Capítulo 16: Si las estrellas pudieran hablar

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Flashback:

Si las estrellas pudieran hablar, ¿qué crees que dirían?

Eso es completamente ilógico, los objetos inanimados no pueden hablar.

—Eso lo sé —dice Peyton girando sobre sí misma para mirarme, su codo está apoyado en las tejas del techo y su cabeza descansa en su mano—. Pero, ¿y si no fueran objetos inanimados?

Su cabello se encuentra sujeto en un rodete desprolijo y varios rizos caen a los lados. Peyton siempre se queja de su cabello, de que es difícil de manejar y que no ve la hora de dejar de lucir como si nunca pudiera peinarse, pero a mí me gusta. Me gusta enredar los dedos de mi mano libre entre sus rizos cuando estoy dibujando, me genera una paz que no he conseguido igualar con nada más.

Supongo que dirían: "denme unas vacaciones, he brillado por mucho tiempo".

Pero es lo que hacen: brillar —dice, volviendo a su posición original—. Yo pienso que dirían: "sé que tener sexo bajo la luz de la luna es divertido, pero al menos tengan la decencia de afeitarse las pelotas".

Sus palabras me hacen reír por lo bajo mientras mantengo mi vista fijo en la luna llena. Subir al tejado de casa mientras todos los demás se encuentran transformados en su forma de lobo es divertido. La paz de una noche de luna llena no se iguala con nada más.

Un lobo aúlla en la lejanía y por un momento me permito preguntarme como será estar transformado. Abby, mi prima, dice que no es nada del otro mundo, que en realidad no se siente muy diferente a ser un humano, además del hecho de que debes caminar a cuatro patas. Llegar a los dieciocho me asusta, tanto por mi primera transformación como por el hecho de que esa edad puede ser el fin de mi relación con Peyton.

¿Qué piensas? —me pregunta Peyton sentándose en el tejado y escaneándome con sus ojos marrones.

¿Qué te hace creer que estoy pensando en algo?

Tu pierna. No la dejas quieta.

Sus palabras hacen que detenga el movimiento involuntario de mi extremidad. Mamá me ha dicho que debo controlarlo, que eso es un signo de la ansiedad y que lo mejor es que lo maneje, antes de que se salga de control.

Cuéntame. Sabes que puedes contarme lo que sea.

Pienso en el futuro —confieso con un suspiro. Peyton chasquea la lengua y coloca su cabeza en mi muslo mientras juega con la pulsera de goma que rodea su muñeca.

No deberías preocuparte por eso —me dice restándole importancia—. Papá me contó que hay mates que saben que lo son mucho antes de tener su primera transformación. Seremos mates. Nos casaremos en una pequeña boda íntima, solo familia. Tal vez sea en el lago, Tyler me contó que planea construir su casa ahí, para que él y Abby vivan junto al lugar donde se conocieron. Podemos construir nuestra casa al otro lado, seríamos vecinos pero tendríamos nuestro espacio. Tu estudio puede dar al lago, o al bosque, para que puedas dibujarlo.

Eso me gustaría —sonrío, solo de imaginar nuestra vida juntos. Me gusta su optimismo entorno a nosotros, no conozco a nadie que tenga una convicción tan fuerte como la de Peyton, pero sin hechos, ¿cómo puedo estar totalmente seguro de lo que sea que imaginemos?

Tomo uno de los rizos que salen del rodete y lo giro entre mis dedos una y otra vez, imaginando la vida que Peyton planea para nosotros.

Si las estrellas pudieran hablar, ¿qué crees que dirían?

Qué no hay nada ni nadie, que pueda separarnos ahora o dentro de mil años.



Miro el techo de mi habitación, viendo las mismas manchas de humedad que se han formado con el paso de los años. Una vez Abby me dijo que una tenía forma de un conejo sobre un unicornio, para mí no es más que una mancha que siempre olvido pintar. Cuando la miro y recuerdo las distintas opiniones que tenemos, me hace pensar que esas son las formas en las que se puede ver la vida. Bien como algo normal, sin nada de especial y soso o algo increíble, que no pasaría dos veces ni porque todas las posibilidades estén a su favor.

Luz de Luna (Saga Alfas #3.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora