Luz de Luna (Saga Alfas #3.5)

Capítulo 30: Feliz cumpleaños, Ariel

No tardo en dirigirme a la mesa donde se encuentra mi novio junto a Rupert. Es una mesa blanca y redonda en donde, lamentablemente, reconocí a más personas de las que me gustaría: todos son Alfas y Lunas de otras manadas. Les sonrío y los saludo con un asentimiento, ya puedo imaginar que estaré en la boca de más de uno después de esta fiesta. Genial.

-¿Está interesante la conversación? -les pregunto con una sonrisa mientras coloco sus bebidas frente a ellos. El idiota de Rupert le está contando varias de mis travesuras de la niñez a Josh. Como si fuese tan difícil olvidar el verano en el que escondí todos los zapatos de Tyler para que no pudiera salir con Violet.

El olor del cóctel no tarda en llegarle a Josh, quien me mira mal. No me prohíbe beber alcohol, pero si odia que lo haga y para no incomodarlo, tiendo a hacerlo solo si sé que él no estará cerca.

-Solo será uno, lo prometo -digo y le doy un beso en la comisura de los labios que lo hace sonreír de lado. Como amo esa endemoniada sonrisa.

-Niña, le hablaba a tu chico sobre tus andanzas cuando eras pequeña, ya tenías una gran mente para el mal en ese entonces -dice y ríe junto con Josh. Yo suelto un bufido mientras ruedo los ojos divertida. Fue una buena época de la vida, no puedo negarlo. A unos metros, con Olivia en brazos y hablando con Scarlett, veo a la víctima de la mayoría de mis travesuras. En mi defensa, mi yo de seis años la veía como si Tyler fuese el padre de la bebé que está entre sus brazos.

No diré que no me agrada, pero sé que nunca podremos ser amigas. Eso está más que claro. Doy otro sorbo a mi cóctel mientras Rupert sigue contándole una travesura tras otra a Josh, quien no hace más que reír.

-¿Estas bien? -me pregunta cuando Rupert se levanta de su silla para ir a llevar a una de sus nietas al baño. Tiene tres hijos varones así que estas niñas son la luz de sus ojos.

-Claro, ¿por qué no lo estaría? -miento de manera descarada, pero Josh igual se da cuenta. Arquea una ceja, termino encogiéndome de hombros y soltando un suspiro-. Te cuento luego, ¿si? No quiero hablar de eso ahora.

-¿Tan malo es? Porque si quieres nos vamos.

-No, no, está bien -le digo cuando hace el amago de levantarse-. Si me voy, Ariel probablemente me juegue una de sus bromas en venganza.

-Por lo que escuché se que podrás evitarlo -me dice y no puedo evitar reír.

-¿No lo olvidarás nunca, cierto? -Josh ríe y niega-. Rupert es un idiota. Me las va a pagar.

Tomo nuevamente mi trago y le doy otro sorbo, esta vez más largo que los anteriores. Mi atención se dirige a una pequeña tarima que hay a unos metros de la mesa de dulces, una chica rubia que tiene una mariposa pintada en su mejilla y un cuerno de unicornio en su cabeza. Va vestida con lo que parece ser un uniforme por lo que me imagino que es una de las animadoras de la agencia de festejos de la manada y junto a ella está Ariel sonriendo. A veces quiero volver a su edad, justo como en este momento.

-Hola a todos -saluda la chica junto a Ariel con una gran sonrisa y agitando ligeramente su mano libre-. A petición de la preciosa cumpleañera, para animar un poco más esta fiesta, haremos un juego en equipo. Necesito que todos los niños formen grupos de seis y escojan un adulto, que será su líder.

Veo a todos los niños correr para agruparse y casi quiero reír, ¿de donde salieron tantos? Si así son sus fiestas de niña, no me imagino cuando Ariel crezca. Veo a la pelirroja correr del escenario y se agrupa con dos niñas y tres niños que no reconozco, hablan entre ellos con efusivudad y cuando veo la sonrisa malévola en el rostro de Ariel, sé que no puede significar nada bueno.

Sale disparada en mi dirección y aunque me escondo detrás de la muralla humana de Josh, Ariel consigue tomar mi mano.

-Por favorrrrr, se nuestra líder -me pide con ojos de perrito porque sabe que nadie en su sano juicio podría decirle que no a esos ojos.