Gael caminó por su cuenta hasta mi vehículo, no se sostuvo de mi brazo, ni pidió apoyo, él sólo caminó despacio hasta que le indiqué cuál era. Con mis ahorros y la ayuda de mi madre, había podido cambiarlo, un auto más nuevo y un poco más grande, pero él no dijo nada de esto: se subió y abrochó su cinturón en completo silencio.
Me subí tras de él y arranqué el vehículo observándolo de reojo. Ya no se veía pálido y su respiración se había regularizado, sin embargo, Gael no parecía ser "capaz de llegar a casa por su cuenta".
—¿Qué fumaron?
—Nada —respondió cuando nos pusimos en movimiento.
—Te veías realmente mal ahí, algo tomaron o fumaron.
—Veníamos de la biblioteca, tú sabes cómo es Silvia con respecto a lo que se hace allí —dijo con su voz más estable. Ya no había nada mal en él. —Quizás sea que no he comido bien hoy, nada más.
—De acuerdo —suspiré parando en un semáforo. Me giré a verlo y me encontré nuevamente con su mirada. Era raro tener su atención de esa manera cuando los últimos encuentros él apenas y respiraba a mi lado para no llamar mi atención. —¿Dónde te llevo?
—No lo sé...
—Dime cómo llego a tu casa.
—No lo recuerdo —aseguró nuevamente indicando el cambio de semáforo. Volvió a mover el vehículo resistiendo un suspiro.
—¿Te mudaste hace poco? —consulté para aplacar mi enojo. Era más que evidente que me estaba tomando el pelo.
—No... pero aún me cuesta ubicarme.
—¿Y cómo pretendes que lleguemos si aún no te ubicas? —continué manteniendo la amabilidad. Se encogió de hombros. —¿Te llevo a casa de Nano?
—No.
—¿Entonces?
Gael no respondió. Di algunas vueltas por las calles tranquilas de la ciudad hasta que estacioné en una plaza. Apagué el vehículo y esperé a tener su mirada nuevamente en mí.
—Volví ayer de Italia —dije a modo informativo. —Josh aún no sabe que estoy aquí, me están esperando en el bar, él y Tiziano, quiero darle una sorpresa. Así que, dime por favor dónde te llevo para poder ir a reunirme con mis amigos.
—¿Podemos ir a tu casa? —consultó tranquilo, como si supiera que la respuesta sería un rotundo sí, como si pensara que yo estaba aún desesperado por unos míseros minutos de su tiempo.
—No Gael. Quiero ver a mis amigos.
Me observó aún seguro y serio.
—Me siento mal, no sé llegar a mi casa Alex, te estoy pidiendo que me dejes quedarme en la tuya un rato hasta que se me pase... ¿En serio no me dejarás hacerlo?
—Sí —dije sin poder disimular mi enojo. —¿Por qué debería?
—Somos amigos.
Dejé escapar una carcajada antes de girarme a ver el exterior y tomar mi teléfono para marcarle a Tiziano.
—¿Qué haces? —quiso saber cuando el aparato estuvo en mi oreja.
—Quiero pedirle el numero de Nano a Tiziano, para que tú hermano venga por ti y se haga cargo —dije antes de escuchar el primer tono. —No puedo dejarte en la calle, pero no eres mi responsabilidad Gael, así que llamaré a alguien para que
Gael quitó mi teléfono de mis manos y cortó la llamada.
—Hace mucho que yo no hablo con Nano. Ni siquiera con Ignacio. Te dije que Tiziano y Josh no quieren saber nada de mí —dijo de mala gana. —Si no quieres hacerte cargo porque no soy tu responsabilidad, está bien, pero no molestes a los demás.
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MIO
Teen FictionEs fácil acostumbrarse a no esperar nada, a no querer nada, a dejar que las cosas simplemente pasen. Lo difícil es querer, esperar y luchar por algo... o alguien.