Capítulo 23: Son unas hipócritas

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Esperaba ver más paparazzi afuera de casa, pero me alegro de ver que aún le tienen respeto a la casa del antiguo Alfa. Me siento bien pensando eso hasta que veo la camioneta de Tyler en el estacionamiento.

—Esto tiene que ser una broma —digo para mí mismo, cuando veo a Tyler salir de la casa con furia en sus ojos y no tardo en bajar—. Puedo explicar...

No puedo seguir hablar por el golpe que va directo a mi pómulo y no tardo en sabotear la sangre en mi boca.

—¡Tyler! —escucho el grito de una mujer, el shock no me deja distinguir de quien se trata, ni sentir el dolor.

—Bueno —escupo sangre en el suelo—, supongo que me lo merecía.

—Oh, mereces mucho más que eso pero no quiero que pases el resto del día en el hospital —gruñe con sus ojos brillando dorados—. Lo prometiste. Lo prometieron los cuatro.

Hasta este momento me percato de la presencia de las gemelas a un par de metros, junto a Kendall. Los ojos de las primeras dos están rojos, me imagino que por las lágrimas, pero en este justo momento no me importa nada más.

—Creí que eran lo suficientemente inteligentes como para distinguir las cosas buenas de las malas. Como para darse cuenta de que sus problemas no los afectan solo a ustedes.

—Tyler...

—Kendall no quiero escucharte con tus cuentos de que el amor es la respuesta para todo porque no es así —dice Tyler de mala gana para ser interrumpido por su teléfono. La mirada de Tyler se descompone cuando ve de quien se trata.

—Tengo que irme —dice dirigiéndose a nosotros para luego irse a su auto.

—¿Qué podemos hacer? —dice Kat y puedo escuchar el pánico en su voz. Quiero sentir compasión por ella, pero lo cierto es que no lo consigo.

—Cierren la boca, y por el amor a la Diosa, quédense aquí. Tanto ustedes como yo tenemos muchas cosas que perder.

Tyler nos mantiene la mirada un par de segundos pero luego niega como si estuviera decepcionado y contesta la llamada mientras sube a la camioneta y se va.

—¿Estás bien? —me pregunta Candice dirigiéndose a mí y coloca una mano a unos centímetros de mi mejilla golpeada.

—Ni se te ocurra tocarme —le digo haciendo a un lado su mano. Los ojos de Candice brillan con desconcierto.

—Jeremy nunca esperamos que esto pasara —me dice Kat con cautela.

—¿En serio? ¿De verdad creen que seré capaz de creerles ahora? —suelto con amargura—. Fueron capaces de decirme todo lo que pasaba con el dinero, ¿y en ningún momento se les ocurrió decirme lo del bebé?

Mis palabras hacen que el rostro de las gemelas palidezca, tanto que por un momento siento que se van a desmayar. Se miran sin saber que decir y Candice lleva una mano a su frente, ha empezado a sudar.

—Jeremy, no es lo que piensas, todo lo hicimos para protegerte.

—¿De qué? ¿Protegerme de qué, maldita sea? —suelto al borde del colapso. No me importa que Taylor tenga un hijo, es su vida pasada pero él hecho de que tuviera que mentir sobre algo tan importante me hace saber que no confía en mí, y las gemelas tampoco.

—Taylor no quería que todo girara en torno al bebé —dice Kat con voz ahogada—. Nos pidió que no te dijéramos nada hasta que ella estuviera lista. Ella quería proteger a Jayden y nosotras a ti.

—Son unas hipócritas —digo de mala gana—. Me dijeron lo del dinero para no sentirse mal. No lo hicieron para protegerme, lo hicieron por lástima. No lo hicieron para protegerme, lo hicieron por lástima. Sobre todo tú, tú eres la peor de las dos. No sé porqué me sorprende que me mintieras, si le mientes hasta a tu propia hermana.

Luz de Luna (Saga Alfas #3.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora