Capítulo 20: Madeleine's es lo mejor

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Los domingos, Louis cierra la cafetería, por lo que cuando llego el lunes temprano con intenciones de cubrir los dos turnos para compensar el que me salté por, como Kendall lo llamó, nuestro paseo por el lado oscuro de la ley, no me sorprendo de encontrar a Louis sentado en la barra con una mirada inquisitiva.

-Buenos días, Louis -le digo pero este no levanta la mirada de su periódico.

-Hoy estas solo -me dice con tono monótono bebiendo su café.

-¿Qué le sucedió a Taylor?

-¿Eres su mate y no lo sabes?

Su respuesta me descoloca, lo cierto es que ni las gemelas ni yo hemos conseguido hablar con Taylor desde antes de nuestra salida a la mamada. Aunque he ido a su edificio, el portero se ha negado a dejarme entrar sin la previa autorización de Taylor. La he buscado en la tienda, en el parque donde la lleve a nuestra primera cita, pero nada. Es como si hubiera desaparecido de la faz de la tierra.

Por mi bien, ignoro el comentario de Louis y me dirijo al cuartucho para buscar mi delantal y el block de notas. También uso el tiempo a solas para mentalizarme en mi uso de la caja registradora. Me coloco la gorra al tiempo que salgo del cuartucho y me dirijo a la barra para comenzar a preparar las primeras rondas de café de la mañana.

-Hora de la guerra -dice Louis bajándose del taburete cuando la campanilla de la puerta suena, marcando la llegada del primer par de clientes del día.





Antes de la mitad de la mañana, todo es un caos. No dejo de entrar y salir de la cocina con órdenes y los clientes de la barra hoy no están particularmente de buen humor.

-Esto tiene que ser una broma -mascullo cuando me encuentro a Kendall y a su grupo del terror. De verdad que tiene que conseguirse mejores amigos.

Para mi mala suerte, queda una mesa disponible, la cual no tardan en apartar. Por puro gusto, los dejo esperando unos minutos, mientras finjo hacer más café. Desde mi posición me permito detallar el ecléctico gurpo, son seis sin contar a Kendall. Tres chicos y tres chicas. A las chicas las reconozco de los entrenamientos de Kendall, ambas tienen cabello castaño y llevan atuendos similares constituidos por shorts cortos y camisas sin mangas. Puedo imaginar que tienen nombres pretencioso, como las chicas que le gustan a Jasper.

Los chicos son otros cuento, el más alto, se encuentra sentado junto a Linda y pasa su tatuado brazo por el hombro de esta. Eso debió doler. El chico lleva una gorra de béisbol, pero su cabello rubio ceniza no pasa desapercibido, igual que sus ojos oscuros.

El chico junto a Kendall es el que luce más amable, sonriendo y haciendo bromas. Su cabello es oscuro mientras que sus ojos verdes hacen resaltar sus facciones un poco aniñadas. El último se encuentra en medio del par de chicas con cara de arpías y juega con el servilletero como si fuese lo más interesante del mundo, es el único que no ha dicho ni una palabra desde que entraron. Su piel es oscura y sus rastas están atadas en la cima de su cabeza.

Cuando me decido que los he hecho esperar lo suficiente, me dirijo a su mesa y pongo la máscara por la que me pagan.

-Buenos días, bienvenidos a Madeleine's, me llamo Jeremy y seré su mesero el día de hoy -paso mi mirada por todos ellos pero omito la de Kendall, ella es la única que piensa que tiene buenos amigos-. ¿Ya saben que ordenar o prefieren ver el menú?

Mi mirada se asienta en Linda, quien no me da ningún buen augurio, mucho menos mientras escucho las palabras de Ariel en mi cabeza repitiéndose una y otra vez.

-Yo quiero una orden doble de waffles con pollo frito -dice el chico con cara de niño y con él, todos comienzan a dar sus órdenes mientras yo escribo en mi libreta.

Luz de Luna (Saga Alfas #3.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora