Cuando dije que Cynthia Price hace todo a lo grande o no hace nada, no mentí. Una lista de compra con más de treinta artículos entre los cuales se encuentran aceitunas negras sin hueso, algún extraño aceite de pepitas de uva y codorniz. Creo que ha pasado mucho tiempo viendo el canal de cocina.
Le diré al tío Dexter que considere lo de tomarse unas vacaciones, algo así como una segunda luna de miel. Lo necesitan, no quiero que la tía Cynthia se vuelva loca antes de los cincuenta. O que tenga una intoxicación alimentaria, lo que venga primero.
—¿Qué falta de la lista? —pregunta Josh empujando el carrito. Se encuentra inclinado sobre el asa en donde apoya sus codos y sus dedos se encuentran entrelazados. Miro la lista nuevamente y dirijo mi vista a los anaqueles frente a mí.
—No encuentro el agua de rosas.
—¿Agua de rosas? —pregunta Josh con el ceño fruncido y le paso la lista para que él lo vea con sus propios ojos—. ¿Para que diablos es eso?
—Imagino que para que las cosas sepan a rosas. Si es que tienen sabor las flores.
Vamos a la caja registradora para pagar las cosas que llevamos en el carrito de compras. Al menos nuestra búsqueda del tesoro para encontrar los artículos que la tía Cynthia necesita, resultan ser beneficiosos para que Joshua conozca un poco más la manada. Aunque él no sepa qué es una manada.
—Buenos días —me saluda la cajera de la tienda. No luce como si tuviera más de unos dieciséis o diecisiete años.
—Hola —le sonrío devuelta mientras coloco las cosas en la cinta transportadora con la ayuda de Josh. Veo a la chica pasar las cosas por el escaner mientras busco mi tarjeta de crédito.
Me renuevo incómoda en mi lugar intentando ocultar el desagrado en mi rostro para que Josh no se dé cuenta y no se preocupe. La misma pesadez que sentí en el baño se instala en el ambiente y solo quiero que la chica se apresure para poder salir de este lugar.
—¿Papel o plástico? —le tiendo la tarjeta de crédito y cuando se detiene de más en mi nombre sé que me reconoce. La pasa por la ranura de la caja registradora y ruego internamente que no diga nada.
Busco con la mirada al responsable de mi incomodidad pero hay solo unas pocas personas en el supermercado y todas están en sus asuntos.
—Que tengan un buen día —me sonríe la chica al devolverme la tarjeta y darme el recibo de la compra.
—Muchas gracias —le digo con mi mejor sonrisa fingida y Josh se apresura a tomar las bolsas para dirigirnos al auto.
—Sabes que no estoy inválida, ¿cierto? —Y a decir verdad, tengo más fuerza que tú.
—Lo sé, pero no me importa —sonríe y simplemente niego divertida mientras presiono el botón en el maletero para que este se abra y Josh pueda dejar las cosas en el interior—. Ven aquí.
Frunzo el ceño cuando él se sienta, me toma de la cintura metiéndome entre sus piernas y simplemente nos quedamos un par de segundos mirándonos en silencio. Hoy es uno de esos días en los que sus ojos son más azules que grises.
—¿Me dirás lo que sucede o tendré que sacártelo? —me dice por fin al cabo de un minuto.
—¿A qué te refieres? —digo con una risa nerviosa. ¿Pero qué le dijeron? Más importante, ¿quién?
—Después de volver de tu habitación estabas un poco ida y en la caja registradora te pasó lo mismo. ¿Todo anda bien?
Por un momentos, las paredes que he puesto a mi alrededor se resquebrajan. Solo un momento.
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Luz de Luna (Saga Alfas #3.5)
Werewolf💫 HISTORIA FINALISTA DE LOS WATTYS 2021 💫 Jeremy Anderson es la definición de calma, era todo lo contrario a Peyton Price. A él le gusta el arte, la música clásica y el silencio. A ella, la comida de su primo, estar con su padre y es el alma de la...