Capítulo 13: Lord Farquad está aquí

315 45 3
                                    

Hago un último trazo para terminar el boceto de mi proyecto, lo miro, pero no me convence, arrugo el trozo de papel y lo lanzo a alguna parte del estudio, igual que las otras docenas de bocetos fallidos. Miro la hoja en blanco y dejo el lápiz a un lado para intentar vaciar mi mente. Froto mis sienes y pego mi espalda a la silla, la única forma de poder hacer una pintura tan impresionante que te deje sin aliento, es teniendo un buen boceto y he arruinado uno detrás de otro. ¿Desde cuándo se me hace tan difícil dibujar algo tan sencillo?

Suelto un sonoro suspiro y me levanto de la silla, tal vez caminar me ayude. Cuando el tío Erick se retiró de su trabajo de Alfa, su oficina tuvo muchos posibles usos, pero el que él había decidido era una guarida de hombres. Después de su muerte nadie quería pensar en eso y pronto se convirtió en mi estudio de arte.

Está tal cual lo dejé, la noche antes de tomar mi vuelo a Australia, mamá ha sido la única que ha entrado y solo para limpiar el polvo de la habitación. Las paredes están cubiertas de dibujos, pinturas que considero lo suficientemente decentes como para ser mostradas. Una simplemente está ahí para cubrir un enorme agujero que el tío Erick hizo en la pared, solo él sabía para qué.

Miro las manchas de manos en las paredes, la mayoría son de Kol y Ariel, a quienes les pareció divertido llenar las paredes de pintura. Toda la familia terminó sumándose a ellos y coloco mi mano sobre una de las manchas, esa la hice yo, cuando por fin me rendí a que todos le dieran su toque a mi estudio. Me gusta mirarlas, porque me recuerdan la persona que éramos cuando lo hicimos, me hace recordar que todos crecen y maduran y se vuelven una versión mejorada de sí mismos. Los cambios duelen, pero no significa que no sean necesarios.

-Jeremy, ¿estás ocupado?

Por unos segundos considero el quedarme en silencio, fingir que estoy tan concentrado que no escuché su voz, pero no puedo, no me gusta estar así con ella. Bajo el volumen del estéreo y me acerco a la puerta para abrirla.

-¿Puedo entrar?

Me encojo de hombros y me hago hacia atrás para dejarla entrar. Kendall mira el montón de hojas arrugadas en el suelo y hace una mueca con los labios.

-¿Bloqueo artístico? Dicen que ayuda dar un paseo. Bueno, eso me ayuda a mí.

-¿Tienes algo importante para decir? -mi voz suena borde y paso a su lado para sentarme de nuevo en la silla del escritorio, fingiendo hacer un dibujo, lo primero que se me ocurre es dibujar a Thor.

-Pues... estaba pensando en organizar un viaje a la playa, con las gemelas y los chicos, pensé que tal vez querrías venir.

-¿Desde cuándo me gusta la playa?

-Bueno... pues como estas en Sydney y allá hay muchas playas pensé que...

-Pensaste mal -la corto y tengo que morder mi labio para contener la risa. Ya no estoy enfadado con ella, pero querer que se disculpe no es ningún crimen.

-Bien -murmura dándose la vuelta para salir del estudio y la veo caminar con una lentitud teatral hacia la puerta-. Oh vamos, ¿en serio me harás decirlo?

-El orgullo es malo, Kens -digo sin voltear a mirarla y por el rabillo del ojo la encuentro girando en su propio lugar y refunfuña cuando se detiene.

-Si me harás hacer esto, al menos ten la decencia de mirarme, ¿quieres?

Ocultando mi sonrisa lo mejor que puedo, me cruzo de brazos en la silla y la miro. Kendall suspira y frota su rostro antes de quedarse quieta.

-Lo lamento, Jeremy. Lamento haber tomado tu teléfono y husmeado en él sólo para evitar tu retraso australiano. -Enarco una ceja y Kendall se encoje de hombros-. No tendrás nada mejor así que lo tomas o lo dejas.

Luz de Luna (Saga Alfas #3.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora