Capítulo 36

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El departamento de Priya luce un poco desordenado e incluso abandonado, está lleno de posters y amueblado de forma un poco rústica. No tiene fotos, tampoco muchos libros a simple vista, el piso es algo frío en temporadas calurosas, lo es todavía más ahora, porque después del ocaso el clima se ha empezado a enfriar. 

Después de de hablar de los pocos avances del caso y de las sospechas de Saúl acerca de su hermana, la gótica sugiere hacer algo para cambiar el ambiente ya que parece muy depresivo, pone música, saca un mazo de cartas y empiezan a jugar, al principio sin mucho interés, pero después de unas cuantas latas de cerveza, todo parece animarse un poco.

—Ya se terminaron las cervezas, pero tengo algo de vino ¿Alguien quiere? 

Tanto Zdenka como Saúl mueven negativamente la cabeza.

—Sí... A mi tampoco me apetece. Creo que mejor voy a comprar, a penas darán las ocho. 

—Mejor pide delivery—opina Zdenka—o también podemos estar tranquilos sin cerveza, no es necesario. 

—Tal vez ya deberíamos irnos—expresa el hermano de Suzane, queriendo ponerse de pie.

—¡Ah no! No me van a dejar, yo ya confiaba en que iban a quedarse 

Zdenka pone cara de incredulidad, le asombra cómo su amiga entra en confianza tan fácil con alguien que apenas ha cruzado miradas y saludos en el transcurso de su vida. 

De una forma testaruda y negligente, decide ir por las cervezas, pero como no quieren dejarla sola, deciden ir los tres, a pesar de que el cielo luce poco amigable al ser iluminado por rayos.

Entran al supemercado, se distraen viendo unas cosas hasta que la gótica le pide a Saúl que vaya por unos bocadillos para más tarde, en lo que ambas van al área de bebidas, el se queja de tener un pésimo sentido de orientación, así que Zdenka termina acompañándolo, quedan de verse en la sección de cereales, que es la más cercana a las cajas de cobro. 

Zdenka lo nota bastante inquieto, mirando de un lado a otro.

—Si tienes algo que hacer, puedes decirlo con confianza, tal vez estamos reteniendote. 

—No, no... Es que... —se toca el cuello—A veces me pones nervioso.

—¿YO? ¡Qué loco!—dice viendo los carteles, tratando de encontrar la zona de las papas fritas y carnes frías. 

—No me hagas caso, quizá por eso me comporté raro en la cafetería, no suelo ser así. 

—No como gente, así que, puedes relajarte—saca el celular, para ver la hora, no tiene ningún mensaje, lo guarda nuevamente, puede que ya den las ocho y media, no tiene idea, y tampoco le importa.

—Suzane solía decir que tenías un poder sobrenatural, aunque nunca mencionó mucho cual era

—A veces decía que yo tenía el "poder" de cambiar el clima, pero está lejos de la realidad

—Para ella debía ser importante, investigué sobre el cuaderno que te dí, hay un sello Wicca 

—El de la triple diosa, también lo vi, en las fotos que Priya me compartió, los tatuajes de las dos mujeres que te dijimos tienen esa forma.

—Se supone que las Wicca no hacen "magia negra", creen mucho en la energía de la tierra, por eso pienso que Suzane estaba metida en otra cosa, algo más agresivo y estúpido.  

—A ratos sigo sin creer todo lo que estamos descubriendo de ella... Uno nunca termina de conocer a la gente.

Saúl frunce las cejas. De pronto, se oyen un par de truenos provenientes de afuera y el aire adentro del supermercado se hace más frío gracias a la lluvia. Toman un par de bolsas de papas y una de maní salado, aunque Zdenka es alérgica, sabe que a Priya le encanta. Siente que Saúl le pone su chamarra encima; se queda sólo con una musculosa blanca. 

NieblaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora