40. Aquella fatídica noche.

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Había conseguido el trabajo en la editorial unos días después de recibirme. La entrevista la había tenido a principios de Diciembre gracias a un conocido de Benet, pero realmente no pensé que quedaría: yo no daba con el perfil de la empresa. No es como si ellos me lo hubieran dicho, me había dado cuenta sólo, por eso cuando me llamaron quedé muy sorprendido.

Por esos días yo me había estado sintiendo realmente mal. Gael se había negado a hablar conmigo y yo no sabía en qué estábamos, me preocupaba lo que León le había dicho del incidente y cómo lo había tomado él. Digo, Gael solía ser muy centrado, pero haber desaparecido de esa manera no era para nada una buena señal.

Cuando recibí la llamada de la propuesta de trabajo me alegré, sinceramente habían pasado casi dos semanas desde la última vez que me había sentido aunque fuera un poco bien. Ian quien había estado conmigo durante ese tiempo, se alegró incluso más que yo.

Me dijeron que comenzaría el 2 de enero, que era un hecho. Por esta razón corté mi cabello y cambié mi estilo, bueno quizás solo necesitaba un cambio y esa fue la excusa perfecta, pero lo importante es que lo había hecho. Cuando llegué a trabajar el día pactado el jefe quedó sorprendido y aseguró que era necesario, pero que de todas maneras había sido un buen cambio. Yo también lo creía.

Jerry era un sujeto muy capaz. Se preocupaba de sus empelados y siempre buscaba que ellos pudieran superarse. Fue por esto que a principios de Febrero mencionó por primera vez la posibilidad de aceptar una beca en Italia. Yo iría allí, a hacer el trabajo de la empresa pero al mismo tiempo me capacitaría, era una oportunidad única. En ese momento, cuando lo mencionó, había sido sólo una posibilidad, yo sólo sonreí y acordé con que no era algo que se daba todos los días, pero le dejé claro que no la tomaría. No pensaba poder pasar mucho tiempo lejos de Gael, digo, nosotros no estábamos juntos, pero esperaba que él me diera aquella oportunidad.

En Marzo me dijo que había sido elegido, que era mía y me esperarían lo que fuera necesario. Otra vez me negué. Estaba esperando el mensaje de Gael, yo sabía que llegaría en algún momento, aunque fuera para rechazarme. Y la espera dio frutos, él sí escribió y para verme. Y fue genial... por lo menos al principio. Podía verlo, observarlo, escucharlo, podía estar con él; aunque la incomodidad estuviera allí, él estaba conmigo. Podía recuperarlo. Rechazar la beca había sido una excelente idea.

Pero luego ya no se sintió bien, para nada bien. Sentía que volvía a repetir lo que había vivido con Milo. Estaba forzando las cosas y Gael sólo sentía lo mismo que Milo había sentido: culpa y lástima. Nada más. No había nada más. Yo no merecía eso, quería algo mejor, necesitaba cambiar. Un viaje, un escape era lo que merecía. Esa beca me estaba esperando y yo me lo merecía. Era la primera decisión adulta que estaba tomando por el bien de mi futuro, y por el bien de Gael. Yo no quería que él sufriera lo mismo que había sufrido Milo, porque sí, él lo había padecido y yo me había dado cuenta demasiado tarde.

Pero Gael no era Milo. Lo sé. Y por eso es que sabía que no se retiraría así sin más, él esperaría que yo lo haga y eso era justamente lo que haría, más aún sabiendo que Gael no estaba dándome una oportunidad, él sólo estaba... ¿Cómo había dicho? "Tratando de demostrarle a su hermano que había cambiado". En serio, me sentía tan estúpido.

Bueno, pero ¿a quién le importa mi futuro? Supongo que todos está esperando saber qué había pasado aquella noche ¿No? Aquella fatídica noche, aquellos horribles meses. Pues aquí vamos.

Para ser sinceros yo no me di cuenta de inmediato que él no era Gael.

Estaba tan metido en mi propia felicidad que no lo noté. No me di cuenta que en realidad Gael no me besaría tan descuidadamente, no me di cuenta que él nunca hubiera propuesto que tengamos sexo en un lugar tan público, a pesar de que yo sabía que él era reservado y tímido, yo no lo había notado. Porque estaba tan feliz por tener al hombre que amaba conmigo que no me percate de aquello. Me declaraba absolutamente culpable por ello.

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