Capítulo 7: Quiero ser quien te ayude a sanar tus heridas

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Con la ayuda de las gemelas, concertar y planear una cita con Taylor no fue tan complicado como lo imaginé. De todas maneras ésta es una forma de darnos una oportunidad. No podemos rendirnos sin haberlo intentado.

—Te ves muy guapo —dice Candice pegando su hombro al marco de la puerta y se cruza de brazos—. Kat eligió bien.

—¿Eso crees? —pregunto indeciso mientras termino de abotonar mi camisa.

—Te lo aseguro —sonríe Candice acercándose a mí y arreglando el cuello de mi camisa. No he cruzado una sola palabra con Taylor, las gemelas han sido nuestras mensajeras y ha resultado hasta divertido.

Kat se ha encargado de Taylor y Candice de mí. La gemela frente a mi pasa de mi cuello a mis mangas.

—¿Nervioso?

—¿Debería? —Candice sonríe sin quitar la mirada de mis mangas—. ¿Recuerdas cuando éramos niños y nos contaban historias de la Diosa Luna?

—Decían que era perfecta y que era incapaz de equivocarse.

—¿Y si eso no es del todo cierto?

—Oye, escúchame. —Candice toma mi rostro entre sus manos y me obliga a mirarla—. Estas asustado, lo entiendo. Yo también estaba así en mi primera cita con Logan. Pero Taylor... ella es una de las buenas.

—Tienes una buena visión de ella, es tu mejor amiga.

Candice niega divertida y toma la goma en su muñeca para recoger su cabello en un chongo sobre su cabeza.

—Tenía esa percepción de ella desde hace mucho antes de que fuera mi mejor amiga. Abby igual.

—Abby piensa que todos son buenos.

—Pero con Taylor no se equivocó —sonríe y mira mi apariencia mientras se cruza de brazos. Kat consideró que lo mejor era que luciera lo más casual posible y terminó escogiendo una de mis camisas azul marino de botones, unos vaqueros oscuros y zapatos a juego—. Al principio ella es un poco renuente, tiene miedo de dejar entrar a personas para que después estas la abandonen. Solo demuéstrale que no es así.

—Candice, solo es una cita. No es como si de aquí a un mes le fuese a pedir matrimonio.

—Jer, ser mates no es cualquier cosa, ya lo verás. Ahora termina de arreglarte, tenemos que irnos en cinco minutos.

Candice sale de la habitación y yo termino por colocarme un reloj, rociar perfume en mi ropa y peinar mi cabello aun un poco húmedo con mis dedos. De todos modos es como si tuviera vida propia.

—Perfecto —asiente Candice mirándome y toma las llaves de mi camioneta lanzándomelas en el acto.

—¿Debería comprar flores? A las chicas les gustan las flores. Bueno, eso es lo que me han dicho.

Rasco mi nuca confundido, ahora que lo pienso realmente no sé nada sobre chicas, con Peyton nunca tuve que intentarlo, todo surgió solo.

—¿Sabes qué? Mejor no. No todas las chicas son iguales.

Diez minutos después y con un ramo de lirios sobre el regazo de Candice, estaciono frente al edificio donde vive Taylor. No es nada feo, tiene un jardín delantero agradable a la vista y está cercado. Este fue uno de los muchos complejos departamentales que Tyler y Abby ordenaron construir para todas las personas que perdieron sus hogares después de la guerra.

—Estarán bien. Te conozco y a Taylor, estarán bien.

No puedo decir nada, lo cierto es que desde aquí siento la presencia de Taylor y descargas recorren mi cuerpo. Cada vez que me encuentro con ella se vuelve más fuerte esta sensación.

Luz de Luna (Saga Alfas #3.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora