Capítulo 39: ¿Qué... eres?

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Cuando el resto de los invitados llega, agradezco de sobre manera que la temática de la fiesta se reduzca a la decoración y la vestimenta de unas cuantas personas, demasiada elegancia no va conmigo. La música es muy movida y antes de lo que canta un gallo, me encuentro en la pista de baile con Josh. No tengo una sola gota de alcohol en mi organismo, pero las corrientes eléctricas que recorren mi cuerpo por la luna llena me hacen sentir viva. Me siento más viva de lo que me he sentido en mucho tiempo.

Después de la muerte de papá me sumergí en un agujero negro, nunca fui muy cercana a mi madre, por lo que estar con ella no ayudaba a mitigar mi dolor. Por un tiempo, lo hicieron las drogas, por otro más, Josh, pero justo ahora, es esta embriagante sensación que recorre mi cuerpo. Me recuerda un poco a un orgasmo.

Con una sonrisa lobuna adornando mis labios, enredo mis brazos alrededor del cuello de Josh y lo atraigo a mí, besándolo como no he podido hacerlo en semanas por tener siempre a mis tíos cerca. Josh también se aprovecha de la oscuridad de la pista de baile para pasar sus manos por mi cintura y sonrío sobre sus labios con sorna.

—¿Muchas espectadores, señor Graham? —murmuro apenas en su oído y siento su sonrisa ensancharse.

—Demasiados para mi gusto, señorita Price.

Por un momento la idea de huir a uno de los baños de la casa me parece bastante tentadora, pero hay demasiados oídos cerca.

—Volvamos a la mesa —le digo y este asiente.

—Iré por algo a la barra, adelántate.

Dejo un último beso en sus labios y nos escurrimos entre los adolescentes bailando para volver a la mesa y Josh para ir a la barra que se encuentra al otro extremo de la carpa. En la mesa ahora también se encuentran Tiffany con un chico bastante guapo, al igual que Abby y Tyler. La primera me sonríe ampliamente.

—¿Pero que llevas puesto? —se queja Tyler cuando me ve y se gana un golpe por parte de su esposa.

—Te ves hermosa, Peyton —me sonríe Abby—. Me encanta ese vestido en ti.

—¿Verdad que si? —le dice Violet sonriendo. Sé que es sincera, pero también sé que lo dice para molestar un poco al obstinado de Tyler.

—Por supuesto —la secunda Abby y Tyler gruñe por lo bajo.

—¿No podías usar una chaqueta o algo así? Muestras demasiada... piel.

—¿Y arruinar la esencia del vestido? —frunzo el celo y niego—. Claro que no.

—Acostúmbrate Price, tienes una hija en casa que algún día disfrutará de usar vestidos así —le dice Tiffany y tengo que morder mi labio inferior para no soltar una carcajada ante la mueca en la que se transforma el rostro de mi primo.

—Ariel Cassandra nunca usará vestidos así mientras yo esté con vida para impedirlo —de queja y ahora si suelto la carcajada, junto a Abby y Violet.

—No seas hipócrita —lo reprende Abby, pero la sonrisa nunca abandona su rostro—. Te gusta que yo use vestidos sexys.

—Es diferente, tú eres mi esposa.

—Y Ariel será la esposa de alguien algún día —afinca Tiffany y Tyler rueda los ojos con frustración.

—¿Algo que decir, Tristán? —le pregunto divertida al verlo incómodo bebiendo de su trago.

—La verdad no —murmura—. Olivia es apenas una bebé, no quiero pensar en ella con esposo o mostrando más piel de la debida con un vestido hasta dentro de unos años más.

—Este tema hará que termine amenazando a niños para que se alejen de Ariel desde ahora —gruñe—. ¿Dónde está Josh?

Su pobre intento de cambiar el tema me hace reír pero asiento. Antes de que pueda decir, el interpelado hace acto de presencia viniendo con dos copas iguales a las de hace rato, rellenas con un líquido oscuro, que por el olor distingo como jugo de arándanos.

Luz de Luna (Saga Alfas #3.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora