Capítulo 9: ¿Se puede tener un orgasmo con una hamburguesa?

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Scarlett abre la puerta de la casa y quedamos en una gran estancia con pisos de madera oscura y techos abovedados. Nuestros pasos resuenan en el suelo, bueno más bien los de Scarlett, tiene casi seis meses de embarazo y lleva tacones de aguja como si fueran pantuflas. Sí, sin duda es una embarazada mágica.

—Está lindo, ¿eh? —me dice volteando a mirarme. Cuando dije que Scarlett vivía su plan b, no mentí, es la mejor vendedora de bienes raíces y decoradora de interiores de la manada. Es como lo dijo Taylor, todos tenemos nuestros dones secretos.

—Tiene mucho espacio —digo mirando todo el lugar. Al final de la estancia se encuentra una gran chimenea a gas de piedra oscura. A un par de metros de nosotros se encuentran las escaleras que llevan al piso superior. Esta casa es enorme.

—Tiene que. El dueño tiene cinco hijas, se mudan dentro de dos semanas.

—¿Lo conoces?

—No, pero Tyler sí, es uno de sus socios. Toda mi comunicación con él ha sido por correo.

—Genial —murmuro—. ¿Me repites otra vez porque eran tan necesaria mi presencia en una casa vacía?

—Necesito que hagas los bocetos. Así podré enviárselo al dueño y que me diga que le parece y ordenar los muebles.

—¿Sabes que puedes hacer buenos bocetos por computadora, cierto? —digo medio en burla haciendo que Scarlett me mire mal.

—Si te pedí el favor es porque Colin está ocupado con la habitación de la bebé y no puede ayudarme. ¿Harás lo que te pido o solo te quejarás por no poder quedarte en casa y sufrir por la idiota de Peyton?

—No digo nada más —digo alzando mis manos en seña de rendición y me siento junto a la puerta principal, dejando mis cosas en el suelo. Siempre disfrutaré molestando a Scarlett aunque esta después me mire como si quisiera matarme.

Durante algunas horas, Scarlett se concentra en indicarme lo que debo dibujar. La sala termina teniendo un estilo monocromático, en blanco y negro, igual que la cocina. Los toques de color lo dan los cuadros, una alfombra y unos cojines para los sillones. Sólo con esto puedo imaginar que es obsesivo compulsivo, con tendencia a que todo luzca perfecto.

Las cinco habitaciones de las hijas son otra historia, ya que cada una le envió sus indicaciones a Scarlett de lo que querían en sus habitaciones y fueron desde unicornios hasta mariposas. No me imagino con un hijo, mucho menos con cinco.

No estoy en contra de quienes quieren tener muchos hijos y familias enormes, igual que la mía. Es solo que no veo eso como algo para mí, tal vez con un par sea suficiente.

—Puedo suponer que tiene más dinero del que necesita, ¿o me equivoco?

—Es un inversionista de Nueva York, su esposa murió durante los ataques de hace tres años y quiere darle un giro a su vida, venir a una manada calmada y que sus hijas tengan un buen lugar donde crecer. Se puso en contacto con Tyler y ahora trabajan en proyectos para mejorar la manada. Una de las niñas tiene la edad de Kol, ojalá se lleven bien. Dame un momento.

Scarlett lleva su teléfono a su oreja para contestar la llamada y desde el pasillo superior de la casa puedo ver todo, desde la gran sala, hasta la cocina. Esta casa es enorme.

No puedo evitar pensar en Taylor, imaginarla en un lugar así. En el palacio que se merece y sin necesitar dos trabajos para poder subsistir. En pocos días he logrado ver que Taylor es más de lo que hubiese imaginado, estar con ella es como estar en las nubes pero con la certeza de que no caerás.

Por el momento llevamos las cosas lento, sí, somos mates, pero no queremos que esa sea la única razón por la que estamos saliendo, queremos descifrar qué tenemos como para que la Diosa Luna nos haya emparejado.

Luz de Luna (Saga Alfas #3.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora