22. Novio Falso.

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Pensé que podría resistir un poco más. Que realmente podría mantener alejada mi boca de la suya hasta que fuera estrictamente necesario, pero no fue así.
Gael tuvo que quedarse adormir esa noche, afuera nevaba, se había ido la luz y sus hermanos habían quedado varados en la casa de alguien a quién habían ido a ver. Yo quería que se quedara, no iba a negar eso, pero en serio me lo estaba poniendo muy difícil actuando rejalado a mí alrededor. Era más fácil cuando él actuaba como si tuviera miedo, pero ahora me daban muchas ganas de hacerle muchas cosas.
Lo senté en mi regazo para tomar una foto y enviársela a León que preguntaba por él cuando noté que en realidad, él aún continuaba tenso estando sobre mí. Así que hice lo que sólo un masoquista y necesitado idiota haría. Le ordené que volviera a mi regazo y le pedí que me besara.
No es como si pensara que iba a ceder, pensé que se opondría un poco. Pero no lo hizo.
Inclinó su cabeza y posó sus labios en los míos, apenas los presionó y se quedó allí, sin hacer más. No quería emocionarme pensando que quizás yo fuera efectivamente su primer beso, por eso no pregunté, pero en mi cabeza no se dejaba de repetir eso cuando abrí mi boca para succionar su labio inferior.
Gael me imitó arrimándose un poco más a mí y dejé que tomara todo lo que quería de mí. Luego ingresé mi lengua con cuidado y masajeé la suya. Su interior era suave y caliente y quería explorarlo con más urgencia, pero no quería asustarlo, no tan rápido. Lo tenía en mis rodillas con su boca sobre la mía, eso era mucho más de lo que hubiera pensando nunca.
Mis manos se apretaron suavemente en su cintura y me abstuve de tocarlo más. No debía ser codicioso, no en ese momento.
Gael se animó a más y fue él quien introdujo su lengua en mi boca dejándome succionarla sin poner ninguna resistencia. Eso sinceramente no iba a terminar para nada bien.
Me separé en contra de mi voluntad y le sonreí dándole el visto bueno. Él lo había hecho prefecto, yo no. Yo ya estaba ilusionándome con que quizás podía ser algo más que su amigo y su novio falso.
Las cosas se comenzaron a salir un poco de control luego de eso. Él me besó, yo lo besé, él me besó de nuevo frente a su hermano. Lo extrañé el día que no estuvo, lo llamé borracho y él vino a mí y nos besamos otra vez.
Yo estaba borracho cuando él llegó y sinceramente pensé que había sido un sueño cuando nos tocamos y nos llevamos al orgasmo. No podía ser más que un sueño. No había manera que él me dejara tocarlo y que me tocara de esa manera. Claro que cuando desperté y lo vi a mi lado, desnudo, pensé que había hecho alguna cosa de la que me arrepentiría toda mi vida.
Cuando estaba con Milo, cuando lo habíamos intentado, siempre me daba la impresión que él sólo cedía porque yo presionaba. Cuando nosotros nos acostamos y nos toqueteamos, ni siquiera habíamos tenido sexo, él se alejó de mí como si yo lo hubiera violado. No quería repetir aquello con Gael, pero qué podía pensar al verlo allí luego de una noche de borrachera.
Gael era mucho más fácil de manipular que Milo, yo podría haber dicho las palabras correctas, podrían haber presionado los botones correctos y él no se hubiera negado. Yo lo sabía. Y lo peor es que no recordaba nada de eso, solo la llamada y el pedido de que fuera a mi casa.
Lo observé despertarse y esperé que me observara espantado, que me dijera algo, pero él no lo hizo. Simplemente me miró.
—¿No fue un sueño? —largué con la garganta apretada. Gael no dijo nada, sólo me miro serio. —Mierda.
Me arrastré lo más que las dimensiones de la cama me lo permitieron e intenté calmar mi respiración. ¿Qué demonios había hecho?
—Gael, lo lamento yo
—¿Tú qué? —largó reincorporándose y mirándome con cuidado.
—¿Yo no te obligué o sí? —consulté con mi voz temblorosa.
Gael sólo me miró. Recorrí su cuerpo en busca de marcas, algo que me indique que él se había negado, algo que diga que no lo había hecho, pero solo vi una pequeña marca en su cuello. Fuera de eso no había nada.
Moví mis ojos cuando me encontré con su miembro desnudo. Gael tiró de la sábana para cubrirse.
—No —respondió moviendo su mirada de vuelta a la mía. —Yo quise.
—¿Quisiste? ¿Por qué? —consulté con cuidado. Él no respondió, se encogió de hombros y se cubrió un poco más con la sábana. —¿Te lastimé?
—No.
—¿Estás asustado?
Llevó sus ojos enojados a los míos. No él no estaba asustado, estaba molesto.
—Bueno, no lo sé. Anoche estabas todo meloso diciendo que yo te gustaba y que querías tocarme y ahora me miras como si fuera el error más grande que haya existido nunca.
Lo observé atónito. ¿Yo le había dicho que me gustaba? ¿En serio?
—¿Sabes qué? Cómo sea —rezongó buscando su ropa interior y poniéndosela de un solo movimiento. —No quiero que pienses que por lo que dijiste anoche y por lo que hicimos vas a tener que lidiar con un enamoramiento. Ya te he dicho muchas veces que no soy estúpido.
—No no no —me apresuré a decir cuando noté que él quería huir. Tiré mis manos a su cintura y lo acerqué para sentarlo nuevamente. —Gatito. No es eso… estoy… estoy sorprendido. Nada más.
—Suéltame —dijo forcejeando conmigo, él estaba realmente cabreado. —No tienes que hacerte cargo o lo que sea que estés pensando.
Besé su cuello con suavidad aspirando su dulce aroma mientras apretaba mis manos a su cintura.
—Gael, yo estaba borracho. Entonces despierto y te veo desnudo en mi cama.
—No es mi culpa que tú tengas mala memoria cuando tomas.
—Pasaron muchas cosas por mi cabeza… —suspiré girándolo para quedar de frente a él.  Tenía su ceño fruncido y sus labios apretados. Un nuevo gesto descubierto. —No pensé que lo habías hecho porque tú querías… y yo te deseo mucho ¿entiendes? Entonces pensé que quizás te había obligado.
—Yo quise —aseguró con cansancio. —Y si tú hubieras intentado siquiera obligarme yo te hubiera golpeado. Yo quise.
—Me alegro tanto —dije un poco más calmado, aunque no del todo. —Yo creo que deberíamos hablar un poco.
—Tú no tienes que hacerte cargo de nada. Sí, nos toqueteamos ¿Y? No hay
—Yo quiero hablar contigo —lo corté. —Necesito hacerlo ¿De acuerdo? Pero antes debemos tomar un baño…
—¿Juntos? —quiso saber intentando un coqueteo y rozando su nariz sobre la mía.
Yo quería decir que sí, quería bañarme con él, acariciarlo una vez más, besarlo. Quería poder guardar recuerdos nítidos y no como los de anoche que apenas podía recordar, pero no podíamos, no aún. 
—Necesitamos hablar antes de hacer nada juntos.
Gael se soltó de mí dándome un fuerte empujón y fue por las cosas sobre la cómoda.
—Jódete —gruñó saliendo de la habitación.
Él ya estaba en el living cuando salí de tomar mi ducha. Tenía su rostro aún arrugado en una fea mueca.
—¿Chocolatada? —consulté amistoso.
—No tengo hambre.
—Por favor, desayunemos —pedí largando un suspiro. Me gustaba verlo enojado, pero no en ese momento. —Ve a secar tu cabello, prepararé chocolatada.
—Quiero un café.
—No te gusta el café —dije con amabilidad.
—Tú tampoco me gustas y sin embargo dejé que me tocaras.
Lo observé perderse en la habitación y respiré varias veces antes de moverme a la cocina. Eso había dolido. Yo la había cagado.
Preparé el desayuno de todas maneras, oiría lo que tenía para decirme, dejaría que descargue su enojo conmigo y luego hablaría, si es que él quería aún escucharme.
—Perdón —soltó antes de que yo pudiera decir cualquier cosa. —No quise decir eso. No quiero hacer un drama y estoy haciendo eso. Estoy enojado porque tú estás haciendo un drama de esto y entonces enojado yo también hago un drama de esto. Hagamos como si no hubiera pasado nada y terminemos con esta incomodidad.
¿Hacer como si nada hubiera pasado? ¿Acaso estaba demente?
Esperé a que él recuperara el ritmo de su respiración y lo observé amable cuando sus ojos se encontraron con los míos.
—Tú me gustas Gael —dije sacando un peso de encima. —En serio. Me gustas mucho.
Gael se sonrojó de inmediato y bajó su mirada a su chocolatada a la que dio un largo sorbo.
—Yo no quiero hacer como si nada hubiera pasado, pero si es lo que tú quieres entonces haremos eso.
—No quiero eso —se apresuró a decir. —Pero tú estás actuando como si
—Yo quería ir a la ducha contigo —lo interrumpí. —Maldición, yo quiero hacer muchas cosas contigo, pero necesitamos hablar de esto antes —me arrastré frente a él y sujeté su rostro entre mis manos. —Gael ¿Yo te gusto? —se encogió de hombros. Eso no era muy alentador que digamos. —Necesito que lo digas ¿Entiendes? Porque tú en serio me gustas.
—Yo… —suspiró levantando sus ojos a los míos. —Supongo que sí.
—¿Es así? —consulté no pudiendo evitar una sonrisa. No podía creer que eso en realidad estuviera pasando. Se recostó en mi toque y cerró sus ojos. —No quiero que pienses que si te niegas a corresponderme entonces perderás mi amistad Gael, estoy acostumbrado a que me voten, serías uno más.
—No quiero ser uno más —susurró tranquilo. En serio, en serio Gael era maravilloso. —Anoche me preguntaste si yo era gay, pero Alex, a mí nunca me había gustado alguien así que no lo sé… pero me gusta estar contigo, me siento… me siento yo, quizás por primera vez.
—Lo sé gatito —suspiré aliviado acercando mis labios a los suyos.  —Y me gusta ese tú. Pero Gael, si a ti te incomoda algo de lo que yo hago tú tienes que decírmelo. Promételo.
—Sí —tiró de mí para posar un beso de vuelta. —Lo haré.











N/A: Buen fin de semana para todxs!!

Por aquí llueve... excelente para unos mates y dejar volar un poco la imaginación 😍😍😍

Espero que les haya gustado está pequeña maratón!

Gracias por leer, comentar y votar!!

P.d: hay algo que les gustaría saber de la historia y que me haya pasado por alto???

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