Capítulo 40: Moda Mágica en París, obvio

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La causa oficial de mi desmayo fue un ataque de pánico. Extraoficialmente, mi cuerpo no pudo soportar la realidad de ver mi vida destruirse solo en un par de minutos además de estar en proceso de transición.

Cuando desperté en el hospital con una vía conectada a mi brazo y mi vida hecha pedazos, mi tía C estaba en la habitación. Renuentemente, me dijo que Josh se había ido en cuanto el doctor que me atendió al llegar al hospital, les informó que estaba bien. Bueno, todo lo que se podía.

Me dieron el alta casi de inmediato, única y exclusivamente a mitad de la noche porque debía transformarme a como diera lugar. Siempre me gustó ser una loba, el poder que la Diosa Luna nos dio a cada uno de nosotros me hacía sentir invencible, pero en ese justo momento, mientras caminaba por el bosque como una idiota en mi forma de loba, sentí que nunca podría sentirme más miserable.

Claro que siempre hay una excepción.

Han pasado dos días desde la fiesta y mi vida se ha resumido a llorar, llamar a Josh y escuchar su maldito buzón de voz. Apagó su teléfono después de llamarlo unas treinta o cuarenta veces, una después de otra.

Apenas y he podido dormir, cada vez que intento hacerlo solo puedo ver el rostro de terror de Josh cuando supo la verdad. Mi estómago se ha cerrado por completo y la maldita vía que me colocaron en el hospital no ha abandonado su lugar en mi brazo. Según mi tía Cynthia "para que no me deshidrate" como si eso me importara justo ahora.

He sido una autómata este último par de días. Cuando papá murió sentía un dolor abrasador que destruía todo a su paso en mi interior, pero eso no es nada comparado con el vacío que siento. Es como si me hubieran arrancado el corazón y ahora mismo me mantengo con vida solo por inercia.

Josh es todo lo que soy y sin él es como si nada tuviera sentido. Ya parezco salida de una novela de Bridget Jones, maldición.

Mi teléfono comienza a sonar sobre mi mesa de noche y termino cayendo al suelo en mi intento por tomarlo y no arrancarme la vía del brazo.

-¿¡Josh!? -exclamo en cuanto contesto.

-Soy yo -me dice la voz de Freya al otro lado del teléfono y suspiro con pesar.

-Hola -murmuro con voz queda, pegando mi espalda a la cama y llevo mis piernas a mi pecho-. Dime que has conseguido saber algo de él, por favor.

-Lo lamento, nena -me dice y la imagino encogiéndose de hombros-. Nadie ha sabido de él.

-¿Ni siquiera los chicos?

-Ni siquiera los chicos.

Llevo mi mano libre a mi rostro y no puedo evitar que las lágrimas vuelvan a caer.

-Oh, nena...

-No, no, no me tengas pena -digo con la voz quebrada-. Me dijiste hace mucho que tenía que decirle y no te hice caso. No quería que me viera como un monstruo, ¿sabes? Y eso fue lo que hizo.

La imagen de su rostro no abandona mi mente y creo que nunca lo hará.

-No te culpes, ¿de acuerdo? No es tu culpa que esa idiota te provocara de esa manera.

-¿Crees que vaya a rechazarme? -pregunto con un hilo de voz.

Freya se queda en silencio y después de unos segundos la escucho suspirar.

-Él te ama, Peyton -afirma-. Los he visto. Y eso va más allá de su unión de mates.

-Si pues, parece ser que su amor por mí era muy profundo -digo de mala gana.

-Entiéndelo -me pide con voz dulce-. No tenía ni idea de la existencia de este mundo y cuando por fin lo hizo no fue de la mejor manera. Tal vez solo... necesita tiempo para procesarlo.

Luz de Luna (Saga Alfas #3.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora