Narra Zdenka
Por la evidente tardanza, Priya me manda un mensaje avisándome que ha tomado el tren de las siete y que me esperará directamente en casa del padre de Saúl.
Mientras estoy sentada en el subterráneo, cierro los ojos y llevo la cabeza hacia atrás, me siento exhausta y desempleada. Abro los ojos repentinamente al digerir que ahora tendré que buscar un nuevo trabajo. Me muerdo una uña... Tengo una caja de ahorros, quizá pueda vivir de ese dinero por tres meses, para entonces espero conseguir un empleo rentable.
Amaba tanto ese trabajo. Cruzo los brazos. Todo estaba tan bien, hasta que llegó ese idiota. Creo que no hay nada peor que eso... Sentir que eres feliz en un espacio y que de repente llegue alguien a arruinarte la vida.
Son cosas que pasan, tendré que lidiar con eso, no será ni la primera, ni la última vez vez.
Lo odio con todas mis fuerzas, representa todo lo que detesto en la sociedad: Escala sin méritos, usa los apellidos para catalogar a las personas y por su comentario desagradable de "Alguien linda como tu debería..." debo asumir que es sexista.
¡PUES NO ME ARREPIENTO! Aunque me muera de hambre dentro de cuatro meses o deba trabajar en una hamburguesería.
Volteo hacia la ventana. Enciendo la sincronización de mis lentes con el celular. Chae no me ha escrito en todo el día, y está conectado.
A mamá le encantará que le diga que renuncié a la editorial, siempre quiso que me metiera a un empleo más estable, como... yo que sé, profesora de lenguaje. Al final tenía razón mi tía Sole "Zdenka dice que no aspira a que alguien la mantenga, pero se va a quedar sin lo uno y sin lo otro. Sin dinero y sin amor"
Elevo las cejas al recordar la frasecita. Quedarme sin dinero o una fuente de ingresos me preocupa más que quedarme sin amor. Puedo estar sin un abrazo, pero no puedo estar sin un techo sobre mi cabeza.
Mi celular vibra... Alguien está llamándome, en cuestión de instantes se descarga la foto de perfil de quien marca...
Infeliz.
Lo dejo sonar. Saco una ciruela que tenía guardada en el bolso, comer algo dulce siempre puede subir los ánimos.
El celular vuelve a vibrar, y los lentes me muestran que es otra vez ese... Pongo los ojos en blanco y presiono "contestar", sin embargo, no digo nada, sigo comiendo mi ciruela.
—¿Aló?—
Decido ponerme el audífono, pero lo hago con lentitud y desgano
—Diga
—Zdenka, le llama Andrea, sólo para avisarle que no acepto, ni aceptaré su renuncia, no me da la gana. Mañana a las siete, como todos los empleados. Buenas noches.
Escucho el sonido de que acaba de colgar. Esto es inaudito. Sacudo la cabeza con incredulidad
—¡Ja! "No me da la gana" "Ni mi di li guini" Aunque no le de la gana ya no pienso trabajar con él...
Una pareja sentada en los asientos de enfrente me mira y se ríe de mi soliloquio; debo verme como una loca hablando y protestando sola.
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Niebla
RomanceUna noche de septiembre del 2045, la soledad se siente espesa, tanto como la niebla que cubre la ciudad de forma permanente. Zdenka, a sus 25 años, ha empezado a mostrarle cara a la vida adulta y puede decir con seguridad que es mucho más difícil de...