71. Lo que solíamos ser.

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Me aferré a la sensación de su boca sobre la mía. Encajábamos tan bien, era todo tan perfecto, pero estaba todavía esa barrera creada por mi estupidez, por haberlo lastimado, que no hacía que todo fluyera como debía ser.

Tiré de su camisa para acercarlo más a mí y Alex, literalmente, me aplastó contra la pared del fondo. Se inclinó sobre mí y presionó lo más que pudo, su cuerpo sobre el mío, intentando tener el mayor contacto posible.

Intenté pensar en lo que sentiría Marco si nos viera así. Alex podía decir que no eran más que amantes, pero probablemente el tipo estuviera colado con él ¿Cómo no podía estarlo?

Pero no pude hacerlo, no pude pensar en sus sentimientos cuando mi mente estaba mareada con el subidón de lujuria que sentía en mi cuerpo.

Alex arrastró su boca por mi cuello y mordió fuerte robándome un jadeó que se apresuró a tapar con sus mismos labios. Por mi parte tiré de su cintura para acercarlo más, aunque sabía que por nuestra posición era imposible hacer eso a menos que me subiera sobre su cuerpo y eso no iba a pasar, no allí.

—¡Pero qué espectáculo! —se escuchó por sobre la música y también pude oír unos aplausos.

Alex se separó de mí con rapidez y acomodó su ropa buscando a la dueña de esa voz.

—Mi hermano y su novio nunca me dieron un show así —dijo una jovencita sentándose donde anteriormente estaba mi hermana. Puso sus codos sobre la mesa y dejó descansar su cabeza sobre sus manos. —Prosigan.

—Lucy ¿No? —consultó Alex. Lo miré confundido. ¿Por qué sabía de ella?

—Sí, sí. Pero no es momento para presentaciones, en serio, sigan, eso ahí se veía muy caliente —dijo aún más divertida.

Con mi respiración agitada aún, me acomodé frente a ella y arreglé un poco mi camisa. Le di un largo sorbo a mi trago y levanté una sonrisa incómoda a ella.

—Gael.

—Lucy —dijo tirando su mano a la mía, esa expresión cómplice seguía allí. —Eres más bonito de lo que recuerdo. ¿Tú no sabes quién soy o sí?

—Abril me habló de ti —respondí mirando a Alex tomar mi vaso y darle un sorbo. —¿Se conocían?

—Sí, el otro día, en el parque, ella y tu hermana vinieron a amenazarme —dijo tranquilo, con una sonrisa en sus labios. —Nada grave.

—Y nada impresionante —esa fue Abril, llegando a la mesa con cuatro cervezas. De pronto me preocupó el dinero, yo no había llevado mucho y Abril no tenía manera de tener tanto, pero hasta ese momento parecía haberse hecho cargo de eso.

—Oye monito, no te preocupes que yo invito —dijo Lucy como si hubiera leído mi mente. La miré extrañado, pero fue Abril quien respondió.

—Se acuesta con el barman, esta noche es gratis.

—¿Gratis? El sexo es suficiente.

—No es necesario oí eso —agradecí acomodándome más cerca de Alex cuando su mano se deslizó por detrás de mi cintura. No sé su movimiento, pero el mío había sido automático.

Lo miré de reojo, pero él no respondió la mirada, estaba entretenido eligiendo la cerveza que Abril había acercado.

—Pensé que estaban peleados —dijo directa. Alex rodó los ojos, yo no respondí. —Bien. Las relaciones adultas son una mierda, espero no tener ninguna así, nunca.

—Oh.... Pero las tendrás, a montones —se burló Alex tirando una de sus manos a su mentón. —Mírate, si eres hermosa. Igual que tu hermano.

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