Capítulo 17: Porque soy, si somos

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—Gracias, Louis.

—No los quiero teniendo sexo en sus tiempos libres.

—Eso no... —Me quedo con la palabra en la boca cuando el regordete Louis se da la vuelta para dirigirse a la cocina. Veo la camiseta roja, la gorra y el delantal que descansa en mis manos y sonrío de lado, las cosas que uno es capaz de hacer por amor. Me dirijo al escuálido cuartucho en el que Taylor tuvo el ataque de pánico hace un par de semanas y me cambio la camiseta, me coloco el delantal y la gorra.

Escucho el sonido de la campanilla de la puerta, que indica la llegada de un nuevo cliente y me apresuro a salir. El olor de Taylor llena mis fosas nasales, se ha convertido en una especie de droga para mí.

—¿Jeremy? —pregunta confundida cuando me ve y su rostro es un poema cuando ve el uniforme que llevo puesto.

—¿Me veo bien?

—¿Desde cuando trabajas aquí?

—Hace exactamente nueve minutos —digo mirando la hora en el reloj.

—Eres raro —río cuando pasa a mi lado y se dirige al cuartucho para dejar sus cosas en su casillero.

—El verano está resultando muy aburrido —le digo pegando mi brazo al marco de la puerta mientras ella recoge su cabello y se pone la gorra—. Y tengo una novia que trabaja todo el día, así que se me ocurrió una idea para poder pasar más tiempo con ella.

—¿Ah sí? Debe ser una gran chica si quieres pasar tanto tiempo con ella.

—Lo es —asiento intentando no soltar una carcajada—. Y es muy sexy también. Trabaja aquí, creo que la conoces, se llama Gloria.

Taylor sonríe más ampliamente y niega divertida al tiempo que entrelaza sus dedos detrás de mi cuello.

—Que afortunada es Gloria, entonces —dice y la tomo de la cintura para acercarla a mí lo más posible y pierdo mi mirada en el azul de sus ojos.

—¿Verdad que sí?

Taylor termina con la distancia entre nosotros y la beso, ella es mía, mi novia, mi mate.

—Hola —me susurra con un ligero rubor en la cima de sus pómulos y paso mi pulgar por sus mejillas. Taylor toma mi mano y se adhiere a mi tacto mientras cierra los ojos «porque de todos modos encontré mi camino hacia ti».

Teniéndola tan cerca, tengo que contenerme de no subirla a mi hombro y llevarla a un lugar donde nadie nos moleste. Taylor abre los ojos y soy capaz de ver la oscuridad que se encuentra en el fondo del azul, he intentado que me hable de eso pero es tan terca que simplemente se cierra y cambia el tema.

—¿Listo para tu primer día? —me pregunta con una sonrisa.

—Lo estaré cuando sepa usar ese cacharro con botones.

—Oh, es más fácil de lo que parece.

Pronto me di cuenta de que Taylor es buena mentirosa.




Cacharro Infernal, ese es mi apodo especial para la caja registradora. Es un asunto tan viejo y oxidado que para que pueda abrir después de marcar el precio, debes darle un golpe a un lado para que la pequeña gaveta donde se guarda el dinero, salga de su compartimento. Aprender a usar la cafetera y la máquina de batidos es más fácil por lo que Taylor y yo no tardamos en hacer una pequeña rutina en la que ella se encarga de la caja registradora y yo del par de máquinas.

De esto, el trabajo de camarero no es especialmente difícil, solo debes tener buena memoria de los pedidos para cada mesa y ser amable, eso suma varios puntos para la propina. Ariana sería una pésima camarera.

Luz de Luna (Saga Alfas #3.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora