Capítulo 43: Protocolo Freya

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Cuando te quedas dormida más tarde de lo que deberías, quedarte entre las sábanas hasta mediodía suena como una idea verdaderamente tentadora entre más lo piensas. Anoche me quedé despierta hasta las tantas de la noche, texteando con las chicas. Sin embargo, no me arrepiento.

Me envuelvo entre las mantas y cubro mi cabeza con mi almohada para evitar que los rayos del sol golpeen mi rostro, impidiéndome dormir. Cuando estoy quedándome dormida, escucho la puerta de mi habitación abrirse.

—Tía C, déjame dormir.

—Me han dicho mami muchas veces, pero tía nunca.

Frunzo el ceño reconociendo la voz, pero no como la de mi tía Cynthia.

—¿Freya?

—En vivo y en directo, nena.

—¡No puede ser!

Corro hacia ella y gritamos como un par de idiotas mientras nos abrazamos y damos saltitos en el suelo.

—Veo que están felices —sonríe la tía C en la puerta y yo la miro, aún sin soltar a Freya.

—¿Tú lo hiciste?

—De hecho, fue un trabajo en equipo —confiesa Freya a mi lado—. Robé el número de tu primo del teléfono de papá y cuando lo llamé decidió que mi mejor cómplice sería tu fabulosa tía.

—¿Tyler también lo sabía? Que bien se lo tenía guardado esa sabandija.

—Queríamos que pasaras bien tus últimos días en la manada y creo que lo hicimos bien.

—Más que bien —le sonrío.

—De acuerdo chicas, pónganse al día mientras preparo el desayuno.

Freya y yo repetimos nuestra sesión de grititos, abrazos y saltos mientras escucho a la tía Cynthia reír al bajar las escaleras.

—¿Cómo estuvo el viaje?

—Tuve que tomar el vuelo de la noche, así que dormí todo el tiempo, sabes que no tengo problema para eso.

—Lo sé —río. Freya tiene la absoluta bendición de poder dormir como un koala. Podría hacer un apocalipsis zombi y Freya nunca se enteraría por estar durmiendo—. Oye, ¿has sabido algo de él?

—Me envió un mensaje anoche —confiesa y una llama de esperanza reaviva mi corazón—. Dijo que estaba bien, que te dijera eso. Parece que se está quedando en un motel en Seattle. Necesita tiempo para pensar.

—Lo entiendo —suspiro—. Fui una completa idiota y creo que si dijera que no quiere seguir conmigo, lo entendería por completo.

—Pero, ¿qué dices? —pregunta Freya con el ceño fruncido—. Ustedes volverán a estar juntos, porque la ley divina así lo querrá. Ahora, será mejor que vayas a darte una ducha mientras yo limpio este desastre. Tú y yo tendremos un día de chicas.

Sonrío y asiento. Un día de chicas con Freya es el mejor plan para este día que podría haber pensado jamás.








Cuando salgo de la ducha, mi habitación luce como nueva. La ropa esta sucia esta en la cesta y una bolsa negra tiene los restos de papeles y empaques que quedaron en el suelo durante los primeros días de mi shock por Josh. Sobre la cama se encuentran un par de bolsas y miro a Freya con el fruncido.

—Ni siquiera se te ocurra usar una sudadera hoy porque no lo permitiré —dice Freya cruzándose de brazos y alzando una ceja—. Vístete y te juro por mi abuelita que en el cielo está, que si usas una vendré aquí y quemaré todas las sudaderas. Usa algo de lo que te traje, te encantará.

Luz de Luna (Saga Alfas #3.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora