El viernes por la noche me reuní con Abril. Ella ya era mayor de edad así que no tuvo problemas en ingresar al bar que me indicó. La vi llegar y observar con nerviosismo por todo el lugar hasta que me vio y una hermosa sonrisa inundó su rostro antes de correr a mi lado. Estaba llorando cuando me abrazó.
No podía recordar cuándo había sido la última vez que nos habíamos visto, pero había sido quizás el último verano que había ido a casa. Ella había crecido y ahora era toda una mujer. Incluso ya le había roto el corazón. ¿Acaso no era gracioso cómo a ella le había pasado lo mismo que a mi al llegar a la ciudad? Sería alguna clase de maldición "Iniestra".
—Realmente te extrañé —suspiró apartándose de mí para limpiarse los ojos. —No vuelvas a desaparecer así, te odiaré si lo haces.
—No lo harás —aseguré indicándole su asiento frente a mí. —¿Cómo estás?
—Ahora que te veo, mucho mejor —levantó la mano y pidió dos cervezas. Llevaba al menos 4 meses en la ciudad y ya se manejaba mejor que yo. Admirable. —¿Cómo estás?
—Bien —mentí sonriéndole para agregar verdad a mi respuesta. Ella pareció conforme. —¿Tú? ¿Estás estudiando? ¿Con quién estás viviendo?
—Estoy viviendo con Lucy.
—¿Lucy? —consulté.
—Lucila Di Girolamo. La hermana de Rocco —dijo y la miré sorprendido. Yo sabía que ellas no se llevaban nada bien.
—¿Estás bien con ella?
—En realidad yo me vine a vivir con León, pero es un idiota así que me mudé con ella. Tiene una casa grande, que paga su cuñado, y no tiene problemas de tenerme con ella —dijo encogiéndose de hombros. —Yo no me llevaba bien con ella, pero ahora lo hacemos. Afortunadamente.
—¿Estudian lo mismo? —asintió. Eso explicaba porqué se habían reencontrado. —¿Qué estás estudiando?
—Periodismo.
—Oh, eso es fantástico —me alegré tomando su mano por encima de la mesa. Ella me miró extrañada, un gesto como ese era raro en mí. La solté y miré a la camarera llegar con el pedido. Abril se apresuró a pedir otra ronda más sin siquiera haber tocado el pedido.
—¿Tú? ¿Cómo va tu carrera? ¿Cómo va el trabajo?
—Está todo bien —dije evasivo. Agradecí que no presionara. —Podrías pasar por la panadería, te podría regalar algunas cosas.
—Podría —sonrió antes de darle un sorbo a su cerveza. —También podría pasar por tu casa, si me dijeras tu dirección.
—No es por ti, no quiero que los demás lo sepan Abril. No sabes lo que fue cuando me mudé solo. En serio, no es por ti.
—Yo no diría nada.
—Yo lo sé.
—Bueno, como sea —suspiró rodando los ojos. —¿Y Alex?
Me congelé en mi movimiento de llevar el trago a mis labios, pero nada a destacar, incluso ella ni siquiera lo debería haber percibido.
—Los vi el otro día —continuó. —Juntos.
Sí. La había visto llegar, no creí que ella nos había alcanzado a ver, pero me había equivocado.
—En un carrito de comida —dijo para aclarar más.
—Sólo comíamos —respondí tranquilo. Ella no veía mi pierna inquieta bajo la mesa. —Somos amigos ahora.
Rodó los ojos, pero no dijo nada más por un rato.
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MIO
Teen FictionEs fácil acostumbrarse a no esperar nada, a no querer nada, a dejar que las cosas simplemente pasen. Lo difícil es querer, esperar y luchar por algo... o alguien.