Afortunadamente León no continuó con la charla esa noche. Me dejó en paz... o bueno, en teoría me dejó en paz porque lo que él había dicho se había quedado repitiéndose una y otra vez en mi cabeza. ¿Era realmente un cobarde? ¿Aún lo necesitaba, aunque lo negara? ¿A pesar de todo lo que yo había hecho no había avanzado nada, seguía estancado en el mismo lugar que hacía un año atrás?
Fui a trabajar con esa idea en mi cabeza. Ni siquiera podía prestar demasiada atención a Polo hablándome sobre Alex, sobre que tenía algún conocimiento de mi relación con él. Ni a Jude felicitándome por la gran fiesta que habíamos tenido. No. Lo único en lo que podía pensar era en la palabra cobarde.
Yo no era un cobarde. Yo había hecho amigos. Había tenido un novio. Había conseguido un buen trabajo. Yo me había movido. No era un cobarde y se lo iba a demostrar.
Haría lo imposible para poder demostrarle que él estaba equivocado. Recuperaría lo que me había quitado y no retrocedería frente a él, nunca más. Si León fuera a mi trabajo y consiguiera un puesto, yo no me iría. Aguantaría y le demostraría que yo era Gael y no el gemelo de León... sí, sí, las mismas palabras de hacía un año. Pero ahora estaba a determinado de hacerlo en serio, quería y necesitaba demostrarle al resto que podía, y lo más importante, que quería.
Claro que entre decirlo y hacerlo hay un abismo. Yo lo sabía, incluso imaginándolo sabía que me llevaría tiempo, mi tiempo. Así que hice lo que me resultó más fácil. Una lista. Hice una lista de mis objetivos para demostrarle a León y Nano que yo había cambiado, que no los necesitaba.
El primer objetivo en mi lista era uno fácil. Victoria. Quería que ella volviera a ser mi amiga, o por lo menos mi compañera. Que ella entendiera que León y yo éramos dos personas diferentes y que lo que había pasado entre ellos no tenía nada que ver conmigo.
Así que así lo hice. La primera semana de Marzo, cuando comenzamos el cuatrimestres, me acerqué a ella para hablar. Victoria me miró sorprendida, claramente ella sabía que no era León, pero de todas maneras su mirada fue de sorpresa.
—Ha pasado algún tiempo, no entiendo que haces aquí —dijo ella luego de pedirle a sus amigos que nos dejaran solos.
Le expliqué que sentía mucho lo que había pasado con mi hermano, pero que no era mi culpa. Él siempre había sido así con las muchachas, especialmente con las que eran o parecían ser mis amigas.
Entonces Victoria me miró confundida y dijo:
—Yo nunca pensé que fuera tú culpa. Pero odié que ni siquiera te acercaras a mí para saber cómo había estado luego de eso. Gael, yo soy una adulta y me hago responsable de mis actos y elecciones. Yo elegí irme con tu hermano, pero no elegí alejarme de ti. Esa fue tú elección —la observé sin comprender lo que estaba pasando y ella se rió sin gracia antes de ponerse de pie. —Deberías haber entendido que yo no me sentía bien, y que soy bastante dramática. Y si no entendías, porque claramente esto de las relaciones sociales no se te da bien, deberías siquiera haber preguntado.
—Lo lamento...
—Dime ¿Por qué te acercaste ahora? ¿Qué estás tratando de demostrar? —consultó desinteresadamente mirando su teléfono.
—¿Qué?
—Claramente no es porque extrañas mi amistad, de haberlo hecho no hubieras esperado casi un año para hacerlo... entonces, simplemente me pregunto ¿por qué? —insistió volviendo sus ojos a los míos.
—Yo...
Me quedé sin palabras. Qué se suponía que tenía que responder a eso.
—¿Sabes? Siempre pensé que eso de tener hermanos era algo genial, pero me he dado cuenta que en el caso de ustedes es una mierda. En su estúpida competencia de demostrar quién es mejor, lastiman gente —abrí mi boca para contradecirla, pero ella negó con su cabeza. —Tú no eres mejor que él Gael, deberías darte cuenta de eso.
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MIO
Teen FictionEs fácil acostumbrarse a no esperar nada, a no querer nada, a dejar que las cosas simplemente pasen. Lo difícil es querer, esperar y luchar por algo... o alguien.