Capítulo 31: Diosa Luna, deja de ser tan hija de puta

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Para mi suerte, algo de la ropa de Abby me sirve para cambiarme, de otro modo habría tenido que irme de la fiesta. Lo habría hecho, de no ser porque no fui la única que terminó empapada. Tyler cavó su propia tumba al lanzarme al tanque, pero Colin también al lanzar a Kendall.

Ella me odia aunque no conoce toda la verdad, pero juega buenas bromas y eso no puedo quitárselo. Seco mi cabello con la toalla y lo peino lo mejor que puedo esperando que los rizos no me jueguen una mala pasada. Por lo menos no luzco del asco sin maquillaje, así que cuando termino de vestirme, me miro en el espejo de la habitación. Sí, el vestido no es mi estilo, pero no está nada mal.

Puedo escuchar a Abby arriba, supongo que en la habitación de huéspedes del piso superior hablando con Kendall, ni siquiera me entretengo con sus palabras ya que me dispongo a ver las fotografías que decoran la casa. No estaban cuando me fui.

Sobre la chimenea se encuentran muchas, un par de Abby y Tyler antes del Duelo, otro par de unos días antes de su boda pero la que me hace sonreír es una de ellos dos y Ariel junto a un árbol de Navidad. Los tres usan unos horribles pijamas a juego que me hacen reír.

Crecí junto a mi primo y aunque siempre supe que creceríamos y que él se casaría y formaría una familia, la idea me parecía una completa aberración hasta que conoció a Abby y pronto fue como si todos los planetas se alinearan. Siempre me pareció que adoptaron a Ariel muy rápido, pero ella fue la cereza del pastel para ellos. Eran una familia.

Verlos ahí hace que algo en mi interior se remueva, tengo fotos de mamá y papá juntos en Navidad, yo estaba con ellos pero era muy pequeña para recordarlo. Tuve muchísimas razones para terminar con Jeremy cuando lo hice y una de esas muchas razones fue el constante recordatorio del fracaso en el matrimonio de mis padres. Ellos también fueron unos Jeremy y Peyton y no terminaron bien, ¿quién decía que nosotros dos sí lo haríamos?

—Mami, pipí —la voz aniñada me hace volver en sí y escucho la puerta principal abrirse y dejo la fotografía en su lugar. Cuando me doy la vuelta me encuentro con la chica de cabello negro que estaba junto a Jeremy en el hospital y el niño, que en ese entonces dormía, se aferra a la pierna de su madre.

—Oh, hola —dice la chica sonrojada—. ¿Sabes en dónde está Abby?

—Creo que con Austin —digo pero lo cierto es que no tengo ni las más mínima idea de donde se metió la rubia.

—Claro, yo... Eh, tengo que llevar a Jayden al baño.

La chica se lleva al niño por el pasillo y puedo suponer que no es la primera vez que viene aquí. Me pregunto cuanto tiempo llevarán ella y Jeremy saliendo... No, será mejor no ir por ahí, ¿qué me está pasando?

Sintiéndome sofocada, estiro la toalla en uno de los respaldos de los sofás para que pueda secarse y salgo de la casa. No sé qué hora es, pero ya el sol está comenzando a caer por lo que me imagino que no debe tardar en terminar la fiesta. Y ahora no puedo pensar en nada menos que irme.

—Lo lamento —digo cuando choco con alguien y cuando miro su rostro me encuentro con Violet, que suerte que no llevara ninguno de los bebés encima, debo tener más cuidado.

—Oye, ¿te sientes bien? Luces como si hubieras visto un fantasma.

—Sí, yo... es solo que el agua estaba muy fría —miento riendo y agradezco que Violet me suelte porque así puedo irme a otro lado.

—¡Peyton! —La voz de Ariel me hace girar y la veo corriendo a mí con un listón azul entre sus manos—. Este es el tuyo.

Me percato que Ariel también lleva uno, al igual que sus dos amigas y sonrío, después de todo ganamos.

Luz de Luna (Saga Alfas #3.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora