Capítulo 41: Un pervertido es un pervertido, así esté en el más allá

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Bajo a cenar después de que Jeremy se va solo para que mis tíos piensen que estoy bien. Ellos no tienen la culpa de que yo sea una idiota y que recién haya engañado a mi novio... ex novio. Bueno, lo que sea que sea Josh ahora mismo.

Por un lado me convenzo de que besé a Jeremy en busca de tener un contacto familiar, algo que me recuerde a la chica que solía ser antes. Por otro lado, sé que probablemente lo hice porque necesitaba asegurarme de que mis sentimientos por Jeremy estuvieran totalmente en el subsuelo. Y es así.

De todas maneras, odio el sentimiento que se ha instalado en mi pecho, he engañado a Josh. Solo espero que Jeremy no le vaya con el cuento a su novia y que esta luego quiera golpearme. Aunque bueno, Taylor se ve demasiado amable como para hacer algo como eso.

Cansada y contrariada, me dejo caer en mi cama, son más de las diez de la noche. Envuelvo mi cuerpo con las mantas y tomo mi teléfono de la mesa de noche para encenderlo y buscar alguna noticia sobre Josh. Busco mi número y dejo mi dedo a unos milímetros del botón verde. Suelto un bufido y finalmente apago la la talla y lo devuelvo a su lugar sobre la mesa de noche.

Aunque duela, a veces es necesario aprender a ponerse primero.

Ofuscada, decido envolverme en las mantas cual burrito e intentar dormir para ordenar el desastre que son mis pensamientos ahora mismo.

No sé cuánto tiempo paso dormida hasta que siento el tacto de dedos rozando la pierna que se ha salido de las mantas mientras dormía. Aún medio inconsciente, río por lo bajo.

—Josh, no, mis tíos están en la otra habitación.

El roce de los dedos sigue subiendo por mi muslo y frunzo el ceño cayendo en cuenta. Josh no está aquí y él no hace cosas como esta. Abro los ojos y miro con pánico al sujeto que se ha colado a mí habitación, intento huir, pero sus manos se cierran en torno a mí cuello con fuerza, impidiéndome respirar.

Golpeo su rostro, lo araño e intento patearlo para que me suelte. Me aprisiona con sus piernas y con cada segundo que pasa siento como voy perdiendo el conocimiento y la falta de oxígeno impide que los extremidades tengan la suficiente fuerza para intentar hacer algo.

Cuando siento que estoy perdiendo la batalla, el sujeto se quita de encima. Llevo mis manos a mi cuello intentando llenar mis pulmones nuevamente de aire mientras toso y mis vías respiratorias arden. Levanto la mirada, impactada y miro a George sobre el sujeto, golpeándolo. Caigo de la cama, haciendo que ambos me miren.

Luego, como si fuese lo más normal, anbos desaparecen.

La puerta de mi habitación se abre y la tía Cynthia entra a la habitación adormilada.

—¿Peyton? ¿Qué sucede?

Jadeo y murmuro cosas inentendibles mientras mi mirada se mantiene fija en el punto donde ambos sujetos peleaban. Enciende la luz de la habitación y sus ojos casi se salen de sus órbitas.

—¿¡Pero qué te pasó en el cuello!?

—Yo... yo...

La tía Cynthia cierra el espacio entre nosotras y levanta mi barbilla para poder mirar mi cuello.

—¡Dexter!

Paso los siguientes minutos ensimismada en mis pensamientos, ¿cómo se supone que un fantasma intentó matarme? Puedo ver como mis tíos hablan frente a mí pero no consigo hilar sus palabras.

El sonido de mi teléfono consigue devolverme a la realidad y miro la cara sonriente de Tyler iluminando la pantalla.

—Responde tú —le pido a la tía Cynthia con un hilo de voz y apenas me percato de unas cuantas palabras. Ariel soñó con lo que acaba de pasarme.

Luz de Luna (Saga Alfas #3.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora