Capítulo 27

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Termina de revisar unos textos una hora después de lo previsto, no quiere dar la impresión de que se ha relajado porque su principal supervisor no está. 

Cuando revisa su celular después de muchas horas sin fijarse en él, apenas tiene un par de mensajes de Priya, quien le consulta a qué hora podrían verse para revisar las copias de documentos que logró sacar de la morgue, se fija que le preguntó a las cuatro de la tarde y están a punto de ser las nueve. 

               Zdenka: ¡Hola! Perdón por no contestarte, tenía mucho trabajo. 

               Acabo de salir de la oficina y estoy de camino al subterráneo. ¿Dónde estás? 

Tarda poco en responder, pero lo hace:

               Priya: Pensé que ya no me ibas a contestar. ¿Alguien no te dijo que cuando trabajas puedes darte un respiro de rato en rato? Lo peor es cuando alguien trata de llamarte y te quedas parada frente al celular, esperando a que deje de sonar. Me pregunto si hay alguien en este mundo al que le contestas de inmediato.

               Zdenka: Normalmente, nope. 

Estando de otro humor se hubiera disculpado, pero en ese momento no siente que lo que dice Priya sea verdad, la prueba de eso es la inmediatez con la que acudió a su llamado la noche anterior. Le irrita. 

Compra unas papas fritas de la máquina y las abre. 

                Zdenka: Entonces ¿Dónde estás? 

                Priya:  También de camino al subterráneo. Veámonos ahí.

               Zdenka: Okaz

Guarda su celular en el bolso y vuelve a sus papas. 

Se encuentran fácilmente ya que no hay muchas personas por ahí a esas horas, no es algo usual, pero asumen a que es por la niebla, por las pocas movilidades disponibles y... por otros peligros obvios.

Cuando está por sentarse en al interior del tren, se le cae algo de la cartera y se agacha para recogerlo, Priya le mira el trasero.

—¡¿Qué pasó?! ¿Y eso? 

Avergonzada se jala el hoddie y el saco hacia atrás.

—Es mi trasero, no es mucho, pero es trabajo honesto.

Priya se ríe.

—Payasa—Le da espacio para que se siente al lado de la ventana—¿Te cagaste? Esa mancha se ve mal. 

—Me bajó más de lo normal, me disculpo si no luce como la Monalisa—esta vez la que se ríe es ella, pero a la gótica no le hace gracia.

—Chica, perdón que te lo diga pero eso no luce como tu periodo, está muy... oscuro, tomatelo en serio.

—Un poco de humor te hace menos desdichada—dice mirando hacia a la ventana— Ya hice una cita con mi ginecóloga — Toca la mano de Priya y la estrecha—Gracias. 

Priya asiente con la cabeza y le estrecha la mano también. 

— ¡Quién diría que íbamos a terminar llevándonos bien! Recuerdo que Suzane era la que nos unía, siempre tan extrovertida, tan feliz...

—Tan llena de secretos—le doy un golpecito al vidrio con una de mis uñas—Creo que hay que llamar a su hermano para pedirle ayuda, estamos yendo muy lento con esto. Tal vez el sabía donde iba su hermana, o con quienes se juntaba, al fin y al cabo no sólo eran familiares, vivían en el mismo edificio. 

—Justamente me llamó por la tarde, me dijo que quería vernos en una cafetería del centro para hablar de algo que tenía que ver con ella, le diré si podemos reunirnos los tres, aún no quedamos el día y la hora. 

—¿Te adelantó algo?

—No mucho, sólo que encontró algunas cosas al revisar su departamento, quizá nos quiera dar unas fotos o algo parecido.

—Pensé que su familia no quería saber nada de nosotras, aún recuerdo cómo nos miraron cuando fuimos a dar nuestra declaración. El mismo Saúl nos dijo que nosotras no la cuidamos y que debíamos cargar con eso en nuestras conciencias para siempre. Nunca se me va a olvidar su gesto al decirnos eso...  

—A veces, en situaciones difíciles, la gente dice las cosas sin pensar, no te lo tomes personal. Quizá ya asimiló su pérdida.

—No tengo nada en contra de ellos, entiendo su posición, pero... eso no hace que deje de sentirme culpable por lo que pasó... Muchas veces creo que todo hubiera sido distinto si es que me hubiera despertado al escucharla salir de tu cuarto.

—¿Recuerdas que te dije que pusieron a Benavidez en el caso? Hoy se apareció por la morgue para revisar unos papeles y hablar con Boris y conmigo, se nota que no ha avanzado en absoluto, cuando le dije que aquella especie de aceite que recubría los cuerpos provenía del pino, me dijo que no me metiera a investigar,  que esa era la función delos especialistas que trabajan colaborando a la Policía. Quería darle una patada en su gordo culo. 

—¿Crees que le estén pagando para mirar hacia otro lado? Teniendo una placa, acceso a documentación, pruebas... y con la posibilidad de interrogar a los familiares de las otras víctimas, ya debería haber avanzado 

—Benavidez está siendo investigado por corrupción desde hace dos meses, pero no lo han removido de su cargo sólo porque tiene amigos poderosos.    

Finalmente el tren subterráneo se detiene en la estación. 

Zdenka se fija el celular.

—¿Alguien tiene que contactarte? 

—No, sólo quiero ver la hora 

Zdenka no sabe si mandarle mensaje a Hyungwon para invitarlo a su casa y hablar del caso, pero también cree que podría dar lugar a malentendidos, no habían pasado ni 24 horas desde que lo había visto, podría llegar a creer que estaba usando excusas para contactarlo, además hace un tiempo que no dejaba entrar a ningún hombre a su casa. 

Guarda el celular en el bolsillo del saco y las dos se disponen a salir. 

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