero le resulta inevitable, así que decide expresar lo que está pensando para no volver el silencio en algo incómodo.
—Estaba muy nerviosa y esperaba que Priya llegara antes que tu... La última vez que nos dirigimos la palabra no fuimos... Fue en una situación difícil
—No fui la epítome de la amabilidad con ustedes—asiente. La mesera llega, le deja la carta sobre la mesa y se va—Han sido días insoportables para mi familia, sobretodo para mi papá, pero la muerte es un hecho ineludible, pensarlo puede quitarte mucho peso de los hombros
Aprovecha un momento para revisar el menú, hojea y en algún punto tuerce la boca.
Zdenka lo mira, luce demasiado tranquilo y su forma de expresarse sobre la muerte de su hermana es tan fría, nota algo en él, como si se estaría forzando a lucir relajado, su voz, su vocabulario y su lenguaje corporal la intimidan un poco.
—Saúl ¿Tu y tu hermana pertenecían a alguna secta? —suelta la pregunta sin muchos miramientos.
—Quiero hablar de eso, pero será provechoso si lo hago mientras tu amiga Priya está acá también.
—Claro—dice volviendo a tomar la taza, sin saber cómo lidiar con alguien más cortante que ella, así que decide escudarse en el libro.
Saúl pide una sandwich de pollo y un jugo de naranja, la mesera anota la orden y se va.
—Así que ¿Orwell?—comenta mirando la tapa del libro, tratando de conversar
—¿Lo leíste?
—Sin blanca en París y Londres, La rebelión en la granja no me llamaba. ¿Es interesante?
—Es una metáfora sobre el comunismo en la época de mil novecientos y algo... O al menos es la impresión que tengo, quizá estoy equivocada.
—Sabes que no lo estás—pone sus antebrazos sobre la mesa y se inclina un poco hacia ella, hace que sus hombros anchos se vean mucho más grandes, una de sus manillas de metal choca contra la madera provocando un ruido relativamente fuerte. Zdenka piensa que quizá desea intimidarla, probablemente porque sigue creyendo que ella tiene la culpa de la muerte de Suzane.
—...Y... ¿De qué trata "Sin blanca en París y Londres"?—trata de mantenerse relajada.
—Miseria humana, peleas... En otras páginas es sobre el hambre como un factor que aniquila la voluntad; aunque no es la clase de literatura que disfruto, tiene cosas rescatables, me hizo pensar mucho en la naturaleza del hombre, en que la moralidad no está íntimamente ligada a la supervivencia como nos quieren hacer creer. Por ejemplo ¿Escuchaste alguna vez de "El milagro de los Andes"?
—Era...—se aclara la voz— Era una tripulación de una avioneta que se accidentó, es un caso antiguo, creo que... am... incluso llegaron a comer carne humana.
—Así mismo. Y gracias a ello sobrevivieron, uno de los sobrevivientes dijo en su momento que con el paso de los días se acostumbraron a vivir entre cadáveres, porque más podían el frío y el hambre que los valores morales. Supongo que por eso la analogía entre animales irracionales y los hombres en la obra de Orwell cae como anillo al dedo ¿O tú que piensas? ¿Matarías en defensa propia, Zdenka?
Ella se queda en silencio, no está a gusto con él ni con sus tonos de voz, mucho menos con el tópico que eligió para charlar, aunque en otro momento la plática le hubiera parecido interesante, la pone mucho más nerviosa, no quiere responder a su pregunta, prefiere llevar la conversación hacia otros rumbos.
—No lo sé, creo que no es una pregunta fácil de responder, hay muchas cosas que pensar—le da una sonrisa cerrada, el luce un poco decepcionado—Entonces... ¿Qué género dirías que te gusta?
—Me gustan el terror, la ciencia ficción dura, los comics...
—¿Sigues teniendo tu banda de post-punk?
—Fíjate que falta poco para separarnos. Miki se irá a vivir a Brasil, creo que Eduardo ve tocar como un pasatiempo y pues, el único que queda es Israel, pero su vida es un desbarajuste. ¿Qué hay de ti? ¿Sigues trabajando en la editorial?
—No tenía idea de que sabías—Zdenka mira hacia la ventana—Sí, así es.
—¿Y también ilustras los libros o tan solo te dedicas a editarlos?
—Ah... Sólo los edito. Yo no dibujo —responde apenada—¿De dónde sacaste eso?
—Cuando íbamos en colegio tenías un cuaderno de cosas que dibujabas, lo cuidabas como tu mayor tesoro, no permitías a muchos verlo; pero lo hacías bastante bien.
—¿Cómo sabes si lo hacía bien? No recuerdo habértelo prestado
—Una vez olvidaste ese cuaderno en el cuarto de Suzane y yo aproveché para espiar. Tenías un estilo naciente que me parecía único—Le parece que son cumplidos a una Zdenka que ya no existe más.
—Gracias—toma su café, algo nerviosa, recuerda cosas del colegio que la avergüenzan, sobretodo porque ella era bastante fea a la vista durante ese tiempo, mientras que Saúl era el chico rudo y "cool"
Oye que la puerta se abre, observa con alivio a Priya y su llegada disminuye su tensión notablemente. Zdenka la abraza, nunca antes se había sentido tan feliz de ver a su amiga.
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Niebla
RomanceUna noche de septiembre del 2045, la soledad se siente espesa, tanto como la niebla que cubre la ciudad de forma permanente. Zdenka, a sus 25 años, ha empezado a mostrarle cara a la vida adulta y puede decir con seguridad que es mucho más difícil de...