25. ¿Alguien más?

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No volví a escribir ni intentar una llamada. Claramente Gael tampoco lo hizo. Pero estaba bien, supuse que estaba bien. Yo había metido la pata y, para arruinar más las cosas, me había enojado porque él no quería verme. Horrible. Yo era una persona horrible.
Pasó una semana entera, estábamos a mediados de septiembre, y yo sabía que él estaba rindiendo la primera tanda de parciales, sería muy estúpido de mi parte intentar arreglar lo que fuera que había pasado justo en ese momento. Lo haríamos más adelante, tendríamos tiempo… ¿O no?
El viernes de esa semana llovía. Yo siempre iba a buscarlo a la salida de su trabajo y él se quedaba a dormir esos días, pero él no había escrito ni yo tampoco, así que supuse que nuestros planes habían cambiado. Quizás era eso, él necesitaba un cambio.
—Entretenme —dije al teléfono. La carcajada del otro lado fue contagiosa. —Estoy a punto de llamarlo, de nuevo, así que entretenme para no hacerlo.
—Tiziano y yo estamos mirando una película, si quieres puedes venir.
—Dile que venga, tengo cervezas —oí a Tiziano gritar con auténtica emoción.
Josh y Tiziano ya estaban por cumplir dos años de relación y hacía casi un año se habían mudado a vivir juntos. Por supuesto conocía al novio de mi amigo y habíamos compartido varias veces, pero me sentía incómodo cuando estábamos sólo los tres. Ellos se veían empalagosamente enamorados y yo me sentía un poco celoso de ellos. Eso sin contar que Tiziano parecía demasiado elegante y serio, y él era varios años menor que yo. Josh había dicho que era sólo la apariencia, que él en realidad era bastante distinto y yo no me había tomado el trabajo de conocerlo en profundidad.
—Agradezco la invitación —dije amable. Cuando había llamado pensé que quizás Josh estaba solo, Tiziano trabajaba mucho y hacía muchas guardias nocturnas. Ese era su día libre, no podía arruinarles su momento a solas. —Está lloviendo fuera y…
—Deja de ser tan rezongón y trae tu trasero aquí Alex —insistió Josh perdiendo la paciencia.
—No, en serio, pensé que estabas sólo y aburrido —como yo, quise decirle —, pero no quiero interrumpir su noche. Le hablaré a Ian, no te preocupes.
—Alex
Corté antes de que dijera nada más. Odiaba que mis amigos sintieran lástima por mí y Josh no era muy sutil en demostrarlo luego de lo que había pasado con Nash y Milo.
Llamé a Ian. Porque necesitaba ocupar la línea ante la inminente llamada de Josh y quería dejar de pensar en Gael.
—¿Qué hay? —consultó relajado.
—Gael se enojó conmigo —dije con un suspiro.
—¿Qué hiciste? —continuó. A diferencia de Josh, esa semana no me había visto con él y no sabía lo que había pasado con los cuadros. —¿Pediste disculpas?
—Lo hice. Pero tú sabes que él no actúa como las personas convencionales… vio unos cuadros de Milo que ni siquiera recordaba que existían y
—Bueno —me interrumpió —si se enojó contigo por tener cuadros de tu ex actuó como una persona convencional Alex. Yo me hubiera enojado también. Es como tener fotos y recuerdos de alguien, que, en teoría, ya no ocupa “ese” lugar en tu vida. Si tú guardas ese tipo de cosas es porque realmente sigue importando… lo sé por experiencia propia.
—Yo no recordaba que estaban allí —me defendí ofendido. —Y Milo no ocupa ese lugar… ya no.
—¿Lo sabe tu chico?
—Claro.
—Tú no estás seguro —retrucó. Mantuve el silencio. Quizás Gael no lo sabía. —Oye, estoy esperando que venga Polo, pero tú puedes venir y charlamos. Luego cenaremos los tres juntos ¿Qué dices?
Lo pensé unos segundos y me negué. No quería ser el mal tercio, ni con Josh, ni con ellos.
—Oh, vamos… ni siquiera sé cuándo vendrá él. Incluso puede que me suspenda.
—Buenas noches Ian —me reí. Él estaba siendo condescendiente también.
En cuanto terminé la llamada el portero sonó. Miré la hora y apenas pasaban de las once. Mi corazón martilleó deprisa, podría ser Gael. Él salía a esa hora, quizás había pensando que podría pasar a verme, yo deseaba que fuera así.
Mientras me movía al teléfono pensé que podía ser Josh también. Yo le había cortado el teléfono, había rechazado una invitación y él era una persona sumamente persistente. Para cuando tomé el comunicador mi corazón latía normal. Era mucho más probable que fuera Josh a que fuera Gael… lamentablemente.
—¿Sí?
—¿Puedo pasar? —Milo. De todas las personas en el mundo, él había sido el último que había pasado por mi cabeza. Lo raro es que tuviera llamando al portero, él aún tenía la llave del edificio.
—No.
—¿Estás bromeando?
—Estoy ocupado —dije con seriedad. No necesitaba hacerlo pasar y que “casualmente” Gael apareciera por allí y todo empeorara. Sí. Yo solía mirar muchas telenovelas. —¿Por qué viniste? Pudiste haber llamado.
—Porque quiero hablar contigo Alex, en persona.
—No son horas “para hablar”, yo tengo un novio que podría pensar otra cosa —aseguré tranquilo, me sentían tranquilo de poder seguir llamándolo novio a pesar de que nunca lo habíamos aclarado formalmente. —Mañana podemos tomar un café en algún lugar si quieres. Pero no ahora y no aquí.
—Te atraparon ¿No? —se rió fuerte y luego se oyó solo el silencio. No iba a responder a eso, era bastante obvio.
Esperé unos segundos hasta que decidí que él se había ido y me moví al sofá, pero antes de que siquiera apoyara mi trasero allí tres golpes en la puerta me detuvieron. Pendejo. Pendejo insistente.
Largué un suspiro molesto y me dirigí a la puerta dispuesto a sacarlo del edificio del brazo, como a un niño. Luego de eso llamaría a Nash para que lo controlara. Pero antes de aquello le quitaría la llave, aunque tuviera que usar la fuerza con él.
—Te dije que no son horas —dije abriendo la puerta y encontrándome con un gatito mojado tras ella.
Gael apenas levantó sus ojos a los míos y los volvió a fijar en el suelo.
—Ya sé que es tarde —dijo con voz temblorosa, tan temblorosas como mis manos por querer tocar, acariciar, reconocer. Tragué saliva. Él sí me había atrapado, de la menor manera. Yo había caído completamente por él. —Pero yo quería pedirte disculpas.
Lo observé fijamente. Sus manos se apretaban juntas frente a él, uno de sus pies estaba incómodo golpeteando el suelo, sus mejillas estaban sonrojadas y su mirada estaba en cualquier lugar menos en mí.
—Bueno, era sólo eso, yo debería irme —largó atropelladamente intentando girar sobre sus talones. Lo intentó, pero yo no lo dejé. Tomé una de sus manos y tiré débilmente para invitarlo a ingresar.
Me miró con detenimiento por primera vez esa noche y levantó una pequeña e imperceptible sonrisa de alivio.
Cerré tras él y me ocupé de sacar su campera empapada. Él había caminado hasta mi departamento, desde su trabajo, bajo la intensa lluvia. Yo debería haber ido por él como había pensado toda la tarde.
—Estás mojado —dije observando que no traía su habitual mochila con algún cambio de ropa.
—No pasa nada, en serio yo debería irme.
—¿Realmente piensas que yo dejaré que te vayas? —susurré quitando también su campera de algodón. Observé sus ojos y humedecí mis labios. Quería y necesitaba besarlo. —¿Sabes hace cuántos días no nos vemos Gael?
—Lo sé… y lo lamento —se quebró finalmente lanzándose a mis brazos. Se colgó de mi cuello y pegó su cuerpo al mío. —Soy un tonto, perdón…
—Gatito —susurré afirmándome a él con fuerzas. —Yo soy el tonto, debí haberme deshecho de esas cosas hacía mucho tiempo, no significan nada más que trabajo para mí. Yo sé que tú lo sabes.
—Lo sé —murmuró separándose de mí para atacar mis labios. Él, literalmente, devoró mi boca con necesidad y urgencia y, por supuesto, yo no me quedé atrás.
Mis manos se apretaron sin pudor en su trasero y mi cuerpo se aplastó contra el suyo y la pared. Ese periodo de abstinencia había sido demasiado largo, demasiado duro, demasiado innecesario.
—Tú te quedarás conmigo por el total de una semana —gruñí entre besos, mordiendo y chupando todo lo que su camiseta me dejaba. —Es tu castigo por no venir antes…
—No llamaste… —jadeo tirándome más cerca de él. —Si hubieras llamado una vez más yo hubiera venido corriendo…
—Lo anotaré para la próxima vez —sonreí regresando a su boca. Mierda. Cómo era posible que hubiera podido extrañarlo tanto en tan poco tiempo.
Nos besamos un poco más allí, contra la puerta, hasta que Gael se apartó y dejó suaves besos en mis labios, sonriendo grande y amable. Se desenredó de mí, tomó mi mano y me condujo a al sofá donde se acurró contra mi cuerpo.
—Debes cambiarte el pantalón, déjame ir por ropa para ti —pedí acariciando su cabello, lo había recortado un poco, sólo un poco, pero yo me había dado cuenta. Conocía todo y cada cosa de él.
—No… estoy bien.
—Te vas a resfriar gatito —suspiré tomando posesión de su rostro —y aunque suene muy excitante tener que ser tu enfermero, no creo que necesites enfermarte justo ahora.
Suspiró de mala gana y asintió dejándome ir. Hacía mucho tiempo, quizás desde la primera vez que él había ido a mi departamento, que no se vestían con mi ropa.
Cuando regresé a la sala él ya estaba fuera de sus pantalones, tiraba nerviosamente su camiseta para tapar su bóxer provocándome burlarme de él, pero no lo hice. Nos acabábamos de arreglar, no quería que se enojara nuevamente conmigo, no resistiría una semana más sin saber de él.
Le tendí la ropa y lo observé, detenidamente, cambiarse. Su rostro se había puesto aún más colorado que antes, pero él intentaba actuar normal. Se veía adorable de esa forma.
—Milo y Nash me trajeron aquí —dijo mientras se movía a la parte de la cocina, por agua, aunque yo sabía que estaba escapando de mi mirada. —Me encontraron y me trajeron.
—¿Pero tú venías hacía aquí o…?
—No quería hacerlo… porque me siento un poco ridículo por haberme enojado por esa estupidez, pero mis pies me comenzaron a conducir solos hacía aquí —dijo encogiéndose de hombros. Le dio un largo trago a su vaso y volvió al sofá, junto a mí, para acurrucarse nuevamente en mi cuerpo. —Porque te extrañaba demasiado.
—No son estupideces —susurre enterrando mi nariz en su cabello. —Si hubiera sido al revés yo hubiera enloquecido un poco… tú no sabes lo celoso que puedo llegar a ser.
—¿Celoso? —consultó confundido separándose de mí para observarme. —Yo no estaba celoso sólo… —cerró la boca, tragó saliva y negó enfáticamente con la cabeza. —No eran celos.
—Como tú digas cariño —sonreí besando sus labios. —Pero si hubiera sido al revés yo probablemente hubiera sido peor… ¿Tú no tienes a alguien no? ¿Anterior? —negó desinteresadamente —¿Y actual? ¿Te gusta alguien más?
—Me gusta Ignacio y me gusta Catalina también… pero no es como contigo —sonrió volviendo a arrimarse a mi cuerpo. —Y tú lo sabes Lex.
—Lo sé —sonreí orgulloso y tranquilo. Ignacio no sería un problema, debía convencerme que él no lo sería porque Gael lo quería y yo no quería a Gael enojado conmigo por una idiotez. No lo quería enojado por nada en realidad.





N/A: Buenas!!!

Espero que les hayan gustado los capítulos 🤗😍

En cuanto pueda estaré actualizando "Atemporal". Estoy teniendo serios problemas de conexión 😣

Espero que tengan una linda semana 💕💕💕


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